Una popular cadena americana de restaurantes sigue el camino de Hooters y está a un paso de declararse en quiebra

Los problemas financieros de la histórica franquicia de diners revelan los riesgos de una estrategia basada en recompras de acciones y baja liquidez

El restaurante americano Denny's

El restaurante americano Denny’s. Foto: TripAdvisor

Denny’s, la popular cadena de restaurantes 24 horas de Estados Unidos, se encuentra en una situación financiera crítica que la pone al borde de la bancarrota. El deterioro de sus cuentas y una estructura de capital fuertemente endeudada han llevado a la compañía a una posición delicada, apenas cinco años después de haber tenido que recurrir a una ampliación de capital de emergencia tras la pandemia.

La empresa, con más de siete décadas de historia, es considerada un icono de la cultura popular estadounidense. Conocida por sus desayunos abundantes, sus menús accesibles y su apertura ininterrumpida, Denny’s ha sido durante décadas un punto de encuentro habitual en ciudades y carreteras del país. Sin embargo, ni su legado ni su popularidad han sido suficientes para evitar los embates de una coyuntura adversa y decisiones estratégicas cuestionables.

Una transformación que resultó insuficiente

Durante las últimas dos décadas, Denny’s emprendió una transición hacia un modelo de negocio basado casi por completo en franquicias, dejando atrás la gestión directa de locales. Esta transformación permitió mantener una cierta estabilidad en el beneficio operativo, a pesar de que los ingresos globales se redujeron significativamente.

La estrategia tenía sentido en papel. Al reducir la intensidad de capital, la compañía logró aumentar sus flujos de caja libre, los cuales fueron destinados casi en su totalidad a recompras masivas de acciones. En términos bursátiles, este movimiento fue bien recibido inicialmente: el número de acciones en circulación se redujo en un 43 % en veinte años, elevando el valor por acción.

Pero este enfoque tuvo un coste oculto: una caja prácticamente vacía. Con muy poca liquidez disponible, la empresa quedó expuesta ante cualquier evento inesperado, como lo fue la pandemia de 2020.

Nuevas turbulencias en 2025

Cinco años después, la historia se repite, aunque el enemigo esta vez no es un virus, sino una combinación de inflación, consumo retraído y cambios en los hábitos de los clientes. La cadena ha sufrido una importante fuga de comensales, que ha impactado directamente en su facturación y en su ya delicado margen operativo.

Ambos indicadores han caído a sus niveles más bajos en dos décadas, con la excepción del año 2020. Como consecuencia, las ratios financieras se han deteriorado drásticamente, situando la deuda neta en 5,5 veces el EBITDA, una cifra considerada de alto riesgo para empresas del sector.

Esto ha devuelto a Denny’s a una estructura financiera propia de compañías adquiridas con fuerte apalancamiento, donde más del 70 % de su valor empresarial corresponde a deuda. En un entorno de tipos de interés elevados y refinanciaciones complicadas, esto representa una amenaza existencial para la compañía.

La paradoja de las recompras

El caso de Denny’s es también una advertencia sobre los riesgos de las recompras de acciones. Aunque pueden generar valor para los accionistas en el corto plazo, también pueden comprometer la liquidez de la empresa si se priorizan frente a otras necesidades financieras. En 2020, la compañía ya tuvo que revertir parte de los beneficios de sus recompras mediante una ampliación de capital, diluyendo a sus accionistas. Ahora, con las condiciones de mercado menos favorables, un nuevo rescate luce complicado.

En redes sociales, algunos internautas han especulado, en tono jocoso, con la posibilidad de un rescate por parte de Jensen Huang, fundador de Nvidia. El ejecutivo trabajó como camarero en un restaurante Denny’s durante su juventud y ha compartido en varias ocasiones como esa experiencia marcó sus inicios.

Además, recientemente la cadena lanzó un menú temático llamado Nvidia Breakfast Bytes, como parte de una campaña que, aunque anecdótica, pone en evidencia los lazos emocionales que muchas personas mantienen con la marca.

¿Es el final del camino?

El futuro de Denny’s está lleno de interrogantes. Sin una inyección de capital, una reestructuración profunda o un inversor dispuesto a apostar por su recuperación, la posibilidad de un proceso de bancarrota no puede descartarse. Como ya sucedió con Hooters y otras marcas tradicionales, la combinación de nuevas preferencias del consumidor, entornos económicos más duros y decisiones empresariales de alto riesgo está dejando fuera de juego a varios pesos pesados de la restauración americana.

En cualquier caso, la situación de Denny’s servirá como estudio de caso en las escuelas de negocios, no solo por sus decisiones estratégicas pasadas, sino por el dilema al que se enfrenta: reflotar una marca muy querida, pero golpeada por el tiempo y por sus propios errores.

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Alba Carbajal

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