Adiós a la fabricación de coches: Volkswagen podría cambiar su modelo de negocio en estas fábricas
Europa busca nuevas formulas de rearme en su industria
La fábrica de Volkswagen en Wolfsburg, una de las afectadas por la escasez de piezas, tras graves inundaciones en uno de sus proveedores. Foto: Volkswagen AG
El Grupo Volkswagen, símbolo de la industria automovilística alemana, se encuentra en el centro de una transformación histórica: varias de sus plantas en Alemania podrían dejar de fabricar automóviles para convertirse en centros de producción de armamento y vehículos militares. Esta posibilidad, que hasta hace poco parecía impensable, cuenta con el respaldo del nuevo Gobierno alemán y responde tanto a la crisis del sector automotriz como al auge de la demanda de defensa en Europa.
El detonante de este cambio es la planta de Volkswagen en Osnabrück, en Baja Sajonia, que quedará inactiva durante los próximos dos años tras la decisión del grupo de reducir a la mitad su capacidad productiva en Alemania debido a la caída de ventas de automóviles en Europa. El fabricante de armamento Rheinmetall, líder del sector en Alemania, ha mostrado un interés explícito en adquirir y reconvertir esta fábrica para la producción de vehículos blindados y otros equipos militares.
Armin Papperger, CEO de Rheinmetall, ha declarado que la planta de Osnabrück es “muy adecuada” para la fabricación de tanques y vehículos militares, gracias a su infraestructura y capacidad de carga. Sin embargo, la operación sólo se concretará si el Gobierno alemán garantiza contratos de compra a largo plazo, como la adquisición de al menos 1.000 vehículos blindados en la próxima década.
Un contexto de rearme europeo
La reconversión de fábricas de automóviles a la industria de defensa no es un caso aislado. Alemania, como otros países europeos, está viviendo una caída drástica en la exportación de vehículos: de 2,4 millones de unidades antes de la pandemia a apenas 1,2 millones en la actualidad. La competencia de fabricantes chinos y la transición hacia el coche eléctrico han dejado a muchas plantas con capacidad ociosa y miles de empleos en riesgo.
Paralelamente, la guerra en Ucrania y la incertidumbre sobre el compromiso de Estados Unidos con la defensa europea han impulsado a Alemania y a la Unión Europea a aumentar de forma histórica su gasto militar. El nuevo Gobierno alemán, liderado por Friedrich Merz, ha prometido flexibilizar las reglas fiscales para permitir un endeudamiento ilimitado destinado a la defensa, lo que abre la puerta a grandes contratos para la industria armamentística nacional.
De la automoción a la defensa
Oliver Blume, CEO de Volkswagen, ha confirmado que el grupo está abierto a explorar la producción de equipamiento militar, aunque aún no existen acuerdos concretos con socios industriales. “Dada la situación geopolítica actual, invertir en seguridad es la decisión correcta”, afirmó Blume, recordando que Volkswagen ya tiene experiencia histórica en la fabricación de vehículos militares y que actualmente colabora con Rheinmetall y MAN en la producción de camiones militares.
La reconversión de la planta de Osnabrück sería solo el primer paso. Otras fábricas del grupo, como las de Berlín y Neuss, también están siendo consideradas para la producción de componentes de defensa. El proceso implicaría una profunda transformación industrial, desde la instalación de grúas de alta capacidad hasta la reconfiguración de líneas de montaje para vehículos blindados y sistemas de defensa.
El Gobierno alemán respalda abiertamente la iniciativa, considerándola clave para fortalecer la autonomía estratégica y la base industrial del país. Incluso el sindicato IG Metall, tradicionalmente defensor del empleo industrial, ha mostrado su apoyo a la conversión, priorizando la preservación de puestos de trabajo frente al cierre de plantas.