El presupuesto para ERTE se agota en septiembre
El Gobierno mira hacia Europa para prolongar la vida o transformar estos expedientes, que cuestan cerca de 2.900 millones al mes a las arcas públicas
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, reconocía este martes en el Senado que la crisis sanitaria va a provocar un «salto en deuda importantísimo». La fuerte caída de ingresos que va a sufrir España y el incremento del gasto, llevarán la deuda al 115% y el déficit al 10,34% según las estimaciones remitidas por el Ejecutivo la semana pasada a Bruselas, pero la cifra podría no ser definitiva. Si se prolongan o se transforman los ERTE, el gasto podría aumentar, ya que los importes estimados en el plan de estabilidad de 2020 para sostener estos expedientes de regulación temporal de empleo apenas cubriría hasta el mes de septiembre, si se toma como referencia el importe de la presentación media -desempleo y ERTE- abonada por el SEPE en abril.
El Gobierno envió el miércoles a Bruselas la actualización del programa de estabilidad para 2020, que presupuesta 17.894 millones para afrontar los ERTE activados con la puesta en marcha del estado de alarma. Este martes, el ministerio de Empleo adelantaba que, a 30 de abril, 3,38 millones de españoles se encontraban envueltos en un expediente este tipo, lo que supondría un gasto mensual de unos 2.900 millones, que todavía podría crecer algo más y con ella su factura total a corto plazo (lo lógico es que a medida que se reactive la actividad existan trabajadores de vayan abandonándolos).
De acuerdo con la ministra del ramo, Yolanda Díaz, algunas comunidades autónomas no actualizan desde hace semanas las cifras-, por lo que podría haber algunas variaciones. En total, sumando las prestaciones por desempleo, en abril España abonó 4.512 millones de euros en prestaciones; una cifra en la que se incluyen los ERTE provocados por el cierre económico del estado de alarma.
El rescate no está en el MEDE, sino en el SURE
El Gobierno se juega el miércoles la prórroga de otros quince días del estado de alarma. Si el PSOE obtiene suficientes apoyos, la prórroga se prolongaría hasta el 24 de mayo, acercándose al plazo que se ha dado Europa -junio- para poner en marcha las herramientas de apoyo financiero validadas por el Eurogrupo y el Consejo Europeo, y con las que España podría encontrar vías de financiación más económicas para mantener vivos los ERTE, no solo durante el proceso de desescalada hasta junio, sino más adelante. Empresas, sindicatos y bancos coinciden en que son imprescindibles para evitar una crisis de empleo más aguda en el tiempo.
Nadia Calviño, en numerosas ocasiones, ha rechazado que España vaya a ser rescatada con fondos del MEDE, con todas las connotaciones que tendría esta llamada, dado que través de este vehículo se tramitó la petición de dinero para mantener a flote al sistema financiero español en 2012.
A la vicepresidenta económica le suena mucho mejor el SURE, un mecanismo al que le falta todo el cuerpo de desarrollo, pero que sobre el papel serviría para financiar ERTE y que contaría con un presupuesto de 100.000 millones, al que podrían acudir los países más afectados por la crisis, como España. Al igual que el MEDE, el SURE ofrecería financiación en mejores condiciones que las que obtiene España en solitario en los mercados, ya que los fondos estarían respaldados por todos los países de la zona euro.
En principio, el recurso a la financiación del SURE no requeriría de una supervisión especial -que sí se especula que mantendrá el MEDE-, pero se desconoce cómo computará en el endeudamiento (a España le interesaría que no se imputara), o si conllevará el pago de intereses intereses.
Sin embargo, el SURE, puede ser la solución para que los ERTE tengan una segunda vida hasta que la reactivación económica sea total, incluso para el sector turístico, que se espera que sea el último en retomar totalmente la actividad. También podría servir de cobertura en caso de que posibles rebrotes de la pandemia obligaran a poner en marcha nuevos cierres, o incluso servir para pagar la factura del desempleo, que también se anticipa creciente en 2020.