Fusiones bancarias: el último recurso para ser rentable
Gobiernos, reguladores e instituciones supranacionales intentan fomentar las fusiones en Europa en un momento en el que invertir en la banca está penalizado
Que el anuncio del inicio de conversaciones de cara a una eventual fusión entre dos entidades bancarias, alemanas en este caso —Deutsche Bank y Commerzbank–, acabe tumbando las cotizaciones de los valores financieros en todas las bolsas europeas viene a decir que no es el momento, por mucho que se empeñen las autoridades supervisoras nacionales y europeas, y los propios gobiernos.
Josep Oliu, presidente de Banc Sabadell, lo definió a la perfección la víspera de la junta de accionistas de la entidad, en Alicante: “Nadie quiere invertir en bancos” en estos momentos. Por eso existen muchas dudas de que la “recomendación” de Angela Merkel de unir sus dos principales bancos no regionales vaya a salir adelante.
La principal insistencia viene por parte del fondo Cerberus, accionista de las dos entidades, que ve cómo sus participaciones no obtienen la rentabilidad apetecida. En Europa no hay ningún otro movimiento significativo y en España, no se mueve un árbol. Y eso que los precios están más que atractivos tras el desplome de las cotizaciones de 2018.
El índice EuroStoxx Banks cotiza por debajo de 8 veces el PER, lo que supone un importante descuento. Pero nadie se anima. El problema es que todos están por debajo de su valor. No hay ninguno que destaque. “Si lo hubiera, ese compraría”, sentenció Oliu.
Los rumores sobre la fusión de Bankia
En España siguen los rumores sobre el futuro de Bankia, al que los analistas casan con todos los demás bancos, pero su futuro está en manos del Estado, que tiene el 65% del capital. Y el final de la operación Unicaja-Liberbank. Pero es que, desde 2008, el mapa bancario español ha pasado de sesenta entidades a once. Sólo en 2010 se llevaron a cabo 12 operaciones de concentración, en las que participaron 32 marcas. Suena a compás de espera.
María Dolores Dancausa, consejera delegada de Bankinter, cree “que el mapa está ya hecho”. Eso dijo al presentar los resultados de 2018. José Ignacio Goirigolzarri, presidente de Bankia, asegura que “Bankia es el mejor complemento para cualquier banco”.
¿Qué está pasando? Demasiadas cosas quizás. La decisión de Mario Draghi, presidente del BCE, de retrasar un año, hasta el otoño de 2020, la subida del precio del dinero, y las nefastas previsiones económicas que han presentado para la eurozona las principales instituciones internacionales anuncian tiempos tormentosos.
“Nadie quiere meterse en una operación arriesgada que, en muchos casos, se tendría que llevar a cabo a través de una ampliación de capital”, tal y como asegura Javier Urones, analista de XTB.
Fusiones en Alemania
Es el caso de la operación Deutsche Bank-Commerzbank. Ni siquiera sus consejeros delegados, Christian Sewing y Martin Zielke, están convencidos de sus bondades. Transcurridos dos meses desde el primer anuncio, el asunto no se ha discutido formalmente en ninguno de los dos consejos de administración.
“En líneas generales nadie ve con buenos ojos la operación. Se crearía una entidad poco rentable, que no cubriría el coste del capital”, dice Urones. Un banco con cerca de 1,8 billones de euros en activos (una vez y media el valor del PIB de España en 2018), pero con unos beneficios que agregados hubieran sido el pasado año de apenas 1.132 millones de euros.
Alemania tendría un campeón nacional como quiere su ministro de Finanzas, Olaf Scholz, pero el precio que habría que pagar es muy alto. Commerzbank fue rescatado durante la crisis y los contribuyentes alemanes no están dispuestos a perder miles de millones de euros y 30.000 puestos de trabajo.
Operaciones en Francia
Francia tiene tres grandes bancos (BNP Paribas -53.223 millones de capitalización bursátil-, Credit Agricole -33.930 millones- y Société Générale -20.577 millones). Su cotización ha sufrido mucho en los últimos doce meses (valen entre un 30% y un 45% menos), pero no mueven ficha ni en su país. Entre los tres han obtenido un beneficio conjunto de 15.790 millones el pasado año. Suficiente para los tiempos que corren.
Las fusiones entre bancos de países de la eurozona son otra cosa. La banca, como dice Victoria Torre, “tiene dificultades serias para arañar rentabilidad a la enorme cantidad de activos que maneja”, pero el proyecto de unión bancaria avanza a paso de tortuga.
“El hecho de no haber un fondo europeo de garantías tira para atrás cualquier proyecto”, dice Urones. BNP y Société Générale estuvieron en el punto de mira de Deutsche Bank, y SG en las aspiraciones de Unicredit, en junio de 2018. Pero ahí se quedaron.
Italia y Reino Unido
En Italia, se quiere casar a Ubi Banca con Monte dei Paschi di Siena, el banco más antiguo del mundo (año 1472), en el que el Gobierno tiene el 68% del capital y donde ha inyectado 20.000 millones con el visto bueno del BCE. Ni a Andrea Moltrasio ni a Victor Massiah, presidente y consejero delegado de Ubi Banca, les suena bien la operación.
Con la atenta mirada del BCE hay movimientos. Intesa Sanpaolo ha comprado dos bancos en quiebra por un euro: Popolare de Vicenza y Veneto Banca. Mira con interés a dos cajas (del Friuli y del Véneto) y al Banco di Napoli. En 2016, Popolare y Popolare de Milano protagonizaron la última gran fusión, creando la tercera entidad del país. Las fusiones son una obligación, como lo fueron en España a partir de 2010.
En Reino Unido, con tres bancos entre los diez más grandes de Europa por volumen de activos (HSBC, líder; Barclays y Lloyds) todo queda pendiente de si habrá salida de la UE y cómo.