El cisma en el Popular se mantiene bajo la interinidad de Ron
El nombramiento del nuevo vicepresidente primero determinará hacia qué se lado se inclina el poder entre los afines a Ron y los críticos
La decisión de Banco Popular de relevar a su presidente Ángel Ron, pero dejarle en el cargo de manera interina tres meses hasta que, a finales de enero de 2017, firme las cuentas del presente ejercicio –en el que se esperan pérdidas de unos 2.500 millones por las provisiones de las minusvalías inmobiliarias– ha abierto el melón sucesorio, pero no ha logrado cerrar las serias divergencias existentes entre los miembros del consejo.
De hecho, en ese consejo del pasado 1 de diciembre se aprobó, por unanimidad abrir ese proceso sucesorio para sustituir a Ron por Emilio Saracho, pero no la destitución inmediata del todavía presidente, para lo que hubiera hecho falta el respaldo de dos tercios de los consejeros. El voto en contra de diez integrantes de ese consejo, que estaba y está muy lejos de lograrse.
Al final, los movimientos en la sombra de la consejera coordinadora, Reyes Calderón, para destronar a Ron solo sirvieron para recabar el apoyo real de Jaime Ruiz –primo de Antonio del Valle y representante de 4,2% del capital del Popular en manos de un grupo de empresarios mexicanos–, de Helena Revoredo –la presidenta de Prosegur y vocal de la comisión que preside Calderón–, del vicepresidente del banco y presidente de la Fundación Barrié, José María Arias, y de José Ramón Estévez, el consejero encargado de lograr que la Sindicatura de Accionistas –el núcleo duro del banco– no se opusiera a la apertura del proceso sucesorio.
Un apoyo, el de la Sindicatura y, también de los accionistas de referencia Crédit Mutuel y Allianz, limitado a acordar el relevo presidencial, pero no para cambiar el plan estratégico diseñado por Ángel Ron aprobado por unanimidad hace menos de un año, como pretenden llevar a cabo los partidarios liderados por el empresario asturmexicano Antonio de Valle, más proclives a acometer una rápida operación corporativa que les permite recuperar parte de los 300 millones de minusvalías que suman en esta inversión.
El plan estratégico se mantiene, de momento
De momento, las espadas siguen en todo lo alto. Y desde la entidad financiera aseguran que el plan estratégico no ha variado un ápice. «En ese sentido se sigue trabajando en sacar adelante el proyecto Sunrise para, como está previsto, tenerlo listo en enero, tras el visto bueno de la CNMV, el Banco de España y el BCE», apuntan.
Una sociedad instrumental para la que el banco ha nombrado como presidente a Remigio Iglesias, un histórico del Banco Santander, y que, curiosamente, contaría como accionista con JP Morgan, la entidad financiera de la que procede Emilio Saracho, el futuro sucesor de Ángel Ron. En principio, JP Morgan, junto a Morgan Stanley, Deustsche Bank, Crédit Suisse y Citi suscribirían 2.400 millones de deuda de la nueva sociedad, a cambio de una remuneración de entre el 3% y el 4%, que se sumarían a un capital inicial de 700 millones y de otros 1.200 millones de deuda subordinada.
Dinero necesario para, entras cuestiones, recomprar el 51% de Aliseda, el porcentaje de la gestora inmobiliaria vendido hace tres años a los fondos Värde y Kennedy Wilson por 815 millones de euros. Aunque inicialmente se barajó la posibilidad de que Sunrise no contara con esta recompra, al final los inversores han obligado a hacerla. «Sin Aliseda no saldría adelante Sunrise», confirman desde el banco.
Ampliación sí, ampliación no
A partir de aquí, la otra gran incógnita a resolver a corto plazo por el Popular pasa por conocer si será necesaria una nueva ampliación. Y, si lo es, por qué importe. En este caso, ni los afines a Ron ni los accionistas contrarios a su gestión están por la labor de aportar más dinero, pero todo dependerá del porcentaje de provisiones que finalmente se destinen para cubrir las minusvalías de los activos tóxicos inmobiliarios.
A diferencia del resto de entidades, con coberturas medias del 50% para estos activos, el Popular solo llega al 37%. De llegarse a equiparar, con lo captado en la ampliación de junio podría no hacer falta una inyección adicional, o, de hacerlo, sería de escasa relevancia.
Pero algunos analistas creen que el banco podría optar por elevar la cobertura, con lo que sí serían necesarias nuevas aportaciones. De entre 1.000 y 2.000 millones, en función del porcentaje de coberturas que se quiera alcanzar.
En este tira y afloja que se vive en el consejo, en la reunión del pasado 1 de diciembre la apertura del proceso sucesorio dejó un tanto solapadas las otras tres decisiones adoptadas, como el de nombrar un vicepresidente primero para aumentar a tres las vicepresidencias, rompiendo el actual equilibrio de fuerzas existente entre José María Arias y Roberto Higuera. Además, la Sindicatura logró mantener a Francisco María Aparicio Valls como consejero, secretario y letrado asesor del Consejo.