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Emilio Cuatrecasas y los ‘otros Rubiralta’, entre los afectados en España por la quiebra de WeWork
La firma norteamericana tiene alquilados inmuebles a Colonial, Occident y a la familia Monje
El abogado Emilio Cuatrecasas y la rama familiar de los Rubiralta Giralt, primos de los exdueños del grupo industrial Celsa (los Rubiralta Rubió), se encuentran entre los afectados en España por la quiebra del grupo estadounidense WeWork.
Emesa, grupo de inversión de Emilio Cuatrecasas, con intereses en el sector inmobiliario, es propietario de uno de los edificios ocupados por WeWork en Barcelona. Los Rubiralta Giralt son dueños de otro inmueble situado en el centro de Madrid, ocupado también por la filial española del grupo estadounidense.
La sociedad de inversión de Cuatrecasas posee Diagonal 444, un emblemático edificio conocido como el Flatiron catalán, diseñado por Enric Sagnier i Villavecchia, que cuenta con tres fachadas a Diagonal, Paseo de Gràcia y calle Córcega. Dispone de una superficie total de 3.300 metros cuadrados arrendados a WeWork.
La familia Rubiralta Giralt es dueña de Goya 33, edificio en Madrid situado en el barrio de Salamanca, que adquirieron a principios de 2022 a la familia Hatchwell y la socimi Merlin, en una operación valorada en unos 50 millones de euros.
La compra se realizó a través de la sociedad de inversión familiar, Yukon Capital. «Hemos transformado los ocho pisos en un creativo espacio de trabajo lleno de amplios lounges, espaciosas salas de conferencias e inspiradoras oficinas privadas», dice WeWork en su web.
Este diario se puso ayer martes en contacto con Emesa y también con Yukon Capital, para ampliar esta información, pero no se obtuvo respuesta.
Una portavoz de WeWork aseguró a Economía Digital, a través del correo electrónico, que las operaciones del grupo en España «no forman parte» del proceso de quiebra presentado en Estados Unidos.
«En todo el mundo continuamos tomando medidas proactivas para fortalecer nuestra empresa, incluido el redimensionamiento de nuestra huella inmobiliaria», señaló. «WeWork llegó para quedarse y planeamos permanecer en la gran mayoría de los mercados a medida que avanzamos hacia el futuro», añadió.
Como publicó ayer martes este periódico, los cinco años de WeWork en España han sido un desastre. La división española del grupo estadounidense acumula pérdidas cercanas a los 70 millones de euros y los auditores de la empresa advierten en sus informes de auditoría sobre la capacidad de la sociedad para mantener la actividad.
WeWork, Occident, Monje
WeWork tiene cinco inmuebles más en Barcelona, con una variada lista de caseros, entre los que destacan GCO Activos Inmobiliarios (perteneciente a GCO, antes Grupo Catalana Occidente) o la familia Monje, a través de su patrimonial Barcelonesa de Inmuebles. En total, suman unos 30.000 metros cuadrados de oficinas compartidas.
El fallido unicornio entró en la ciudad condal a mediados de 2017, después de alquilar un edificio de 7.000 metros cuadrados ubicado en el distrito financiero 22@, muy popular entre el sector tecnológico. En ese momento, el inmueble formaba parte de un complejo propiedad de la joint venture del grupo Castellví y los fondos Stoneweg y Global Danbury.
Meses después del desembarque de WeWork, Occident adquirió los dos edificios que configuran el parque por 90 millones de euros, convirtiéndose en el nuevo casero de la empresa americana; así como de Amazon, que ocupa el edificio adjunto
Un año más tarde, la historia se repitió. La empresa de coworkings también alquiló a Stoneweg y Castellví los 4.500 metros cuadrados que configuran el denominado edificio WIP del 22@. De nuevo, el grupo asegurador presidido por Hugo Serra compró este activo a sus promotores a finales de 2018, tras pagar 20 millones de euros. Fuentes de Occident aseguran que la relación contractual con WeWork «sigue en vigor, puesto que la reorganización estratégica de su negocio en Estados Unidos y Canadá no afecta al negocio del mercado español».
El año 2018 fue un ejercicio de expansión para WeWork en Barcelona, coincidiendo con el arrendamiento de activos situados en el cotizado centro de la ciudad. La multinacional alquiló la antigua sede del Banco Popular, ubicada en el Paseo de Gracia, la calle más cara de España. El activo es propiedad de la gestora norteamericana Hines, que pagó 90 millones por el edificio en 2017. WeWork ocupa las más de 5.000 metros cuadrados de oficinas de clase A, mientras que en el local comercial de la planta baja se ubica una tienda Nike.
La empresa ahora quebrada firmó sus últimos contratos de alquiler en Barcelona en 2019. A principios de ese año, arrendó un edificio de 8.300 metros cuadrados incluidos en el gigantesco complejo Platinum@Barcelona, propiedad de Barcelonesa de Inmuebles. El activo se ubica entre los números 194 y 198 de la calle Pallars, en el 22@, y supuso una inversión de 50 millones por parte de los promotores.
Por último, y coincidiendo con su primera crisis tras la fallida salida a bolsa de 2019, la compañía firmó el alquiler del número 371 de la Avenida Diagonal, priopiedad del Alting Grup Inmobiliario. El inmueble tiene espacio para 234 puestos de trabajo en sus 3.000 metros cuadrados de superficie.
En Madrid, la inmobiliaria Colonial cuenta con WeWork como inquilino en su edificio situado en el Paseo de la Castellana, y que fue antigua sede de Abengoa, ocupando tan solo 4.000 metros cuadrados de los 760.000 metros cuadrados del grupo en la capital española.
Rentas por encima de los 18 euros por metro cuadrado
Los seis activos que WeWork tiene realquilados en Barcelona se localizan en los cotizados distritos empresariales de la ciudad.
Según el último estudio de mercado elaborado por la consultora inmobiliaria Savills, un alquiler firmado este 2023 en una zona prime de la capital catalana como son la Diagonal o el Paseo de Gracia llega a los 24 euros el metro cuadrado mensual de media, mientras que para las oficinas ubicadas en el 22@ las rentas medias se sitúan en unos 18 euros el metro cuadrado.
Si se multiplica por la superficie que tiene a su disposición la compañía con sede en Nueva York, después de que se declare en bancarrota están en la cuerda floja rentas por más de 600.000 euros mensuales en Barcelona.