Sigilo de Naturgy ante su inminente plan estratégico mientras se recupera de Taqa
La gasista presentará su nueva hoja de ruta en febrero, coincidiendo con los resultados anuales
Naturgy debe rendir cuentas ante el mercado el próximo febrero. Aprovechando la presentación de los resultados anuales, la compañía gasista hará también público su nuevo plan estratégico para lo que resta de década, con el que espera volver a seducir a los inversores.
El silencio y la cautela sobre el accionariado y los planes futuros del negocio han sido la tónica principal de la empresa durante los últimos seis meses, desde que fracasara la opa de la emiratí Taqa para hacerse con el control de Naturgy junto a CriteriaCaixa.
Se trata de una estrategia que la energética ha empleado por diferentes factores y que le ha funcionado para recuperarse que el golpe de la operación de venta fallida en junio del año pasado.
La noticia supuso un impacto negativo de unos 3.400 millones de euros en la cotización de la compañía que preside Francisco Reynés, tras caer más de un 14%.
Solo en el mes de junio, la gasista llegó a perder un 18,3% de su valor, que poco a poco ha ido recuperando hasta casi revertir la caída por completo en la actualidad (+17% desde entonces), pese a los vaivenes de precios y la incertidumbre fiscal para las grandes energéticas del país.
Naturgy ultima la hoja de ruta hasta 2030
La promesa de un ambicioso nuevo plan estratégico para el periodo comprendido entre 2025 y 2030, así como unos resultados récord en la primera mitad del año y el mantenimiento de las previsiones para el ejercicio completo han servido para que la gasista diera la vuelta a la situación.
Factores que han estimulado las acciones de Naturgy en los últimos meses, en los que la compañía ha actuado con sigilo. Desde 2023, la energética no presenta resultados trimestrales excusándose, entre otras cosas, en la volatilidad de los precios energéticos.
Aunque mantiene esta estrategia, publicando sólo las cuentas semestrales y anuales obligatorias para las empresas cotizadas, la compañía sí comunica actualizaciones sobre el negocio y previsiones a futuro.
La última comunicación al mercado apuntaba un beneficio de 1.580 millones hasta septiembre y la previsión de cerrar el ejercicio con una ganancia neta de 1.800 millones y un ebitda de 5.300 millones de euros.
Cifras ligeramente a la baja con respecto al año anterior, pero que confirman la solidez del negocio. En cuanto a la inversión, Naturgy prevé cerrar el año a la baja, con 2.400 millones, debido a un «enfoque disciplinado» y a los retrasos en la obtención de permisos para desarrollar proyectos.
En cualquier caso, en febrero desvelará los nuevos datos de inversión que prevé realizar para el próximo lustro y la importancia que tendrán las renovables o las alternativas al gas natural como el hidrógeno verde o el biometano en su estrategia.
De hecho, este último gas es una de las grandes apuestas de la compañía, a la que destinará hasta 900 millones de euros para la puesta en marcha de 30 plantas, según ha informado recientemente ABC.
Incertidumbre accionarial tras la retirada de Taqa y la entrada de BlackRock
El mercado también estará pendiente de las noticias o de la ausencia de ellas respecto al accionariado de Naturgy. Tras guardar en un cajón de forma indefinida el proyecto Géminis para escindir la compañía en dos empresas, probó de nuevo una gran operación sin éxito.
Así, el año pasado Criteria, el brazo inversor de La Caixa, y el gigante de Emiratos Árabes Unidos, Taqa, llegaron a un acuerdo para adquirir las participaciones de los principales fondos accionistas de Naturgy, GIP y CVC. Finalmente, las desavenencias sobre el reparto de poderes en la gasista hicieron que la operación fracasara.
Poco después, la firma australiana IFM aumentó su participación hasta el 16% del capital siguiendo con su estrategia de escalar en la compañía y contar con mayor representación en el consejo.
El fondo capitaneado por Jaime Siles entró en Naturgy con un 10,83%, pese a que su objetivo inicial era hacerse con hasta un 22,62% de la compañía.
También hubo cambios significativos en la recta final del año con otro de los grandes accionistas de la empresa española, Global Infraestructure Partners (GIP). El fondo fue adquirido por BlackRock que, tras el visto bueno del Gobierno, controla ahora el 20,6% de Naturgy gracias a esta compra.
A cambio, la mayor gestora de activos del mundo que lidera Larry Fink se comprometió con el Ejecutivo a mantener a Naturgy en bolsa durante los próximos tres años, así como otros requisitos en materia de empleo.
El último accionista de relevancia es el fondo CVC, con un 20,7% bajo su control. Con este escenario, Naturgy afronta un nuevo año de retos en el sector energético y un accionariado acostumbrado a la agitación.