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Banca e inversores financieros llaman a la puerta de Altri por la planta de Palas de Rei
A pesar de asegurar que el proyecto despierta un gran interés para inversores y bancos, la compañía lusa mantiene la necesidad de recibir cerca de 250 millones de financiación pública para realizarlo y ve a la Xunta y al Gobierno central con "buena voluntad" para conseguirlo
La plana mayor de Altri compareció este lunes por primera vez desde la multitudinaria manifestación en Palas de Rei contra la fábrica de fibras textiles. En una rueda de prensa que duró casi dos horas, el consejero delegado de la pastera, José Soares de Pina, defendió la sostenibilidad ambiental del proyecto, cuya inversión podría alcanzar los 2.000 millones de euros, y dijo que Galicia tenía la oportunidad de convertirse en un referente en la producción de fibras textiles, con la austríaca Lenzing como única competidora en suelo europeo.
En la entrada del Hostal dos Reis Católicos de Santiago, donde se celebró la comparecencia, detractores de la planta se movilizaron con pancartas de rechazo a la compañía y a la Xunta, que fue la que ofreció a Altri la posibilidad de realizar este proyecto.
Las dos condiciones de Altri
El CEO del grupo luso dejó claro que el futuro de la planta de fibras textiles dependía de la seguridad jurídica, materializada en la consecución de una autorización ambiental integrada para la factoría, y de los fondos públicos que obtenga para levantarla. Requiere un 25% de la inversión, es decir, unos 250 millones de euros de los 1.000 millones que costaría alcanzar una producción de 200.000 toneladas anuales de pasta soluble y de 60.000 toneladas de lyocell. «Esto es perfectamente natural en estos proyectos. Tienen un riesgo industrial y de mercado importante porque hay que producir un recurso de calidad. Los fondos públicos permiten manejar el riesgo industrial teniendo un retorno aceptable que calculamos por encima del 10% o del 11%, aunque por debajo de este 10%, en el caso de proyectos que tienen un cash flow predecible, también se puede hacer», dijo Soares de Pina.
La obtención de los incentivos públicos pasan actualmente por dos vías: acceder a los Perte, previsiblemente el de descarbonización, o recibir ayudas directas siguiendo el modelo de ArcelorMittal, que logró 450 millones de euros para la ejecución de una propuesta de hidrógeno circular en Asturias. Este camino, aclaró el directivo, requiere de la autorización y, por tanto, del análisis del proyecto, por parte de Bruselas.
A pesar de la demora en conseguir las ayudas, Soares de Pina aseguró que ve muy «buena voluntad» tanto en la Xunta como en el Gobierno, por lo que parece que también la administración gallega contribuirá a la construcción de la planta, algo a lo que ya había apuntado Alfonso Rueda. El primer ejecutivo de la pastera señaló que cuando se cumplan estas dos condiciones, la autorización ambiental y las ayudas, tomarán la decisión definitiva sobre la inversión. De ser positivo, la construcción de la factoría se realizaría en unos 36 meses.
Bancos e inversores interesados
Aunque Altri vincula la materialización del proyecto a los fondos europeos, también asegura que inversores y banca han llamado a su puerta para participar en la fábrica de fibras textiles. Los primeros a nivel societario, en la empresa instrumental que creó para promover el proyecto, Greenfiber, y en la que ya está presente Smarttia (25%), la patrimonial con la que Manuel García controla la mayoría accionarial de Greenalia. «Hemos tenido ofrecimientos de bastantes inversores en toda España, también de inversores tecnológicos porque es un proyecto único y el desarrollo tecnológico genera bastante interés», dijo Soares de Pina.
El CEO, en todo caso, señaló que cualquier nuevo socio debe reducir el riesgo industrial del proyecto a nivel de tecnología, energía o materias primas, dando a entender que no está interesado en socios de carácter financiero, pese a la necesidad de incentivos públicos manifestada previamente.
En la misma línea, José Soares de Pina también aseguró que llamaron a Altri a «varios bancos, incluso algunos extranjeros», que estarían interesados en participar en la financiación. La deuda de la planta de fibras textiles, según explicó, computaría como deuda verde, lo que habría despertado el interés de la banca.
El plan de Altri en Palas de Rei
Si las condiciones se cumplen y Altri decide acometer el proyecto, la previsión es realizar una primera inversión de 1.000 millones para alcanzar las 200.000 toneladas anuales de pasta soluble, la materia prima de las fibras textiles, y otras 60.000 de lyocell. «Producir la materia prima requiere de mucha energía y la planta no va a utilizar fuentes de energía externa, por lo que hacer el proyecto de manera gradual es importante», dijo el CEO de la compañía, apuntando que en primer lugar se implementará la producción de la pasta y, posteriormente, se integrará progresivamente la parte de fibra textil.
«Cuando nos dicen ‘fibras textiles sí, celulosa no’, no entendemos qué quieren decir. No se puede pasar mágicamente de la madera a la fibra textil. Hemos visto numerosas publicaciones en las que se hablaba de cerrar el ciclo de la madera. ¿Cómo se puede hablar de cerrar el ciclo de la madera, por un lado, y por otro decir que solo queremos fibra textil?», se preguntó Soares de Pina.
Hacia los 2.000 millones de inversión
Si esta primera fase entra en funcionamiento y es solvente, Altri acometería entonces la segunda parte del proyecto, con el objetivo de alcanzar una capacidad de 400.000 toneladas anuales de pasta y 200.000 de lyocell. Este segundo desarrollo requeriría de otros 1.000 millones de inversión e incorporaría nuevos equipamientos, entre ellos, una planta piloto y un centro tecnológico vinculados al reciclaje de fibras, una línea que el directivo considera de gran interés. «Se generan en Europa 5 millones de toneladas de residuos textiles y solo se recicla un 2%. Es un tema muy relevante y hacia donde va la industria», apuntó.
En esta segunda fase se produciría una integración total de las dos instalaciones, la de pasta y la de fibras textiles, pero para llegar hasta allí, dijo el CEO de Altri, es necesario tener primero «un proceso productivo estable».
La solvencia de Altri
La compañía también defendió que, a pesar de exigir ayudas para construir el complejo de Palas de Rei, es solvente y está entre las más eficientes de Europa en su sector. «Esta es una industria cíclica, pero dentro de ella, Altri es la más eficiente de Europa e incluso en los periodos más bajos del ciclo es solvente. Lo ha sido siempre«, aseguró Soares de Pina, que había sido cuestionado una vez más sobre la petición de fondos públicos en el Congreso por parte del diputado gallego del PP, Francisco Conde, ex conselleiro de Industria.
En el último ejercicio, los ingresos de la pastera cayeron un 26%, mientras que los beneficios se desplomaron un 72%, situándose en los 42,8 millones. Ambas magnitudes se vieron afectadas por la negativa evolución de los precios de venta. Soares de Pina, insistió en que, en el aspecto financiero, «el proyecto no está en riesgo». Aunque al mismo tiempo, asegura que necesita de fondos públicos.