Cupa se deja todos los beneficios de 2023 en devolver 30 millones de deuda a Brookfield

La pizarrera acabó el ejercicio con un resultado positivo de 27 millones, un 35% más, pero la devolución de la financiación concedida por Brookfield tras la compra de la compañía empujó a la matriz del grupo a los números rojos

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Cupa, el mayor grupo pizarrero de España y uno de los líderes mundiales del sector, ha recibido a su nuevo dueño, el fondo Brookfield, con dos ejercicios complejos. El de 2022, cuando se produce la salida de Carlyle, marcado por los efectos de la inflación; y el pasado curso, el primero completo del nuevo propietario, por la subida de tipos de interés que afectó a la demanda. Esto explica que la compañía que capitanea Javier Fernández acabara 2023 con un descenso del 3% de los ingresos, hasta los 437 millones, principalmente por las menores ventas en las áreas de piedra y distribución de materiales. No se contabiliza en la cifra de negocios la adquisición de Samaca, que se produjo en 2024 y dio continuidad a la estrategia de crecimiento inorgánico que lleva desarrollando el grupo desde la etapa de Carlyle.

La contracción de la demanda no afectó a la rentabilidad del negocio. Todo lo contrario. Como sucedió con otras empresas, Cupa se benefició de los mayores precios de venta y la contención de los costes en áreas clave como la energía, después de que en 2022 se dispararan. En consecuencia, las ganancias se incrementaron, tanto si se atiende a las cuentas presentadas por Cupire Padesa, que engloba el negocio productivo de la compañía, como a Brookfield Slate Holdings IV, la sociedad que creó en Ourense el fondo canadiense para ejercer como holding de cabecera del grupo y que cuenta con más de 1.000 millones en activos.

En el caso de Cupire Padesa, el resultado de explotación fue de 57,2 millones, frente a los 43,8 millones de 2022; mientras que los beneficios se elevaron hasta los 27,7 millones, un 35% más. La matriz del grupo también generó un resultado de explotación positivo de 17,3 millones, según muestran las cuentas consolidadas presentadas en el Registro Mercantil. No cabe la comparativa con el año anterior para Brookfield Slate Holdings, pues solo operó durante medio año en 2022.

Los costes financieros de Cupa

Ahora bien, la matriz, que consolida los resultados del grupo, acabó con pérdidas de 20,4 millones, a pesar de la rentabilidad en el negocio de la pizarrera. Esto es debido únicamente a los costes de la deuda. La compañía cerró 2023 con un resultado financiero negativo de 35,3 millones. El grueso se corresponde con la devolución de la financiación concedida por la propia Brookfield a su llegada a la multinacional.

Cupa abonó 16,1 millones correspondientes a la amortización de un préstamo otorgado por el fondo canadiense 215 millones a través de la sociedad Brookfield Slate Holdings III, a su vez, socio único del holding ourensano. Todo queda en casa. Adicionalmente, Cupa devolvió otros 14,7 millones de un préstamo de 188,5 millones concedido por la misma sociedad a Cupire Padesa. La financiación se firmó en ambos casos en mayo de 2022 y el vencimiento está previsto en 2029. El primer préstamo tiene un tipo de interés del 4,7% más euribor trimestral y el segundo también un 4,7% más un diferencial, según indica el grupo en su memoria de ejercicio.

El caso es que estos costes empujaron a los números rojos a Cupa, a pesar del resultado de explotación positivo. El músculo financiero de los fondos, primero Carlyle y ahora Brookfield, ha permitido a la compañía fortalecer el balance y tener liquidez suficiente para comprar más de una decena de empresas en los últimos años.

El grueso de la deuda de Cupa es con empresas del propio grupo, un total de 389,7 millones a cierre del ejercicio. Sin embargo, también tiene deuda bancaria por valor de 129 millones, básicamente, pólizas de crédito para financiar su actividad y 24 millones en préstamos, la mitad solicitados durante la pandemia bajo el paraguas de los avales ICO. El endeudamiento bancario añadió un coste de 2,8 millones al ejercicio, según indica en sus cuentas anuales.

La salud de la pizarra

Con más de 1.500 empleados y un veintena de canteras propias, la gran mayoría de los ingresos que obtiene Cupa proceden del mercado internacional, donde generó casi 400 millones de la cifra de negocio. Según indica Cupire Padesa en su informe de gestión, la parte del negocio más afectada por la contracción de la demanda fue la piedra y la distribución de materiales en el Reino Unido, mientras que la pizarra se vio afectada sobre todo en Bélgica y Alemania.

Aún así, la línea más emblemática de actividad siguió mostrándose saludable, con un incremento del 3% de los ingresos «debido al menor carácter discrecional de sus ventas y al mayor peso de la renovación frente a la obra nueva», dice la compañía en su informe de gestión, en el que destaca también el impulso en el mercado francés.

El segmento de pizarra facturó 165,5 millones, frente a los 160,6 millones de 2022. El área de distribución alcanzó los 174,4 millones, un descenso respecto a los 188 millones del año anterior. Los mismo sucedió con la piedra, que cayó desde los 65,4 millones de 2022 a 59,2 millones.

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