La volatilidad de Telefónica y el desplome sin fondo de Wallbox pasan factura a Francisco Riberas
El empresario dueño de Gestamp finaliza su mandato como consejero independiente de Telefónica este año
Francisco Riberas no está teniendo un buen inicio de año, al menos en lo que le corresponde a Telefónica y Wallbox, dos cotizadas en las que es accionista de relevancia y está presente en sus consejos de administración. La volatilidad de la teleco tras los cambios corporativos y la caída libre de la firma catalana en el mercado, acrecentada por las políticas de Trump, lastran sus participaciones.
El empresario, dueño del fabricante de componentes para automoción Gestamp y una de las mayores fortunas del país, es uno de los miembros del consejo de administración de Telefónica, pendiente de renovación tras los cambios accionariales y la llegada de Marc Murtra a la presidencia.
Riberas es el único miembro del consejo del grupo de telecomunicaciones cuyo mandato expira este ejercicio. José María Álvarez-Pallete lo nombró consejero independiente en el año 2017 y desde entonces ha estado presente las decisiones del máximo órgano de decisión de la compañía.
Todo apunta a que la irrupción de Murtra en la presidencia acelerará su salida del consejo de la teleco, dejando un sillón libre a nuevos equilibrios de poder para cumplir con los deseos de los máximos accionistas y con las recomendaciones sobre buena gobernanza de la CNMV.
El empresario, vigésimo novena mayor fortuna de España según la lista Forbes, también es el máximo accionista a título individual de Telefónica, ostentando un 0,21% del capital de la empresa con unos 12 millones de acciones en su poder.
Después de días convulsos en el mercado, las acciones de Telefónica se van recuperando y avanzan un tímido 1% en el acumulado de 2025. Un inicio de año marcado por el intervencionismo del Gobierno para acelerar los cambios en la dirección, tras convertir a la Sepi en máximo accionista y equilibrar las fuerzas con la saudí STC.
Riberas lidia con el desplome de Wallbox
Más allá de Telefónica, Riberas también es, junto con Iberdrola, uno de los grandes valedores de Wallbox, la startup de origen catalán que se mudó a Estados Unidos para desarrollar su negocio de baterías para coches eléctricos.
El unicornio (empresa valorada en más de 1.000 millones) que lidera Enric Asunción era una de las grandes promesas nacionales en un mercado con mucho recorrido.
No obstante, sus constantes problemas para ser rentable, los problemas para la expansión del vehículo eléctrico y la burbuja de valoraciones en las compañías tecnológicas han hecho que Wallbox vaya en caída libre desde su debut en la Bolsa de Nueva York en 2021.
A este escenario se suma la política agresiva que Donald Trump está llevando a cabo en su regreso a la Casa Blanca, haciendo que las acciones de los fabricantes de coches se desplomen tras la subida de aranceles en países como Canadá, México y China y el temor a que se expanda a la Unión Europea.
Situación que también lastra la cotización de la firma catalana, que ya se deja más de un 6% de su valor desde enero. En 2024, las pérdidas de Wallbox en el selectivo neyorquino superaron el 71%.
La situación es tan delicada que a finales de noviembre recibió una notificación del New York Stock Exchange (NYSE) en la que se alertaba de que las acciones acumulaban más de 30 sesiones consecutivas cotizando por debajo de un dólar. Wallbox notificó que subsanaría esta tendencia, si bien aún no ha podido.
Francisco Riberas posee un sillón en el consejo de administración de la compañía y un paquete accionarial de unos 15,8 millones de títulos, cuyo valor no ha parado de caer en los últimos años.