SAS, la sangría de Spanair
La ruptura de los acuerdos de colaboración comercial permiten hacer públicas las condiciones draconianas que la aerolínea escandinava dejó en herencia a los propietarios catalanes tras venderles Spanair
Los últimos pasos dados por la dirección de Spanair para soltar lastre y remontar las colosales pérdidas de prácticamente 116 millones de euros con las que cerró 2010 están provocando efectos colaterales.
Al romperse los contratos que la aerolínea catalana firmó antes de que fuera adquirida a SAS –sus antiguos propietarios y que controlaron el 91% del capital– por empresarios e instituciones catalanas, se pueden hacer públicas las cláusulas que han pesado como una losa sobre Spanair, según sus directivos.
La ‘herencia envenenada’ de SAS –que aún posee el 10% de Spanair– se extiende desde el alquiler de aviones, hasta contratos de handling y de código compartido, entre otros. Según información a la que ha tenido acceso Economía Digital, Spanair ha pagado a SAS durante 12 años el doble de la media establecida con el resto de aerolíneas de Star Alliance (a la que pertenecen ambas) por la gestión comercial de los vuelos en código compartido que unen España con los países escandinavos, la mayoría de ellos operados con aviones de la aerolínea catalana.
Esta es, según Spanair, la única razón por la que se ha decido romper la colaboración bilateral con su antigua propietaria y actual accionista, y no el bajo rendimiento de la operativa, como denuncia SAS en un comunicado. Para Spanair era insostenible mantener este acuerdo y por ello solicitó reiteradamente a sus homólogos nórdicos equiparar las condiciones económicas que afectan a estas rutas con las del resto de la alianza internacional. Ante las constantes negativas, se optó por la ruptura.
La aerolínea presidida por Ferran Soriano operará en solitario a partir de ahora estos trayectos, un puente aéreo que une Barcelona, Madrid y Málaga con Estocolmo y Copenhague varias veces por semana y que ha crecido en los dos últimos años. Según datos consultados por este medio, Spanair transportó entre España y los países escandinavos 538.000 pasajeros en 2009 y más de 600.000 durante 2010.
Aviones endosados
Pero además de firmar acuerdos por encima de mercado con Spanair antes de venderla, la empresa presidida desde hace unos meses por Rick Gustafson endosó un paquete de aviones en desuso por el resto de compañías aéreas debido a la gran cantidad de combustible que gastan. Se trata de los modelos MD82/83/87 del fabricante estadounidense McDonnell Douglas. Uno de estos aparatos operaba, cuando SAS gestionaba Spanair, el vuelo 5022 que se estrelló en Barajas.
Spanair paga 30.000 euros al mes a SAS por cada uno de los cinco aparatos alquilados. Es el 10% del leasing de un Airbus 320. Sin embargo, los MD gastan 270.000 euros cada mes en combustible y en mantenimiento. Spanair eliminará todos estos aviones de su flota a mediados de 2012. De hecho, este jueves devolvió la primera de las siete unidades de las que se quiere desprender.
Préstamo puente
Los episodios desencadenados este jueves en lo referente a la cooperación directa entre SAS y Spanair ilustran el momento por el que atraviesan sus relaciones. Gustafson, sin ir más lejos, aseguró que dispone de las provisiones económicas suficientes para hacer frente a una hipotética bancarrota de su socia catalana, pero SAS no habría provisionado, según fuentes consultadas por Economía Digital, un préstamo puente de 27 millones de euros y que vence a finales de este año.