El ‘mago’ Draghi atajará la deflación… en junio
Asegura que existe un consenso en el BCE para intervenir y logra de inmediato una bajada del euro
Los alemanes van despacio. Los halcones del Bundesbank no creen que la baja inflación en la Unión Europea, —denominada por los expertos como casi deflación— sea ahora un problema. No lo es para los países del Norte, claro. Y el Banco Central Europeo, que preside Mario Draghi, quiere mantener su independencia, pero tampoco puede echarse al monte.
Así que Draghi ha justificado ese jueves que mantiene los tipos de interés en el 0,25%, por lo menos hasta junio. Se trata del sexto mes consecutivo. Ni frena la posible deflación, ni cree que deba actuar para poder facilitar una bajada del euro, que ha ascendido hasta los 1,40 dólares y puede lastrar las exportaciones europeas.
Por tanto, nos vemos en junio.
Consenso en el BCE
Lo que pasa es que sus palabras siempre son un bálsamo, y su promesa de actuación ha provocado una bajada del euro, mínima, en todo caso, de 1’399 a 1’390 al cambio con el dólar. “El Consejo de Gobierno se encuentra cómodo con la idea de actuar la próxima vez”, ha asegurado Draghi.
Ahora bien, los mensajes y las impresiones del presidente del BCE son importantes, aunque los expertos querrían ya hechos tangibles y no palabras. Mario Draghi ha afirmado que, efectivamente, en el BCE existe un consenso en “no estar satisfechos con el camino proyectado de inflación», y que “no se resigna” a aceptar esas bajas tasas de inflación, que han caído hasta el 0,7%, en abril. Todo ello, “llevaría a un consenso para actuar”, ha afirmado.
«Debilitamiento» de los precios
Es decir, el BCE ha cobrado conciencia de los problemas de la economía europea. El euro se revaloriza frente al dólar. La inflación es escasa, muy lejos del 2%, que es el límite rojo que el BCE debe controlar, según sus propios estatutos.
Otra cosa es tomar una decisión, y cómo se toma. Una de las dudas que mantiene el BCE es qué compra primero, a qué países, aunque ha simulado un programa de inyección monetaria, que podría poner en marcha en junio.
Pero hay explicaciones. Según Draghi, los bajos niveles de inflación en la zona euro se explican en gran medida por la capacidad productiva no utilizada y entiende que casi un 80% del debilitamiento de los precios se debe al impacto de los alimentos y la energía. Pero Draghi espera que la inflación repunte «gradualmente» a lo largo del próximo año.
La lentitud excesiva del BCE
El problema es que el BCE no quiere actuar en función de las quejas que presentan determinados países. Y si Francia ha pedido una reacción, ante la revalorización del euro, Draghi responde que una acción ahora restaría credibilidad al Banco Central Europeo.
Los expertos, sin embargo, lamentan la lentitud de Draghi. “¿A qué espera, a una inflación todavía más baja, a que los problemas de la economía francesa se hagan más evidentes, a que el precio del petróleo baje más por el descenso de la actividad económica de los emergentes?”, se pregunta el economista Gonzalo Bernardos.
Uno de los problemas del BCE es que no ha acabado de saber el estado del sistema financiero alemán, o del italiano. Y es que los bancos siguen con el miedo en el cuerpo a la hora de prestar créditos. Bernardos asegura que debería ser el propio BCE “el que ofrezca una gran inyección de dinero” del que se pueda aprovechar el sistema productivo y las familias.
Cruzando los dedos ante posibles accidentes
David Cano, socio de Analistas Financieros (AFI) considera que, después de su anuncio de actuación “deberá actuar en junio, porque las palabras de los magos, aunque sirven, llega un día en que se deben materializar”. Y Cano entiende que la amenaza de la deflación es real, “porque, aunque ahora todavía no se ha producido, cualquier accidente en la economía, si el ciclo económico no acompaña, nos puede llevar a la deflación, y luego es muy difícil salir de ahí”.
Cano cree que el BCE acabará llevando a cabo un programa expansivo de política monetaria que podría contribuir a un incremento del PIB y a reactivar el empleo.
En junio, Draghi, dice que sí, que actuará. El mercado y, principalmente los ciudadanos europeos, a las puertas ahora de las elecciones al Parlamento europeo, lo dan por hecho.