La dieta de Beckham al ‘estilo Rocky Balboa’ que lo convirtió en uno de los mejores: te sorprenderá una de sus claves
En su documental de Netflix, el futbolista inglés confiesa diversos métodos que siguió para ser el mejor
David Beckham es una leyenda viva del fútbol inglés y del Manchester United, equipo donde es considerado uno de los mejores. Desde bien pequeño, su padre, Ted Beckham, seguidor de los Red Devils, soñó con que su hijo pudiera triunfar en el Teatro de los Sueños, preparándole para que fuera una estrella.
Una de las claves de los deportistas de élite es la alimentación. En su documental, el ahora presidente del Inter de Miami explica que su padre le alimentaba a base de cerveza y huevo crudo. Aunque parezca sorprendente, esta dieta la han seguido otros grandes deportistas de disciplinas como el boxeo y lucha libre.
Los huevos aportan muchas proteínas, pero al ser cocinados, su proporción disminuye, de ahí que Beckham padre alimentara a su hijo al puro estilo Rocky Balboa. De esta manera, aceleraba su crecimiento y aumentaba considerablemente su tamaño corporal para hacerse cada vez más fuerte.
¿Por qué David Beckham ingería cerveza como parte de su dieta?
Aunque el huevo no es un alimento sorprendente en una dieta de un deportista de élite, la cerveza sí ha llamado la atención. Ted Beckham optó por dar Guinness a su hijo cuando solo era un niño. De hecho, en el documental, el futbolista ex del Real Madrid muestra una foto donde aparece durmiendo junto a un tercio.
Resulta que la cerveza, especialmente la de la marca Guinness, es una gran fuente de hierro y folato, una vitamina B que es primordial para que nuestro organismo genere ADN. Para sorpresa de todos, esta radical dieta funcionó y Beckham se convirtió en uno de los mejores, cumpliendo el sueño de su padre.
Además de una peculiar alimentación, se sometía a entrenamientos con su padre de máximo nivel. “Yo le decía, cada vez que des al larguero, te doy 50 peniques. Eso me costaba una fortuna”, confesó Ted en el documental.
“Cuando yo tenía siete u ocho años, él tiraba el balón lo más alto que podía y decía contrólalo. Tenía miedo cuando él estaba allí, porque sabía que, si me equivocaba, me lo diría. Y siempre me lo decía. Siempre”, explicó el exjugador. La perseverancia de su padre fue suficiente para exprimir al máximo el talento de su hijo.