El BCE prepara un ‘bazooka’ de un billón de euros
Draghi ensaya lo que pasaría con un programa de compra de bonos que sólo provocaría una inflación de un 0,8%
Algo está pasando, definitivamente, en el Banco Central Europeo. La flexibilidad del Bundesbank, que ha comenzado a entender que la zona euro necesita algún estímulo, podría permitir al BCE iniciar un programa de compra de bonos masivo, sin que hubiera mucho riesgo de aumentar la inflación hasta cotas inasumibles.
El presidente del BCE, Mario Draghi, aseguró el jueves que podría iniciar un programa de compra de activos o flexibilización cuantitativa, los QE, por sus siglas en inglés. Sus palabras actuaron como un bálsamo para las bolsas, que subieron, y también para la prima de riesgo de España, que cayó hasta situarse en los 160 puntos respecto al bono a diez años de la deuda alemana.
Sin embargo, España necesita que esas promesas se cumplan de verdad, para que aumente la inflación y pueda pagar con algo más de tranquilidad su enorme deuda pública y privada.
80.000 millones mensuales
Y el BCE lo sabe. Y no sólo para poder ayudar a España, sino para reactivar la economía del euro, y del conjunto de la Unión Europea, porque la amenaza de la deflación, aunque se descarte ahora, sigue en pie. El rotativo alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung asegura que el BCE está ensayando lo que podría ocurrir si recurre a esos programas de compras masivas de bonos. Y la idea es que estaría dispuesto a inyectar en el mercado hasta un billón de euros, a razón de 80.000 millones de euros mensuales.
Se trataría de un auténtico ‘bazooca’, de una poderosa arma para reanimar la economía europea, comprando bonos públicos y privados directamente, y no de forma rocambolesca, como hasta ahora, prestando dinero a los bancos, para que éstos compren deuda soberana.
“Los resultados de los ensayos difieren ampliamente», señala el periódico alemán. «En el peor escenario, la enorme inyección de dinero aumentaría la tasa de inflación en sólo 0,2 puntos porcentuales, mientras que otra simulación mostraría un aumento más fuerte de hasta 0,8 puntos porcentuales», se añade.
Inflación baja
En cualquier caso, eso no supondría ningún drama, cuando la inflación en el último mes ha sido del 0,5%. El BCE está comprometido, por sus estatutos, a controlar una inflación cercana al 2%. En el peor de los casos, con esos programas de compra, si sumamos la inflación del marzo, se llegaría al 1,3% de inflación. Para España sería una buena noticia.
Draghi, en su intervención del pasado jueves ya aseguró que no descarta esa posibilidad, y que se podría recurrir a medidas “no convencionales” si fuera necesario. Y ahora, efectivamente, es necesario.
De hecho, el propio presidente del Bundesbank, Jens Weidman, ya aseguró hace unas semanas que podría defender esos planes, y que su preocupación se centraba más en el “cómo”, en la manera de disparar ese enorme bazooka, que en el hecho de recurrir a él. A las palabas de Weidman se une la decisión del Tribunal Constitucional alemán de validar el Mecanismo de Estabilidad Europeo, el fondo de rescate.
El Constitucional alemán cede
Las instituciones alemanas, por tanto, están dando su brazo a torcer, los ensayos no parecen que se pueda caer en el desastre, por tanto, ¿aplicará el BCE esos planes que ya ha comenzado a implementar sobre el papel?
La gran paradoja sería que, de nuevo, Europa iría a contracorriente. Cuando la Reserva Federal comienza a retirar, de forma paulatina, los enormes estímulos inyectados, ahora es el BCE el que decide a todo trapo darle a la máquina del dinero.
Sin embargo, todavía no es una realidad.