El rival de Altri en fibras textiles cambia de CEO tras perder casi 600 millones en un año

La compañía austríaca, el referente europeo en la producción de fibras celulósicas para la industria textil, achaca a la baja demanda y al incremento de costes las pérdidas acumuladas, que le obligaron a suspender el pago de dividendos previsto

Rohit Aggarwal reemplazará a Stephan Sielaff como CEO de Lenzing el próximo año / Lenzing

Rohit Aggarwal reemplazará a Stephan Sielaff como CEO de Lenzing el próximo año / Lenzing

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Altri defiende la fábrica de fibras textiles que pretende levantar en Palas de Rei (Lugo) como un proyecto de referencia para Europa, no solo en materia de sostenibilidad o innovación, sino también porque apenas existen iniciativas similares para abastecer a la industria de la moda. Si la factoría, que requiere de unos 1.000 millones de inversión, sale adelante, Galicia se convertirá en un referente europeo en la producción de fibras textiles, repitió en diversas ocasiones el CEO de la pastera lusa, José Soares, advirtiendo que solo hay otras instalaciones similares en territorio comunitario.

Esa otra fábrica es la de Lenzing, la compañía austríaca que tiene planta en su país natal, aunque también otras lejos del continente. En 2022 abrió en Tailandia la mayor planta de lyocell del mundo, con una capacidad de 100.000 toneladas anuales, y cuenta también con instalaciones en Estados Unidos. Con unos ingresos que superan los 2.500 millones, tres veces más que Altri, es el principal operador europeo del sector.

Si el plan de negocio de la pastera portuguesa es claro, aprovechar el excedente de eucalipto de Galicia destinado a la exportación para producir viscosa y después venderla y fabricar fibras textiles con ella, también parece claro que, a día de hoy, sin saber si la factoría se llevará o no a cabo, el entorno de mercado es peliagudo. Lenzing lleva al menos dos años lanzando advertencias al respecto.

El grupo austriaco cerró 2023 con casi 600 millones en pérdidas, siguió en números rojos en el primer trimestre de este ejercicio y decidió anular su política de dividendos ante estos negativos resultados. Ahora anunció que el próximo año también cambiará de CEO, una vez venza el contrato de Stephan Sielaff, que se convirtió en 2022 en el primer ejecutivo de la compañía.

Cambios en la cúpula

Lenzing comunicó el viernes que el economista Rohit Aggarwal se convertirá en el responsable de fibra del grupo en el tercer trimestre de este año, incorporándose al consejo de administración y convirtiéndose en el CEO de la compañía a partir de marzo de 2025. En esa fecha finaliza el contrato de Stephan Sielaff, quien desde su llegada al cargo ha lidiado con un entorno de mercado lleno de obstáculos. Coincidiendo con su nombramiento, Lenzing lanzó un profit warning, suspendió sus previsiones para aquel ejercicio y advirtió que estaba en riesgo su plan de negocio hasta 2024 en cuanto a los objetivos financieros debido al impacto de la inflación y los problemas en la cadena de suministro. Desde los máximos de aquel año, el fabricante se ha desplomado un 70% en bolsa.

El próximo CEO procede de la compañía suiza de tintado Archroma. Además de su trayectoria vinculada a la industria química y textil, Lenzing destaca su conocimiento de los mercados internacionales y su gestión de equipos directivos en Europa, EEUU y Asia, los tres emplazamientos en los que opera el grupo austríaco. Aggarwal fue consejero delegado de la estadounidense Huntsman Textile Effects, ahora integrada en Archroma, y presidente de la SCTI (Sustainable Chemistry for the Textile Industry), una alianza para impulsar procesos químicos sostenibles en la industria textil y del cuero.

Los números rojos de Lenzing

Lenzing cerró 2023 con unas pérdidas de 593 millones.  La compañía explicó que la escasa demanda y el continuo aumento de los costes de las materias primas y de la energía tuvieron un impacto negativo en el negocio, precisamente, en un contexto de precios bajos para la fibra textil. «La recuperación prevista de los mercados relevantes para Lenzing no se ha materializado hasta ahora. La demanda moderada y los costes de las materias primas y de la energía, que siguen aumentando considerablemente, han dado lugar a un resultado en 2023 con el que no estamos satisfechos», reconoció el CEO Stephan Sielaff.

Los abultados números rojos se deben en gran medida a que el grupo se anotó 476 millones en pérdidas por deterioros, debido a «las incertidumbres actuales en el entorno económico» y la mayor presión de los tipos de interés. Aún así, Lenzing logró mejorar su ebitda hasta situarlos por encima de los 300 millones y ampliar el margen de manera sustancial, pasando del 9,4% de 2022 al 12%. Los ingresos del ejercicio se situaron en los 2.521 millones de euros, una ligera caída respecto a los del año anterior (2.565 millones).

Suspende el dividendo

Los números del fabricante de fibra textil siguieron en negativo en el primer trimestre del año, aunque mostrando algún indicio de recuperación. El volumen de negocio creció un 5,7% y el ebitda se duplicó, alcanzando los 71,4 millones. Sin embargo, el balance arrojó números rojos por valor de 26,9 millones. La compañía dijo que la esperada recuperación de sus principales mercados no se materializó, aunque se benefició de una reducción de los costes de las materias primas y la energía.

El grupo austríaco, que también lidió con cambios en la junta directiva, como la entrada de un nuevo director de transformación y desarrollo, anunció en abril que suspendía sine die su política de dividendos, según la que preveía retribuir con 4,5 euros por título a los accionistas.

El calendario de Altri

Las dificultades que atraviesa Lenzing son una advertencia para Altri, pero el mercado puede dar muchas vueltas hasta que la fábrica de Palas de Rei empiece a producir, si es que llega a hacerlo. La pastera lusa no tiene todavía un calendario claro porque, entre otras cosas, no ha confirmado que vaya a realizar el proyecto, no cuenta todavía con fondos europeos garantizados ni con los preceptivos informes ambientales, que están tramitándose bajo la presión de las 23.000 alegaciones presentadas contra la planta.

Si todo esto sale bien para la compañía portuguesa, el periodo de construcción de la factoría podría estar cerca de los tres años, para alcanzar una producción de 200.000 toneladas anuales de pasta soluble y de 60.000 toneladas de lyocell. Posteriormente, una vez que la actividad se normalizara en estos volúmenes, la compañía plantearía duplicar la inversión para alcanzar las 400.000 toneladas de pasta y las 200.000 de fibras textiles, aunque para ello primero tendría que probar la rentabilidad del negocio en su primera fase.

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