Alcoa, entre la venta a un competidor o un cierre millonario
La dueña de la planta de San Cibrao ha pedido más tiempo para negociar con seis empresas interesadas en el complejo, el mismo número que hace dos años, cuando la venta quedó en nada, una posibilidad que ahora vuelve a ponerse sobre la mesa
Alcoa diseñó una venta exprés del complejo de San Cibrao. En mayo llegarían las ofertas no vinculantes, en junio las vinculantes y a partir de ahí se iniciaría un proceso de traspaso del histórico activo de A Mariña, tanto la planta de aluminio primario como la alúmina. Todo a tiempo para poder poner pies en polvorosa antes de agotar el crédito para su negocio en el país (ha indicado que el cash disponible no pasará del verano y no está dispuesto a seguir financiando las pérdidas). Sin embargo, esa hoja de ruta no se ha cumplido y, en la última reunión mantenida con el Gobierno y la Xunta de Galicia sacó a la palestra la posibilidad de poder quedarse, algo que descoloca a los trabajadores, que no saben qué cartas está jugando la multinacional.
Fuentes conocedoras de las negociaciones consultadas por Economía Digital Galicia apuntan a que Alcoa se encuentra en una disyuntiva. Al fiscalizar ahora las administraciones públicas el proceso de venta y con el terrible precedente de lo acaecido en las plantas de A Coruña y Avilés, se tratará de primar que, si hay venta, el próximo dueño de San Cibrao sea una compañía del sector que mantenga la actividad aluminera. De esta forma, los de Pittsburgh se encuentran con que, seguramente, de ir adelante el traspaso, el receptor será una compañía de la competencia.
A lo largo de los últimos meses, Alcoa también ha repetido que el proceso de venta tiene un resultado “incierto” y que, si se acaba la caja disponible para San Cibrao, teniendo en cuenta su negativa a seguir financiándola, no tendrá más remedio “que tomar decisiones difíciles que tendrán un impacto adverso y potencialmente irrevocable en el empleo y la economía de Galicia”.
Los costes de un cierre
Pero, un hipotético cierre tampoco le saldría barato a Alcoa. Además de tener que pagar a los trabajadores (en el caso de A Coruña y Avilés tuvo que acabar por abonar unos 70 millones de euros en indemnizaciones), la normativa la obligaría a rehabilitar, entre otras cosas, la ingente balsa de lodos rojos de alúmina. Fuentes de la Xunta de Galicia indican que ese escenario, en este momento, no está sobre la mesa, pero llegado al caso se le requerirían todas las garantías ambientales, lo que encarecería aún más su salida. A este respecto se manifestaba la conselleira de Industria, María José Lorenzana, en una reciente entrevista concedida a Economía Digital Galicia. “Alcoa tiene un acuerdo firmado y una serie de inversiones que tiene que hacer y tiene una responsabilidad ambiental enorme en lo que ha generado en todo el proceso productivo. Eso lo tiene que cumplir sí o sí. Si se queda, tiene que cumplirlo para continuar desempeñando su actividad y si vende y se va y no hace las inversiones, en ese acuerdo hay un aval que tiene que dejar. En cualquier caso, Alcoa no puede cerrar de hoy para mañana, porque tiene una responsabilidad ambiental”, expone.
Precedente australiano
Que un cierre no le saldría barato es algo que tiene claro tanto Alcoa como su por ahora socia en la planta de alúmina de San Cibrao, la australiana Alumina Limited. En el folleto enviado recientemente a sus accionistas para explicar la oferta de compra de los americanos, la compañía indica “la reducción de la refinería de Kwinana (en Australia) derivó en importantes cargos de reestructuración en el primer trimestre de 2024 y las acciones en la de San Cibrao podrían suponer un importante impacto en cargos de reestructuración en el corto plazo”.
La consultora Grant Samuel, que asesora a los australianos en el proceso de venta de sus acciones, indica lo mismo. Se tendrán que abordar “elevados requisitos de gasto de capital en el futuro así como los gastos de reestructuración y reducción para Kwinana y potencialmente para San Cibrao, a menos que sea vendido”.
Así, en este escenario, y en un momento en el que el precio del aluminio vuelve a repuntar (a finales de mayo alcanzó máximos de dos años), Alcoa saca ahora a la palestra la posibilidad de mantenerse en San Cibrao.
Seis potenciales interesados
Para que pudieran tomar parte en el proceso de búsqueda de potenciales interesados para San Cibrao, Xunta y Gobierno tuvieron que pactar con Alcoa un proceso de confidencialidad por el que, a diferencia de en otras ocasiones, en esta es toda una incógnita el nombre de las empresas que han mostrado interés en la planta de San Cibrao.
Hay que tener en cuenta que, sin embargo, en 2021, también se supo el nombre de seis potenciales interesados, entonces, en la planta de aluminio primario de San Cibrao, un proceso en el que, finalmente, Alcoa se echó para atrás, manteniéndose en España. Se trata de Atlas Holding, Sidenor, Metalcorp, Aldel, Trafigura y Alvance.
Atlas Holding ya compró a Alcoa tres factorías en Amorebieta, Alicante y Castelsarrasin, en Francia, aunque recientemente ha desinvertido en las mismas.
La vasca Sidenor fue una de las compañías en 2021 más interesadas en los activos de San Cibrao aunque, en este 2024, suena como posible socio industrial de Celsa.
Más allá de la luxemburguesa Metalcorp y la holandesa Aldel, otro de los nombres que sonaron con fuerza hace dos años fue el del gigante Trafigura, con sedes en Ginebra y Singapur, y el de Alvance, de la compañía GFG Alliance que, no obstante, se vio fuertemente afectada por la quiebra de Grensill, su principal financiador.
En toda la ecuación sobre la que se sostiene el futuro de San Cibrao hay que tener en cuenta otro factor. Hasta ahora parecía complicado que Alcoa encontrase un comprador para un activo del que lleva años insistiendo que no es viable. Sin embargo, la promesa del Gobierno de mejorar la tarifa eléctrica de los hiperconsumidores y, en su caso, agilizar los PPAs ligados a parques eólicos la puede hacer mucho más deseable. Esto, junto a un dato que no le pasa desapercibido a los trabajadores: la subida del precio del aluminio, que a finales de mayo marcó máximos de casi dos años.