Amancio Ortega a Jordi Triquell: “Podrás meter a tus hijas en Stradivarius si valen y son buenas”
El director de Stradivarius, cadena de la que Inditex se hizo con el control en 1999, analiza en su libro 'Las cartas de Jordi' la experiencia del ejecutivo tanto en la compañía catalana fundada por su padre como luego, dentro del gigante Inditex
En 1999, antes de la millonaria salida a bolsa que cambió el curso de su historia, Inditex se hizo con la enseña Stradivarius, una empresa familiar, como la propia multinacional de los Ortega, fundada por Paco Triquell. Dicen las crónicas que se pagaron unos 18.000 millones de pesetas de las de entonces. La familia catalana retuvo una participación del 10% hasta 2005, cuando los de Arteixo ejercieron su opción de compra por la totalidad de las acciones. No obstante, su vinculación no expiró. Lejos de eso, el heredero de la saga textil, Jordi Triquell Valls, se mantuvo como director de la marca de moda joven dentro de la matriz de Zara y, en la actualidad, forma parte de la alta dirección del grupo, el selecto conjunto de ejecutivos con el beneplácito de los de Marta Ortega y Óscar García Maceiras.
De Triquell, como en su momento de los Ortega, apenas ha habido información a lo largo de los años. No hubo una foto pública de Ortega Gaona hasta unos meses de la salida a bolsa en 2001 ni tampoco la hay ahora del director de Stradivarius. Sin embargo, hace unos días, el directivo acaba de sacar al mercado un libro autobiográfico, Las cartas de Jordi (Plataforma Editorial), en las que analiza su trayectoria personal y profesional en Stradivarius y en Inditex.
Un director de 32 años
Cuenta el empresario metido a escritor que en 1999, a través de Amid Achi, el empresario de origen sirio que tiene la franquicia de Stradivarius en Canarias, Inditex se interesó por la empresa familiar, llevando a cabo una negociación que duró unos meses y tras los que, en noviembre de aquel año, pactó la compra del 90% de la compañía.
A Paco Triquell, el fundador de la compañía, le tocaba jubilarse y sus socios en la compañía, Torras Pradas y José Luis García, optaron por abandonar la misma. Sin embargo, Triquell Valls, entonces con 32 años, seis menos de los que peinaba Marta Ortega cuando ascendió a presidenta no ejecutiva de Inditex, decidió continuar como director de la cadena y poseedor de un paquete accionarial de un 10%. Cuenta en su libro que fue entonces cuando conoció a Amancio Ortega, plenamente en activo y ejerciendo dentro del tándem que formaba con José María Castellano. Al, ahora, hombre más rico de España le solicitó dos cosas.
Las peticiones de Triquell
La primera, que le dejase hacer en Stradivarius. Básicamente, poder para poder realizar las incorporaciones que precisase y llevar la gestión de la cadena, una solicitud que le pareció de lo más normal al magnate que comenzó a hacer fortuna con las batas de guata. “En Inditex se respira propiedad, responsabilidad y buen hacer general en todos los departamentos y empresa del grupo”, expone en su obra.
La segunda petición fue poder incorporar algún día a sus dos hijas, entonces pequeñas, a la compañía. Y es que explica Triquell que una de las cosas que más le pesaba a la hora de vender la compañía, a pesar de la jugosa oferta que recibió, era la de perder la consideración de empresa familiar. La respuesta del magnate gallego de origen leonés fue clara: las herederas de Triquell podrían entrar en Inditex, siempre que respondiesen. “Si valen y son buenas, sí”, le contestó.
A pesar de que Triquell vendió a Inditex la participación restante del 10% que le quedaba en Stradivarius en 2005, el empresario no guarda pena por la operación con la que salió de la empresa familiar. “Me he sentido realizado como propietario sin serlo. He gestionado con libertad la compañía y me han ayudado en momentos críticos como si de un socio se tratara”, expone.
La autonomía de los directores
“Debo agradecer al señor Amancio Ortega su apoyo casi incondicional en momentos complicados. Su manera de hablarme y escucharme, de enseñarme y guiarme dentro del gran mundo Inditex, ha sido para mí importantísimo, sobre todo estando separado de la sede central de A Coruña”, expone en la publicación. “Sé perfectamente que no adquirió solo Stradivarius como empresa, sino que confió en mí personalmente y en todos los que trabajábamos en la compañía”, dice.
Según el director de Stradivarius, uno de los factores que contribuye al éxito de Inditex radica en la generosidad entre compañeros y cadenas como mandato de la cúpula. “Esto implica compartir información entre las ocho cadenas de la compañía para poder expandirnos con la mayor seguridad posible y generar una competencia saludable entre todas ellas. Creo, de hecho, esta última es una de las grandes riquezas de este grupo y que nunca debería perderse”, escribe. “Inditex, en este aspecto, es un libro abierto a los directores y directoras de las empresas, los cuales tienen una gran autonomía y un gran poder de decisión”, opina, en referencia al poder de la alta dirección de Inditex, para indicar que esta forma de trabajar es la que ha generado conceptos de marca diferenciados.
Stradivarius se ha convertido en una de las enseñas más rentables del grupo, con permiso de su trasatlántico Zara. El pasado año marcó su propio récord de ventas con 2.334 millones, anotándose un crecimiento de más de un 33% en los últimos cinco años. El beneficio antes de impuestos de la enseña, que también ha impulsado la apertura de grandes flagships, fue de 493 millones de euros.
“Hace veinticinco años que vendimos la empresa a Inditex y he sido CEO durante todo este tiempo de Stradivarius. Me siento orgulloso de que Stradivarius haya contribuido en una parte del enorme crecimiento del grupo durante todos estos años, pues entre todos y todas hemos llegado a ser la primera compañía de distribución de moda del mundo. No me arrepiento, pues, de haber vendido mi vida empresarial a Inditex”, reflexiona.