El golpe de la ‘crisis del acero’ en Megasa y Cristian Lay complica la llegada de un socio español a Celsa

La siderúrgica tiene que dar entrada a un accionista industrial con un 20% del capital, pero los grandes grupos estatales han visto recortadas sus ganancias o, directamente, están en pérdidas por los costes energéticos y la caída de los precios

Exterior de la fábrica Celsa de Castellbisbal (Barcelona). EFE

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Celsa, el histórico grupo siderúrgico de la familia Rubiralta y ahora pilotado por los fondos acreedores, tiene un reto mayúsculo por delante: encontrar un socio industrial español, que tome una participación del 20% del capital. De momento, de forma oficial, nadie ha manifestado intenciones al respecto. El mercado situaba encima del tablero de los posibles interesados a los grandes del sector en el país: Sidenor, Megasa y Gallardo Balboa, en manos del conglomerado extremeño Cristian Lay. Pero la opción de los vascos se aleja ante sus negociaciones con Talgo, mientras que los otros dos, como el resto del sector, tratan de digerir la participar crisis del acero. Los gallegos vieron el pasado año cómo sus beneficios retrocedían casi un 60% mientras que la división industrial de los de Ricardo Leal finalizó el pasado ejercicio en rojo.

Presidida por Rafael Villaseca, en la actualidad, Celsa se encuentra en manos de un conjunto de financieras y fondos (Deutsche Bank, Attestor y Golden Tree, entre otros) que se hicieron con la propiedad en los tribunales. Pero la toma de control tuvo que pasar también el filtro del Gobierno debido al decreto antiopas. Fue en este marco en el que se establecieron una serie de obligaciones, como que los nuevos dueños debían introducir a un socio industrial con experiencia en el sector, de capital español y que se haga con una participación equivalente a un 20% del capital.

Inicio de la búsqueda y precio

La pasada semana, con el inicio del mes de diciembre, Celsa anunció que comenzaba el proceso de búsqueda de socio tras sanear y adelgazar su negocio. “Una vez iniciado el Plan de Eficiencia Operativa diseñado por la consultora Bain, financiadas las inversiones necesarias para su implementación mediante una ampliación de capital, ya aprobada por la junta general de accionistas, y efectuada la desinversión de algunos activos situados fuera de España, el Grupo Celsa ha puesto en marcha el proceso para la entrada en su capital, con un 20%, de un inversor español con vocación industrial”, anunciaron mediante un comunicado.

Celsa ha contratado a Grant Thorton como asesor financiero para que determine el valor razonable de mercado (fair market value) del grupo. Citigroup actuará como asesor de la colocación privada.

¿Pocos candidatos?

Los requisitos de Celsa han hecho que desde hace meses, tres nombres estén sobre la mesa: Sidenor, Megasa y Cristian Lay. No tanto por el interés de las compañías, que guardan silencio, sino porque la realidad es que, objetivamente, no existen muchos candidatos dentro del Estado español.

No obstante, las negociaciones actuales de Sidenor con Talgo parecen descabalgarlo de la operación. Los de José Antonio Jainaga, con base de operaciones en Basauri (Vizcaya), están dispuestos a adquirir una participación de un 29,9% en el fabricante ferroviario a Trilantic.

La primera oferta de Sidenor se cifró, según diversos medios, en unos 150 millones de euros, unos 4 euros por acción.

Y, con la compañía vasca centrada en Talgo, la realidad es que no es un momento sencillo para el acero, que ha experimentado su particular crisis debido a la bajada de la demanda y a la caída de precios del pasado año.

Megasa, parón en Portugal

Megasa, con sede en Narón (comarca de Ferrolterra), es un grupo de gran solidez en manos de la familia Freire. Con activos tanto en Galicia, como en Portugal y en Zaragoza, roza los 2.000 millones de cifra de negocio. El pasado año, no obstante, sus ingresos menguaron un 15%, hasta los 1.902 millones, mientras que los beneficios se anotaron un retroceso de un 56%, al pasar de 260 a 113 millones de euros. Todas sus plantas productoras en la Península vieron cómo sus ganancias se reducían.

En su última memoria anual, los administradores de la compañía indicaban que la ralentización de la actividad económica en Europa impactó en su cuenta de resultados. Así, indicó que la caída de la facturación deriva, directamente, “del fuerte descenso de precios a lo largo del ejercicio, especialmente en el segundo semestre de 2023”.

Según se expone en las cuentas consolidadas de Bipadosa, su holding industrial, el pasado ejercicio, los beneficios de su negocio en Portugal, en donde cuenta con fábricas en Seixal y Maia (la antigua Siderurgia Nacional), cayeron prácticamente a la mitad, de 121 a 57,3 millones de euros. Pese a que el país vecino fue, en los últimos años, un gran motor de ganancias, la situación que atraviesa no es sencilla. La pasada semana, la compañía anunció un parón de su actividad de un par de días debido a los altos costes energéticos. En un comunicado recogido por la prensa lusa, los Freire indicaban que el alto precio de la luz imposibilitaba un funcionamiento regular de las fábricas. “A corto plazo, esta reducción drástica en la producción es económicamente insostenible”, advirtieron.

Pérdidas en Cristian Lay

El conglomerado industrial Cristian Lay también ha emergido como potencial candidato a entrar en Celsa. En manos de la primera fortuna de Extremadura, Ricardo Leal, y con sede en Jérez de los Caballeros, municipio que ronda los 10.000 habitantes, el grupo tiene una división industrial, CL, pero nació como una empresa de venta por catálogo que ahora mismo diversifica negocios en los sectores del acero, energía, productos para animales, packaging, química y consumo.

Las cuentas consolidadas de Cristian Lay, consultadas por Economía Digital Galicia a través de la solución analítica avanzada Insight View,  revelan que el grupo extremeño no fue ajeno a la retracción del consumo de acero el pasado año. Con una plantilla conjunta que alcanza los 2.400 empleados, sus activos consolidados rondan los 1.300 millones de euros.

Con un patrimonio neto de 858 millones, la cifra de negocio del grupo pasó de 1.974 a 1.455 millones de euros mientras que, de un beneficio neto consolidado de 59 millones en 2022 pasó a unos números rojos de 14,8 millones el pasado 2023.

Gallardo Balboa

En el informe de gestión que acompaña su balance, los administradores de la compañía indican que gran parte del impacto el pasado año estuvo alrededor de su división de acero, en concreto, en Gallardo Balboa, metalúrgica de Jérez de los Caballeros que adquirió en 2020 y por la que, curiosamente, también pujó Megasa.

Explican desde Cristian Lay que el retroceso en la cifra de negocio del pasado año y la caída del resultado a pérdidas tuvo su origen, principalmente, “en el subgrupo Bigues Energía y Gallardo Balboa”. En todo caso, y aún con pérdidas, se trata de un grupo industrial solvente, con un fondo de maniobra de 185 millones de euros.

Grupo Gallardo Balboa SL cerró el año pasado con unas pérdidas de dos millones de euros mientras que otra de sus participadas, Alfonso Gallardo, se anotó unos números rojos de ocho millones, similar al negativo de Corrugados Getafe. El mejor comportamiento lo tuvo AG Siderúrgica Balboa, con unas ganancias de 11,6 millones.

La particular crisis de los precios del acero no solo se ha dado en España, de hecho, ha sido mayor en países como Alemania y Bélgica y también en Asia. Ejemplo de esto es la reciente decisión de Arcelor Mittal de dejar en suspenso las inversiones previstas para producir acero verde en Asturias. En sus nueve primeros meses del año fiscal, hasta septiembre, recortó su beneficio más del 50%, hasta los 1.729 millones de dólares, precisamente por la caída de precios debido a los excesos de producción en China.

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