Alcoa enseña las cartas: o vende San Cibrao o cierra las factorías

La multinacional pide apoyo al Gobierno y a los sindicatos y advierte de que tomará "decisiones difíciles" en el caso de que no encuentre comprador para San Cibrao

Bill Oplinger, presidente de Alcoa

Bill Oplinger, presidente de Alcoa

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Alcoa muestra su hoja de ruta para San Cibrao. Su presidente. Bill Oplinger, ha comparecido ante los analistas de las distintas casas de inversión que siguen a la compañía para detallar su plan para salir de los números rojos en los que se encuentra inmersa actualmente y para resolver su crisis en el complejo de A Mariña Lucense.

«Estamos poniendo en marcha un proceso amplio de venta y hemos contactado a casi todos los compradores estratégicos y financieros de la industria», ha destacado Oplinger, que asumió las riendas de la compañía el pasado mes de septiembre en sustitución de un Roy Harvey que en su momento dirigió la planta de aluminio de A Mariña.

«Realmente dependerá de ellos adoptar una posición sobre cómo ven algunas de las cosas que pueden lograr ya sea con los sindicatos o a través de apoyo gubernamental o los precios de los metales y la alúmina», ha defendido Oplinger. «Si alguien tiene la opinión de que Europa tendrá escasez de metal a largo plazo, potencialmente puede justificar la compra de activos», ha recalcado.

La hoja de ruta de Alcoa

Tras naufragar en su intento de renegociar el acuerdo para el reinicio de la planta de San Cibrao. Alcoa ha decidido activar la búsqueda de comprador. La firma calcula que tiene unos 200 millones de dólares disponibles en líneas internas de crédito y efectivo para financiar las operaciones de la planta. Sin embargo, la imposibilidad de operar de manera rentable en estos momentos (Alcoa calcula que la planta de aluminio cosechará unas pérdidas por valor de 550 millones de euros en tres años) hacen presagiar a la compañía que estas cantidades se evaporarán rápidamente, motivo por el cual busca un nuevo dueño para este activo.

«Estaremos muy concentrados en tratar de garantizar la viabilidad del complejo para nosotros y para un futuro comprador potencial», ha avanzado Oplinger, que advierte de un difícil escenario en el caso de no encontrar a quien ceder el testigo con la titularidad de la planta de aluminio. «Si llegamos a la segunda mitad de este año y no tenemos un comprador y no podemos asegurar la viabilidad, como hemos dicho, no vamos a invertir más dinero en ese sitio y tendremos que tomar decisiones difíciles», ha apuntado el presidente de Alcoa.

En este sentido, Oplinger recalca que los esfuerzos de la multinacional se dirigen en dos vertientes. Por un lado están aquellas actuaciones encaminadas a «hacer San Cibrao viable en el largo plazo». El objetivo es que este proceso allane el otro, la «búsqueda de un potencial comprador del complejo».

La factura de un hipotético cierre de San Cibrao

Alcoa asegura haber completado un «estudio de optimización» y espera un empujón del Gobierno para hacer rentables las operaciones en San Cibrao. «Aunque los precios de compra de energía y los precios de venta han mejorado, el negocio sigue siendo inviable y no esperamos que llegue el apoyo gubernamental a corto plazo», ha explicado Oplinger.

«Cualquier solución a largo plazo requiere el apoyo del gobierno y de los sindicatos», ha precisado un Oplinger que prevé que el efectivo disponible en San Cibrao «se agote en la segunda mitad de 2024». «En ese momento, Alcoa no proporcionará más fondos y será necesario tomar decisiones difíciles», ha alertado el primer ejecutivo de la multinacional.

Con el recuerdo todavía latente del fracaso con Alu Ibérica, Oplinger avanza que la compañía hará una evaluación más exhaustiva de los candidatos a la compra del complejo de San Cibrao. «No repetiremos algunos de los errores que hemos tenido en Avilés y A Coruña», ha recalcado un Oplinger que ve esta venta como clave para evitar una factura adicional de 235 millones de euros.

Y es que esta cantidad es la suma de lo que costaría, según sus cálculos, el cierre de la refinería de alúmina (188 millones de euros) y de la planta de aluminio (entre 23,5 y 47 millones de euros), según ha desvelado en su presentación ante inversores.

Comenta el artículo
Avatar

Recibe nuestra newsletter diaria

O síguenos en nuestro  canal de Whatsapp

Deja una respuesta