Alcoa, inmune en bolsa a los aranceles de Trump a Canadá, donde tiene tres fábricas
Las acciones de Alcoa se disparan más de un 4% pese a la imposición por parte de Estados Unidos de aranceles del 50% a las importaciones de aluminio procedente de Canadá

Bill Oplinger, presidente de Alcoa
Alcoa remonta el vuelo en bolsa. Las acciones de la multinacional con sede en Pittsburgh se anotan una subida del 4,2% este martes en una jornada marcada por el anuncio de nuevos aranceles por parte de la Administración Trump.
El Gobierno estadounidense ha aprobado unos aranceles del 50% al aluminio y acero procedente de Canadá. Es el doble de lo inicialmente previsto (un 25%) después de que Donald Trump haya decidido endurecer esta medida como represalia al aumento en un 25% del precio de la electricidad que sirve la provincia canadiense de Ontario al país que preside.
Los títulos de Alcoa cotizan a un precio de 31,8 dólares y, de esta manera, recortan hasta un 15,9% su caída en lo que va de año. La compañía se está anotando esta subida en bolsa pese a que los nuevos aranceles de Donald Trump amenazan a un país clave en su red de centros de producción.
La huella de Alcoa en Canadá
«Canadá es el principal proveedor estratégico de aluminio primario de Estados Unidos«, defendía Alcoa en su presentación de los resultados del ejercicio fiscal 2024. No en vano, la multinacional despliega en suelo canadiense tres de sus 11 plantas de aluminio con las que cuenta en todo el mundo.
Se trata de las instalaciones de Baie Comeau, Bécancour y Deschambault, que cuentan con una capacidad de producción de 961.000 toneladas métricas de aluminio cada año. Es un 36,3% de su capacidad instalada para la producción de aluminio en todo el mundo y multiplica por cuatro a su potencial en San Cibrao 228.000 toneladas métricas anuales de aluminio primario.
El presidente de Alcoa, Bill Oplinger, proclamó el mes pasado que la imposición de nuevos aranceles «es malo para la industria del aluminio en Estados Unidos» y «es malo para los trabajadores estadounidenses». «Destruirá alrededor de 20.000 empleos directos en industrias de aluminio estadounidenses y podría resultar en la eliminación de 80.000 empleos indirectos en los Estados Unidos», lamentaba Oplinger.
Es por ello que el primer ejecutivo de la multinacional estadounidense expresaba su deseo de, «como mínimo, obtener una exención canadiense» y dejar sin efecto estos aranceles. Un extremo que no tiene visos de hacerse realidad.