Alcoa opta a fondos europeos con las dos fábricas que amenaza cerrar: Aluminio y Alúmina

La multinacional no explica la línea del PERTE de descarbonización a la que opta ni los proyectos que presenta, pero confirma que las dos factorías de San Cibrao optarán a las ayudas

Fábrica de Alcoa en San Cibrao / EFE

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Alcoa optará a recibir fondos europeos para sus fábricas gallegas. No solo en la factoría de aluminio, en la que reactivó este lunes dos cubas de electrolisis tras dos años de apagón. También la planta contigua de alúmina presentó su solicitud la pasada semana al PERTE de descarbonización, que alumbró el Gobierno a finales del año pasado en primera convocatoria con una dotación de 1.000 millones, la mitad en préstamos blandos y la otra mitad en subvenciones.

La secretaria de Estado de Industria, Rebeca Torró, avanzó el fin de semana que la compañía con sede en Pittsburgh cursó la solicitud para los Next Generation, razón con la que justificó que el Ejecutivo no estuviera actualmente pensando en una intervención de la empresa sino en el cumplimiento del acuerdo con los trabajadores y en la viabilidad de la planta. Fuentes de Alcoa confirman a este medio que la petición de ayudas se ha realizado tanto con la refinería de alúmina, controlada por la sociedad Alúmina Española, como con la planta de aluminio, controlada por Aluminio Español.

No aclara el grupo norteamericano, sin embargo, a qué líneas del PERTE opta ni qué proyectos presenta, puesto que la subvenciones se aportan para iniciativas de inversión enfocadas a la reducción de emisiones, la eficiencia energética de las instalaciones, la electrificación de procesos, incorporación del hidrógeno… La solicitud de ayudas, en todo caso, encaja con la petición que hizo el Ejecutivo a la compañía para que especificara sus necesidades financieras para valorar qué recursos del Estado podrían ayudarle a hacer viable el complejo de San Cibrao.

Los requisitos para acceder a la primera línea del PERTE pasan por reducir un mínimo de 3.000 toneladas equivalentes de CO2 al año o, al menos, un 30% de las emisiones.

La nueva crisis de Alcoa

Las incertidumbre sobre el futuro del complejo de San Cibrao volvió a agudizarse el pasado 18 de enero, cuando el presidente del grupo norteamericano, William Oplinger –que sustituyó en el cargo a Roy Harvey, un directivo con pasado en las factorías gallegas— dijo que la reactivación de la electrolisis, la principal fuente de consumo eléctrico de la planta de aluminio, se hace en condiciones de inviabilidad y que, de no cambiar la situación, tendrían que tomar decisiones «difíciles» con impacto «irrevocable» en el empleo y la economía de Galicia.

En la conferencia con analistas posterior a la presentación de los resultados anuales de Alcoa, su primer ejecutivo también admitía que estaba sobre la mesa el cierre de la refinería de alúmina, una joint venture en la que participa la australiana Alumina Limited. Esta planta fue un importante granero de beneficios de la compañía hasta hace unos años, pero el encarecimiento del gas la sacó de rentabilidad, ya que se abastece a través del gasoducto de A Mariña que opera Naturgy. La refinería está al 50% de su capacidad. Si elegimos ir hacia un cierre total, tendríamos que pasar el proceso de negociación con los sindicatos. Esa podría ser una consideración. Llegados a este punto, estamos explorando todas las opciones para conservar caja fuera de esa entidad», dijo Oplinger.

Desconfianza de Gobierno y Xunta

Estas declaraciones, sumadas a una reunión nada esperanzadora de la comisión de seguimiento, ha creado desconfianza en el Gobierno gallego y el Ejecutivo central sobre las intenciones de Alcoa. El Ministerio de Industria pidió que expresara con claridad cuáles eran sus necesidades financieras para evaluar la manera de ayudarla, y de esa petición surge la participación en el PERTE de descarbonización. Sin embargo, la solicitud de la compañía de retrasar la activación de las cubas de electrolisis para preservar la caja de San Cibrao o el frenazo en las inversiones comprometidas en la planta, principalmente el horno de cocción de ánodos, hacen temer a las administraciones que la marcha de Alcoa esté cerca.

El Ejecutivo entiende que una posible intervención a través de la SEPI facilitaría a la compañía norteamericana hacer las maletas, por lo que centra su presión en que cumpla el acuerdo al que llegó con los trabajadores y movilice las inversiones comprometidas.

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