Los otros ‘casos Gedesco’ en España

Abengoa, Marie Claire, Pescanova o hasta equipos de fútbol como el Real Betis Balompié saben lo que es sufrir un concurso de acreedores, situación a la que Gedesco se enfrenta tras declararse en “insolvencia”

Letrero de Gedesco, en una imagen de archivo.

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En las últimas horas, y según ha podido saber Economía Digital, la empresa matriz del grupo financiero, Gedesco Finance, ha entrado en concurso de acreedores después de operar durante 23 años, durante los cuales ha proporcionado financiamiento a más de 90.000 empresas y particulares por un total de más de 9.000 millones de euros. Previamente, cuatro de sus subsidiarias ya habían sido declaradas en concurso. 

Esta medida se produce después del colapso de la compañía fundada en 2001 por Antonio Aynat y Javier García Escrivá, ambos bajo investigación penal por presunto vaciamiento patrimonial y traslado de activos de la firma. La decisión fue tomada por la titular del Juzgado de lo Mercantil número 4 de Valencia y afecta a todos los procesos relacionados con la empresa matriz y sus filiales.

Un concurso de acreedores es un procedimiento legal que se lleva a cabo cuando una empresa o una persona física no pueden cumplir con sus obligaciones financieras y se encuentran en una situación de insolvencia. El objetivo principal es permitir la reorganización de la deuda y la gestión ordenada de los activos del deudor para satisfacer en la medida de lo posible a sus acreedores.

Durante el proceso de concurso de acreedores, se nombra a un administrador concursal que se encarga de gestionar los activos del deudor y buscar soluciones para pagar a los acreedores de manera equitativa. 

Dependiendo de las leyes y regulaciones del país en cuestión, el concurso de acreedores puede resultar en la reestructuración de la deuda, la liquidación de activos para pagar a los acreedores, o la continuación de la actividad empresarial bajo supervisión y con un plan de pago de deudas.

Marie Claire 

Muchas otras empresas españolas han sufrido este proceso, viéndose obligadas a acudir a un concurso de acreedores. La empresa Marie Claire, con sede en la Comunidad Valenciana, entró en concurso de acreedores, después se encontrase en una situación insostenible, llegando a estudiar la situación de lanzar un ERE. 

En abril se cerró el plazo sin ofertas a la vista, dejando a Marie Claire con un futuro incierto. Ahora será el juez deberá examinar ambas propuestas y determinar cuál es la más beneficiosa para la empresa y sus acreedores. A pesar de los desafíos, el administrador concursal informa que la demanda de los productos de la empresa sigue siendo alta en España.

Abengoa 

Otra situación similar con mayor repercusión a nivel nacional fue lo sucedido con Abengoa. La multinacional quebró y presentaron ante el Juzgado de lo Mercantil de Sevilla la solicitud oficial de concurso voluntario de acreedores de las empresas que estaban en preconcurso, junto con otras que también se consideraron necesarias. 

Torre en una planta solar de Abengoa, el 17 de noviembre de 2014

Esta solicitud fue acompañada por una oferta vinculante presentada por la empresa Urbas, que se compromete a mantener el 100% del empleo. Finalmente, Cox Energy fue la empresa adjudicataria de las unidades operativas de Abengoa.

La oferta de Cox Energy, fue de 564 millones de euros y abarcaba todas las áreas de negocio y la estructura corporativa de Abengoa. Como parte del acuerdo, la empresa pagó al concurso un mínimo de 27,3 millones de euros, con la opción de aumentar esta suma en el futuro.

Pescanova

El caso de Pescanova y su concurso de acreedores ha sido uno de los más destacados en la historia empresarial española en los últimos años. Se declaró en concurso de acreedores en 2013 después de que se descubrieran irregularidades contables significativas. Esto llevó a una investigación exhaustiva sobre la gestión financiera de la empresa.

Durante el proceso de concurso de acreedores, se llevaron a cabo varios intentos de reestructuración para tratar de salvar la compañía. Sin embargo, debido a la complejidad de la situación financiera y a las disputas entre los accionistas y los acreedores, no se logró llegar a un acuerdo satisfactorio.

Finalmente, en 2015, se aprobó un plan de reestructuración que implicaba la venta de activos y la reducción de la deuda. Esta medida permitió que ciertas divisiones de la empresa continuaran operando bajo nuevas estructuras, pero significó la desaparición de la Pescanova tal como se conocía. Muchos de los activos y negocios fueron vendidos a otras empresas, y la marca Pescanova siguió existiendo, pero en un contexto muy diferente al de su época de esplendor.

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