El camino de Altri a Palas de Rei: vende pasta a la industria textil de China desde Portugal

La fábrica más antigua del grupo, Caima, mutó para producir pasta destinada a la industria textil de Asia y comenzó a experimentar con la producción de fibras de lyocell poco antes del anuncio del proyecto gallego y respaldada por ayudas públicas

El CEO de Altri, José Soares, recibe al presidente António Costa en una visita a la planta de Caima / Altri

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A pesar de ser más conocida por el negocio tradicional de la celulosa, Altri no pretende hacer en Palas de Rei su primera incursión en la fibra textil. La pastera lusa lleva tiempo suministrando a la industria vinculada a la confección desde Portugal, con su fábrica más antigua como centro de producción. Caima, ubicada en el municipio de Constancia, se transformó en el año 2012 para evolucionar hacia la fabricación de pasta soluble para la producción de fibras textiles. Tiene una capacidad de 125.000 toneladas anuales y sus principales clientes se encuentran lejos, en Asia, fundamentalmente en China, uno de los grandes centros de suministro de las multinacionales de la moda.

El objetivo de la compañía que dirige José Soares de Pina es producir en Galicia 400.000 toneladas de pasta soluble DWP, frente a un máximo de 200.000 toneladas de lyocell. Esta proporción llamó la atención de los críticos con el proyecto, que achacan a Altri la intención de armar una celulosa del doble de tamaño que Ence en la comunidad. La pastera se apresuró a aclarar que la planta de 850 millones de inversión no estará vinculada al papel o a su proceso de fabricación, ni tampoco tendrá, dice, el mismo impacto. La mitad de esa pasta se destinará al lyocell y la otra mitad “se venderá a la industria de producción de fibras textiles sostenibles de características similares» a la de Palas de Rei.

La exportación de pasta para tejidos de base celulósica es, precisamente, el negocio que desarrolló en Caima y en el que la instalación lucense supone el siguiente escalón, un salto cualitativo tanto en volumen como en la estructura de ingresos del grupo, pues espera que la pasta soluble y el lyocell representen cerca del 40% de su facturación a partir de 2027. Actualmente, el primero representa un 9% y el segundo todavía no existe.

El Covid y el lyocell

En Constancia, Altri produce la pasta para la industria química y textil, viscosa y lignosulfonato de magnesio, que se genera en la parte final de la cocción y que tiene aplicaciones en la industria de la construcción. Allí decide la compañía poner en marcha el proyecto Fiber4Fiber, con el objetivo de desarrollar una pasta a partir de eucalipto apta para la producción de lyocell. En la investigación colaboran dos centros tecnológicos vinculados a la industria textil portuguesa, el Centi –Centro de Nanotecnologia e Materiais Técnicos- y el Citeve.

El proyecto recibe 1,2 millones de fondos europeos Feder y el año pasado logra en una unidad piloto las primeras fibras de lyocell de Portugal. La nueva tecnología pretende «desarrollar una solución alternativa, a escala europea, que minimice la importación de fibras y reduzca el impacto ecológico», según traslado el Centi en un comunicado. El 70% de las fibras textiles en base a pasta de celulosa se produce en China, según los datos que comunicó el centro tecnológico.

En plena pandemia y en medio del proceso de descarbonización, Altri ve clara la necesidad europea de reducir la dependencia de China en esta materia por la creciente incertidumbre en las relaciones comerciales con China y la de generar una fibra más sostenible. Estos dos elementos pesan en las patas del plan de negocio de Palas de Rei, la exportación de pasta y la fabricación de lyocell.

La fábrica gallega dotaría a Altri de la capacidad para abastecer a la industria europea y, al mismo tiempo, de formar parte de ella, al producir lyocell, «una fibra que asumirá un papel relevante en el mercado en un futuro próximo», decía en 2020.

El giro verde de Altri

La pastera lusa pretende que los nuevos productos le permitan dar un salto en sostenibilidad, con menores emisiones, reducción del consumo de agua y utilización de químicos no tóxicos. En Caima aprobó una inversión de 40 millones para desenganchar a la factoría de los combustibles fósiles mediante la incorporación de calderas de biomasa.

Curiosamente, en Galicia se encontró con abundantes dudas sobre las bondades ambientales de su proyecto, especialmente por el elevado consumo de agua y el impacto que su proceso de producción pueda tener en la temperatura del río Ulla y en el marisqueo de la ría de Arousa. Antes de confirmar si, definitivamente, realizará la inversión prometida en Palas de Rei, ha lanzado una ofensiva para defender la sostenibilidad de la planta que incluyó la visita de alcaldes de la comarca a sus fábricas en Portugal.

«No hay en el mundo en este sector de la industria un proyecto tan exigente medioambientalmente ni tan completo ni tan integrado como Gama. Nuestros proyectos son resultado de la apuesta de todo un grupo por cuidar y valorizar los bosques, por el máximo respeto por el medio ambiente y por integrarnos en el entorno en el que estamos implantados” aseguraba este sábado el CEO de Altri a los regidores.

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