Repsol y Cepsa congelan inversiones por el impuestazo entre dudas por el futuro real del hidrógeno

Las petroleras centran la paralización de inversión en proyectos de hidrógeno, con elevados costes y escasa demanda

Fábrica de hidrógeno verde. Foto: Europa Press

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Repsol y Cepsa han sido las petroleras españolas que han puesto nombre, apellidos y cantidad a las inversiones que congelarán en caso de que el Gobierno haga permanente el impuesto energético. La advertencia supone no llevar a cabo millonarias inversiones para desarrollar ambiciosos proyectos de hidrógeno verde, una materia prima cuyo desarrollo en Europa crea dudas.

El principal argumento de estas grandes compañías es el impacto que tiene en sus cuentas el gravamen temporal a los «beneficios extraordinarios» que el Gobierno de Pedro Sánchez pretende prolongar de manera ininterrumpida.

Repsol es la energética que más ha pagado por este tributo, con cerca de 800 millones en dos años, y Cepsa llegó a entrar en pérdidas el año pasado tras abonar 323 millones por el gravamen.

El desarrollo de esta tecnología es necesaria para cumplir con los objetivos gubernamentales establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2030, así como los objetivos de descarbonización de las propias empresas que se centran en la producción de combustibles sostenibles.

No obstante, es un sector que, a diferencia del fotovoltaico o el eólico, le falta mucha maduración todavía, la demanda aún es escasa y cuenta con unos elevados costes que hacen difícil su rentabilidad a corto plazo.

«Es la excusa perfecta. Es verdad que el impuesto les está perjudicando, pero han paralizado inversiones que no tenían nada claro que iban a hacer. Si fueran superrentables por supuesto que las harían», explican fuentes del sector a Economía Digital.

Algunas empresas europeas como Orsted ya han cancelado proyectos de producción de combustibles renovables (e-metanol) este año. La danesa ha puesto fin así al conocido como FlagshipONE, un ambicioso plan presentado en 2022 para producir hasta 50.000 toneladas de este biocombustible a partir del año que viene.

La falta de contratos a largo plazo y a precios viables para el e-metanol ha llevado a la compañía a cancelar recientemente este proyecto donde el hidrógeno verde iba a ser clave y cuya construcción se inició en mayo de 2023, con una inversión prevista de 175 millones de dólares.

Los problemas del hidrógeno renovable

La apuesta por descarbonizar y reducir emisiones ha llevado a empresas cuyo negocio principal está basado en el gas y el petróleo, como Repsol, Cepsa o BP, a preparar proyectos muy ambiciosos en combustibles alternativos para los que necesitan hidrógeno y de manera muy rápida.

El problema es que necesitan de una demanda que garantice su viabilidad y los consumidores potenciales (especialmente aviación y transporte marítimo), quienes también tienen que cambiar parte de sus procesos y realizar inversiones, necesitan tener una mayor certeza a cerca de los precios del suministro.

Y es que, estos productos descarbonizados suponen hasta ahora unos mayores costes que los combustibles tradicionales, siendo una importante barrera para su implementación.

Un reciente informe de OBS Business School elaborado por el profesor Marcos Rupérez sobre el hidrógeno verde señala que el salto del laboratorio a la industria ha querido ser tan disruptivo y rápido que la tecnología no estaba preparada para su producción en masa con rentabilidad.

«A nivel costes de producción, el hidrógeno no es competitivo en ninguno de los sectores en los que postula a ser una alternativa«, reza el informe.

El autor considera que sólo mediante subvenciones a su implantación o penalizaciones a las alternativas pueden hacer atractivos los proyectos de hidrógeno a los inversores.

Entre los principales problemas, el experto asegura que en Europa no existen economías de escala ni fábricas de electrolizadores a un nivel suficiente que permita reducir los costes y hacer rentables los proyectos.

Además, destaca que las condiciones del mercado no son favorables, ya que los precios de los combustibles fósiles siguen siendo bajos, lo que impide que el hidrógeno alcance la paridad de mercado.

Incluso la Agencia Internacional de la Energía (AIE) en su último informe anual sobre el mercado del hidrógeno renovable advierte de que, si bien espera un aumento considerable de la producción de este gas de bajas emisiones, la baja demanda puede suponer un problema sin políticas de estímulo adecuadas.

Proyectos paralizados en Andalucía, Tarragona, Bilbao y Cartagena

En cualquier caso, tanto Repsol, Cepsa y demás compañías petroleras tienen por delante un reto difícil para descarbonizarse en el que, si la Unión Europea no cambia el rumbo, tendrán que ir cerrando sus refinerías o adaptarlas a las alternativas más sostenibles.

En su pulso con el Gobierno, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), patronal que agrupa a Cepsa, Repsol, Galp, Disa o BP, ha anunciado que están en riesgo 16.000 millones de euros en inversión.

Hasta ahora, solo Repsol y Cepsa han anunciado los proyectos que mantendrán congelados en caso de que el impuesto energético se haga permanente.

La firma que dirige Josu Jon Imaz cifra en 1.500 millones de euros la inversión que podría no llevar a cabo en hidrógeno renovable. La Ecoplanta de El Morell (Tarragona) y un electrolizador de 150 MW de capacidad, así como otros dos electrolizadores en Bilbao y Cartagena de 100 MW cada uno son los que están ahora mismo en el aire.

Por su parte, la petrolera controlada por el fondo soberano de Abu Dabi Mubadala y Carlyle ha anunciado la paralización del Valle Andaluz del Hidrógeno Verde, en las provincias de Huelva y Cádiz.

La inversión prevista ronda los 3.000 millones de euros, aunque podría elevarse hasta los 4.000 millones y los 12.500 empleos previstos, según los últimos datos aportados.

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Un comentario en “Repsol y Cepsa congelan inversiones por el impuestazo entre dudas por el futuro real del hidrógeno

  1. Impuestazo son los precios a los que nos venden los combustibles muy superiores, por ejemplo, a los de las gasolineras low cost; pero claro mientras este tipo de empresas fidelizan a sus clientes de luz y gas con descuentos de hasta 20 céntimos por litro de combustible, quién paga esta subvención, pues todos nosotros porque los precios a los que comercializan la energía son muy superiores a los que ofrecen las tarifas reguladas, en gas y solo algo, si se bucea y se busca una tarifa bien competitiva, en la luz.

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