Puig sale a Bolsa con la máxima valoración en plena convulsión política y financiera en España
A pesar de la incertidumbre, el gigante de moda, perfumería y belleza prevé debutar en el parqué este viernes, 3 de mayo, a un precio de 24,5 euros por acción
Expectación máxima ante la salida a Bolsa de Puig, el debut más notable en el parqué en lo que llevamos de año en Europa. El grupo catalán de moda, belleza y perfumería sale a Bolsa el viernes en Barcelona, donde tiene su sede social, en plena convulsión política y financiera en España.
La multinacional presidida por Marc Puig, que tiene todas las papeletas para formar parte del Ibex-35, comenzará a cotizar a un precio de 24,5 euros por acción. Se trata del valor más elevado de la horquilla establecida en el folleto remitido a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), que partía de los 22 euros por título, con lo que la capitalización bursátil rondará los 13.920 millones de euros.
Turbulencias políticas y financieras
La operación se produce en un contexto marcado por fuertes turbulencias en la esfera política y financiera.
Con las elecciones catalanas a la vuelta de la esquina, previstas para el próximo 12 de mayo, hace tan solo unos días que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció que se mantendrá en La Moncloa tras tomarse cinco días para reflexionar sobre su continuidad en el Ejecutivo al considerar que se había emprendido una campaña de acoso contra él y su mujer, Begoña Gómez.
La posible fusión entre BBVA y Banco Sabadell ha sacudido el tablero bancario. La operación en ciernes, adelantada el martes, daría lugar a un gigante financiero de casi un billón de euros en activos. El grupo fusionado, que sería el tercero de Europa, después de BNP Paribas y Banco Santander, alcanzaría una capitalización de unos 70.000 millones de euros.
Precisamente, a causa de las condiciones de mercado, varias de las sociedades que tenían previsto comenzar a cotizar en Bolsa finalmente han reculado y han optado por posponer sus planes hasta que el escenario sea más propicio.
Astara, la filial de automoción de Bergé y Compañía, o H2B2, la empresa de hidrógeno fundada por el expresidente de Abengoa Felipe Benjumea, son algunos ejemplos. Con este panorama, los inversores depositan sus esperanzas en Puig, que pondrá punto final a la sequía de debuts bursátiles que ha asolado al parqué español en los últimos años.
Reordenación del consejo de administración
Ante su salida a Bolsa, la firma catalana ha acometido una reordenación de su consejo de administración.
El grupo de la familia Puig ha incorporado como consejeras independientes a la exconsejera delegada de Bankinter, María Dolores Dancausa y la consejera delegada de la empresa de cosmética Weleda AG, Tina Müller. También se ha producido la salida de Marian Puig Guasch, hermano del presidente de la compañía, para reincorporarse a Puig SL, el holding de la familia.
Tras estos cambios, el consejo de administración estará conformado por trece miembros, entre los cuales figura el presidente de Banco Sabadell, Josep Oliu. Mientras que Marc Puig continuará ocupando la presidencia ejecutiva de sociedad, Manuel Puig se mantendrá al frente de la vicepresidencia, de cara a la nueva etapa que el grupo catalán abrirá una vez comience a cotizar.
Debutará al precio más alto del rango
La compañía comenzará a cotizar en las Bolsas de Valores de Barcelona, Madrid, Bilbao y Valencia con la etiqueta de cotización ‘Puig’ a través del Sistema de Interconexión Bursátil, es decir, el mercado continuo. Después de que las entidades colocadoras abrieran el libro de órdenes tras comunicar su intención de comenzar a cotizar, logró la sobresuscripción de la oferta con un tamaño de aproximadamente 3.000 millones de euros.
La operación, que está dirigida a inversores institucionales, se materializará a través de una oferta pública de suscripción (OPS) de nuevas acciones de clase B y una oferta pública de venta (OPV) de acciones en manos de la familia Puig. El capital social se compone de acciones de clase A y acciones de clase B. A pesar de que ambas participaciones confieren los mismos derechos económicos, las de clase A conceden cinco votos y las de clase B solo uno.
La empresa propietaria de marcas como Rabanne, Charlotte Tilbury o Carolina Herrera, espera lograr unos ingresos brutos de cerca de 1.250 millones de euros a través de la OPS, con una oferta primaria de poco más de 51.000 millones acciones de clase B. El accionista mayoritario de la compañía, Puig S.L, se propone conseguir unos ingresos brutos de 1.360 millones de euros mediante una oferta secundaria superior a los 55.510 millones de participaciones.
La familia Puig mantendrá una participación mayoritaria y gran mayoría de los derechos de voto
Después de que el grupo centenario comience a cotizar, la familia Puig mantendrá una participación mayoritaria y gran mayoría de los derechos de voto, lo que le permitirá conservar el control. Específicamente, poseerá el 68% de las acciones clase A, con cinco derechos políticos por título, y hasta el 73,44% de las acciones clase B, que son las que saldrán a Bolsa.
Apoyo a la estrategia de crecimiento
El gigante de moda, perfumería y belleza dejó bien claro tras dar a conocer su intención de salir a Bolsa a principios de abril que se proponía lograr una «mayor visibilidad y conocimiento», así como abrir el acceso al capital como otra fuente de financiación para respaldar la estrategia de crecimiento de las cerca de veinte marcas que posee.
El objetivo es utilizar los ingresos netos de la captación de fondos para fines corporativos generales como la refinanciación de las adquisiciones de participaciones adicionales en Byredo y Charlotte Tilbury y la financiación de cualquier inversión estratégica futura y gastos de capital.
«El equilibrio de ser una compañía familiar que al mismo tiempo está sujeta a la responsabilidad del mercado nos permitirá competir mejor en el mercado internacional de la belleza durante la próxima fase de desarrollo», indicó el presidente ejecutivo del grupo, Marc Puig.
A la vez, se mostró convencido que cotizar les permitirá alinear su estructura corporativa con la de otras firmas del sector, que en la mayoría de los casos cuentan con un fuerte núcleo accionarial vinculado a las familias fundadoras, pero también garantizar que las próximas generaciones de los Puig estén sujetas a los «estándares más altos» al estar sometidas a un «mayor nivel de escrutinio».