Alcoa saneó su matriz española dos meses antes de amenazar con el cierre de San Cibrao

A finales del pasado octubre redujo capital en Alcoa Inespal, cabecera de las plantas de aluminio y alúmina, en 400 millones de euros para restablecer el equilibrio patrimonial de la empresa y convirtió deuda financiera con empresas del grupo en un préstamo participativo

Planta de aluminio primario de Alcoa, en San Cibrao (Lugo)

Imagen de la planta de aluminio primario de Alcoa en San Cibrao, con las cubas de electrólisis paradas desde hace dos años. Foto: Eliseo Trigo/EFE

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El Ministerio de Industria ha convocado para este viernes la mesa de seguimiento de Alcoa, una reunión a la que están llamadas a participar empresa y parte social así como la administración autonómica. La cita se enmarca en un momento de máxima tensión, después de que la multinacional americana haya solicitado retrasar el arranque de la fábrica de aluminio primario, prevista para el próximo 1 de abril. Según el comité de empresa, la compañía no ofrece “ningún tipo de garantía”. Todo esto después de que el CEO mundial del grupo, Bill Oplinguer, indicase la pasada semana, tras la presentación de resultados anuales, que tanto la refinería como la fundición habían incurrido en pérdidas significativas que habían sido financiadas con líneas de crédito internas que se encuentran cerca de sus límites. Así, explicó que si no se alcanza una solución tendrá que tomar “decisiones difíciles” sobre el empleo.

La principal incógnita en estos momentos radica precisamente en saber cuál es la hoja de ruta que tiene en mente Alcoa. Si realmente está buscando su salida del mercado español o si, en realidad, pretende forzar la consecución de ayudas por parte de la administración para poder rebajar su factura eléctrica. Aunque la posibilidad de una intervención de San Cibrao y la exigencia, por parte de las administraciones, de que cumpla los compromisos de inversión pactados hace dos años con los trabajadores, están sobre la mesa, de momento, tanto Xunta como Gobierno central insisten en que, lo importante, es que la compañía exponga, negro sobre blanco, sus necesidades.

Cuando hace una semana la crisis de Alcoa se precipitó debido a las manifestaciones de su CEO, tanto las administraciones como la propia plantilla expresaron su sorpresa por el nuevo movimiento del grupo. En realidad, y aunque su queja por los precios energéticos es constante, hasta el momento no había dado muestras de ir a incumplir el pacto de la reactivación de las cubas de electrólisis. Ratifica este hecho un movimiento de la compañía a finales del pasado año: una millonaria reducción de capital en su matriz en España, Alcoa Inespal, para restablecer el equilibrio patrimonial de la sociedad.

Operación de reequilibrio

El negocio de Alcoa en San Cibrao se sostiene sobre dos sociedades: Aluminio Español y Alúmina Española, de las que penden la fundición y la refinería del complejo de A Mariña. En 2022, último año del que hay cuentas presentadas ante el Registro Mercantil, la primera tuvo unas pérdidas de 140 millones de euros y la segunda de 300 millones.

La matriz de ambas (tenedora del 100% de las acciones de Aluminio y del 60% de Alúmina, que cuenta con un socio con un 40%) es Alcoa Inespal. Según la información consultada por Economía Digital Galicia, esta sociedad finalizó el año del estallido de la inflación con unas pérdidas netas de 326,8 millones de euros y unos activos que se minoraron desde los 323 a los 229 millones de euros debido a los millonarios deterioros anotados. Con unas deudas a corto plazo con empresas del grupo de 215,8 millones de euros, la sociedad se encontraba en situación de quiebra técnica, al presentar un patrimonio negativo de 63,4 millones de euros.

Alcoa movió ficha al año siguiente. Según se indica en el informe de gestión de su matriz española, dependiente de la holandesa Alcoa Nederland Holding, el 24 de octubre de 2023, “la sociedad tomó la decisión de reducir el capital social por importe de 402 millones de euros, destinados a la disminución de las pérdidas acumuladas con la finalidad de restablecer el equilibrio entre el capital y el patrimonio neto de la sociedad”. A continuación, procedió a la conversión de deuda financiera con empresas del grupo en un préstamo participativo, el cual tiene la consideración legal de fondos propios.

De esta forma, saneó la matriz de su negocio en España, tan solo dos meses antes de lanzar el órdago actual, solicitando al comité de empresa retrasar parte de los acuerdos de inversión pactados.

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