La otra cara de los billetes de tren a 10 euros: Renfe, Ouigo e Iryo pierden 113M en plena guerra de precios

La alta velocidad no para de incrementar su demanda, pero todavía no es rentable para las empresas operadoras

Trenes de Renfe

Trenes de Renfe. Imagen: Pixabay.

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La alta velocidad no para de ganar adeptos en España. La liberalización del mercado y la entrada de nuevos operadores ha incrementado la demanda del transporte ferroviario y, en este contexto, las tres empresas que gestionan el servicio lanzan oferta tras oferta para rebajar los precios y atraer a los pasajeros. Sin embargo, los billetes de tren a 10 euros tienen otra cara: Renfe Viajeros, Ouigo e Iryo sumaron unas pérdidas de 112,8 millones de euros en 2022 por los altos costes y los bajos precios.

Renfe Viajeros, la división del grupo dedicada al transporte de pasajeros, anotó unos números rojos de 51 millones de euros en 2022 por los últimos coletazos de la pandemia y la subida de la factura eléctrica, según las cuentas depositados en su página web. Esta empresa gestiona tanto las líneas de alta velocidad, como los servicios públicos de cercanías y media distancia, aunque la compañía recibe inyecciones anuales de más de 1.000 millones de euros por parte del Estado y de las comunidades autónomas para paliar el impacto de los recorridos de media y corta dística, totalmente deficitarios, pero necesarios para la red pública. Por el contrario, la alta velocidad se considera un servicio comercial, capaz de rendir por sí solo.

En 2022, Renfe transportó a 30 millones de pasajeros en sus trenes de alta velocidad, quedándose a las puertas de los 34 millones alcanzados en 2019, antes de la pandemia y de la liberalización del mercado. De los 1.884 millones de euros que facturó el año pasado la división de pasajeros, 1.311 millones provienen de los servicios de larga distancia, que dispararon sus ingresos en un 67% respecto al 2021.

Sin embargo, el aumento de los costes energéticos (81%) por la inflación y del pago de cánones a Adif, que superó los 1.000 millones de euros y se disparó en un 40% en el caso del AVE por la recuperación de la actividad tras la pandemia, dificultó la vuelta a los beneficios. Antes del covid y del inicio de la competición en la alta velocidad, Renfe Viajeros ganaba más de 100 millones de euros al año.

Según los datos más recientes, la totalidad del grupo Renfe, que abarca otras líneas de negocio como el transporte de mercancías, recortó sus pérdidas en un 30% en los primeros cuatro meses de 2023, quedándose en 97 millones de euros. En abril, alcanzó el primer beneficio mensual del año, con 2,8 millones de euros de ganancias netas.

Al resultado negativo de Renfe Viajeros se suma el de Oigo, que ahondó en sus pérdidas en su segundo año de actividad, después de estrenar la liberalización de la alta velocidad en España en mayo de 2021. La filial del grupo francés SNCF más que duplicó su facturación hasta los 106 millones de euros en 2022, pero perdió 5 millones de euros más que en 2021, quedándose con unos números rojos de 36,6 millones.

Este aumento se debe a los mayores costes asociados al incremento de la actividad: los gastos de explotación se multiplicaron por dos hasta llegar a 120 millones de euros. En este sentido, la partida de suministros se triplicó y rozó los 20 millones de euros, mientras que el gasto en arrendamientos y cánones se elevó hasta los 51,6 millones.

Iryo pierde 25M con su arrancada

Por último, Iryo, que no empezó a operar en la línea Madrid-Barcelona hasta el 26 de noviembre de 2022 y en el Madrid-Valencia hasta diciembre, facturó en este mes de actividad 4,8 millones, según las cuentas depositados en el Registro Mercantil. En 2022, la empresa participada por Trenitalia, Air Nostrum y Globalvía perdió 25 millones de euros por los costes incurridos y por la puesta en marcha de todo el proyecto en España. Concretamente, los gastos de explotación alcanzaron los 23 millones de euros y los de personal sumaron 10,5 millones.

La compañía es consciente de que todavía debe de encarrilarse hacia la rentabilidad, algo que espera conseguir “en los próximos años”, según afirmó el consejero delegado de Iryo, Simone Gorini recientemente. Para ello, espera seguir abriendo nuevas rutas hacia Galicia o el País Vasco, mientras sopesa el lanzamiento del París-Barcelona.

Las pérdidas por el incremento de actividad de las tras operadoras coinciden tanto con una escalada de los precios energéticos, como por la constante bajada de los precios para atraer a pasajeros. La entrada de Iryo con unas fuertes ofertas de lanzamiento forzaron una bajada de las tarifas en Ouigo y en Renfe, sobre todo de esta última.

Diez euros menos

Según datos de la CNMC, en el cuarto trimestre de 2022 el precio medio de un billete de la empresa francesa en el trayecto Madrid-Barcelona costaba 42 euros, mientras que en el primer trimestre de este 2023 bajó 10 euros hasta los 32 euros. Más tarde, volvió a subirlo hasta los 40 en el segundo trimestre. En el caso de la corporación pública, el precio de partida a finales de 2022 para el mismo viaje era de 78 euros, una cifra que recortó hasta los 65 a principios de año y mantuvo en 66 en el segundo trimestre de 2023.

También en un estudio elaborado por competencia, las tres compañías ferroviarias que actúan en la alta velocidad alertaron que, con esta bajada de precio y con los crecientes costes, podían enfrentarse a desequilibrios económicos importantes a todos los operadores”, si la demanda no llega a crecer lo suficiente. En cualquier caso, todo apunta a que la demanda se sostiene, con el tren arrebatando cada vez más viajeros al avión.

En lo que se refiere a los gastos, las operadoras pueden respirar tranquilas porque, por ahora, uno de sus gastos más elevados no debería de variar mucho en el próximo año. En un intento de facilitar la liberalización comercial, Adif lleva cuatro años consecutivos congelando los cánones ferroviarios. “Pese a una inflación acumulada del 12,4% en los últimos tres años, mantienen las tarifas desde 2021, ejercicio en el que los cánones, además, se redujeron un 23%», resaltó el gestor de la infraestructura.

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