Los ‘riders’ alertan a Glovo: tomarán las calles este día para protestar por las condiciones de trabajo

La CGT convoca una movilización en el Día del Trabajador en protesta por los contratos precarios, la sobrecarga horaria y la pérdida de derechos

Un repartidor de Glovo, en las calles de Valencia. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

Empresas recurren a la contratación de falsos autónomos, una práctica ilegal que socava derechos laborales. EFE/ Juan Carlos Cárdenas

Los repartidores de Glovo están al límite, y han decidido tomar las calles el próximo 1 de mayo para hacer oír su voz. En una fecha cargada de simbolismo, coincidiendo con el Día Internacional del Trabajador, los riders, convocados por el sindicato CGT, protestarán contra las nuevas condiciones laborales impuestas por la plataforma, que consideran injustas y perjudiciales para su bienestar.

La jornada no ha sido elegida al azar: el 1 de mayo es, además de una fecha reivindicativa, uno de los días de mayor volumen de pedidos para Glovo, lo que añade presión a la protesta y pone en evidencia la dependencia de la empresa respecto a su fuerza laboral. El movimiento, que promete visibilidad y resonancia, busca alertar a la opinión pública y a las instituciones sobre la precariedad del modelo actual de trabajo en las plataformas digitales.

Turnos interminables y sueldos más bajos: las quejas se acumulan

La principal crítica de los repartidores es clara: las nuevas condiciones suponen una regresión en derechos y salarios. Según denuncian los riders, el paso de autónomos a trabajadores contratados a través de flotas intermediarias ha empeorado sus condiciones. Los horarios partidos, con hasta cuatro turnos diarios, obligan a pasar más de 14 horas en la calle, mientras que los ingresos han disminuido con respecto a lo que ganaban como autónomos.

Este nuevo modelo laboral, similar al de las empresas de VTC, ha sido duramente criticado no solo por la carga horaria, sino también por la falta de control que los trabajadores tienen sobre su tiempo y su ruta. El cambio ha generado una profunda división entre los repartidores, ya que no todos aceptan pasar a formar parte de flotas o aceptar contratos con condiciones poco claras.

Discriminación de autónomos: ¿un castigo silencioso?

Uno de los aspectos más polémicos de este proceso ha sido el trato hacia quienes han decidido mantenerse como trabajadores autónomos. Varios repartidores han denunciado que, desde que comenzó la transición hacia un modelo con contrataciones, han recibido menos pedidos y menor visibilidad en la aplicación. Glovo, por su parte, ha negado cualquier manipulación del algoritmo, pero los riders sospechan que están siendo excluidos intencionalmente del sistema.

Estos trabajadores, que hasta hace poco eran esenciales para la operativa de Glovo, se sienten ahora desplazados y sin alternativas viables. La incertidumbre generada por esta falta de claridad y la pérdida de ingresos ha añadido más tensión a un entorno laboral ya marcado por el conflicto.

Una tormenta legal en el horizonte

La protesta del 1 de mayo no es un caso aislado. En paralelo, se está desarrollando una demanda colectiva interpuesta por los repartidores, en la que acusan a Glovo de vulnerar sus derechos fundamentales durante el proceso de transición. El proceso legal, que podría alargarse durante meses, mantiene en vilo a cientos de trabajadores.

Además, el propio CEO de Glovo, Óscar Pierre, se encuentra inmerso en una causa judicial, en la que se investiga si la empresa ha cometido irregularidades al aplicar su modelo laboral. Estas investigaciones, sumadas a las protestas y al desgaste reputacional, ponen en entredicho el futuro inmediato de la compañía en España.

Para Glovo, el desafío es mayúsculo. Adaptarse a la normativa española sin perder eficiencia ni competitividad ha resultado ser mucho más complejo de lo previsto. El paso de un modelo de autónomos a uno parcialmente laboralizado —a través de flotas externas— ha abierto frentes legales, laborales y sociales que amenazan con desestabilizar su operativa.

También está en juego la percepción del usuario, ya que las movilizaciones podrían generar demoras en las entregas o incluso interrupciones del servicio en zonas clave. Además, la empresa deberá afrontar un nuevo escenario en el que la presencia de sindicatos se vuelve cada vez más activa e influyente. Hasta ahora, Glovo había evitado el contacto directo con organizaciones sindicales al basar su modelo en autónomos. Esa etapa ha terminado.

El futuro del reparto, en manos de los trabajadores

La protesta convocada para el 1 de mayo es solo el comienzo de una nueva etapa en la lucha laboral de los riders. Para los sindicatos, esta es una oportunidad para consolidarse como actores clave dentro de la economía de plataformas. Para Glovo, es el momento de redefinir su modelo laboral en un entorno que exige cada vez más derechos, seguridad y estabilidad para los trabajadores.

A medida que el conflicto evolucione, se irán clarificando las reglas del juego en un sector en plena transformación. Lo que está claro es que los repartidores no están dispuestos a seguir siendo la parte invisible del sistema, y están dispuestos a alzar la voz hasta que su situación mejore de forma tangible.

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Alba Carbajal

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