La brecha de género persiste en los Next Generation: el 63% de los empleos creados con los Perte son para hombres

La paridad continúa siendo una de las asignaturas pendientes en la ejecución de los Fondos Next Generation. Un estudio de los profesores de la Universidade de Santiago de Compostela María Bastida y Miguel Ángel Vázquez Taín, en el que se analiza la distribución de estos fondos en clave de género, prevé que el 62,8% de los empleos creados por los Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica (Perte) serán ocupados por hombres. 

Dicha estimación ha descendido en casi diez puntos porcentuales respecto al 72% que preveía el año pasado el estudio Abordar la brecha oculta de género: revelar la discriminación en las estrategias de recuperación de la UE, firmado también por Bastida y Vázquez Taín junto a Marisa del Río Araújo.  

España fue uno de los primeros países en acogerse al Plan de Recuperación de la Unión Europea y ha sido uno de los principales receptores, con acceso a 77.000 millones de euros en transferencias no reembolsables y hasta 84.000 millones en préstamos, destinados a apoyar su recuperación económica.

Tal y como señala el análisis de los profesores de las USC, los esfuerzos de integración de la perspectiva de género en los Perte Españoles varía. Así, mientras en algunos proyectos como el del Vehículo Eléctrico o el de la Microelectrónica, esta dimensión no está presente, en otros como el de la Economía Social o el Agroalimentario sí se han incluido medidas activas en favor de la igualdad. 

“Esta variabilidad indica la tendencia de los Perte a favorecer a las industrias dominadas por hombres, reforzando potencialmente los roles tradicionales de género y las desigualdades existentes”. 

Según apunta el estudio, las medidas de género introducidas son a menudo “genéricas y carecen de la especificidad”  para servir de estímulo a la actividad económica o al empleo de las mujeres dentro de sectores estratégicos. 

“Inequidad estructural” en el Plan español

“El Plan Nacional de España, lejos de ser una herramienta transformadora, es un ejemplo flagrante de cómo perpetuar desigualdades estructurales mientras se presume de intenciones inclusivas”. 

El estudio identifica como una de las deficiencias que  convierten al plan español como un “obstáculo en el progreso real en igualdad de género” es su diseño “elitista y excluyente”. “Las inversiones priorizan sectores industrializados y altamente masculinizados, que históricamente excluyen a las mujeres. Se obvian deliberadamente los sectores feminizados como el cuidado y la sanidad, fundamentales para la sostenibilidad social y económica del país”.

Otra de las deficiencias estaría relacionada con la ausencia de mecanismos efectivos para garantizar el cumplimiento de la igualdad, que el propio plan califica como “eje transversal”. “No hay evaluaciones de impacto de género obligatorias, ni indicadores claros que aseguren resultados concretos”. 

Además de ello el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia ayudaría a consolidar los roles tradicionales de género mediante el énfasis en sectores feminizados como «la economía social y de cuidados», que  se limita a reforzar los estereotipos de género, mientras ignora la diversificación laboral.

Entre los obstáculos también se señalan la falta de información y opacidad sobre la información desagregada por género en los informes de ejecución o “falsa modernización”, al entender que las transiciones verde y digital –que son el núcleo del Plan– “profundizan las brechas de género al no incorporar estrategias para incluir a las mujeres en estos sectores clave”.