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Naturgy se desmarca de Iberdrola y Endesa con la energía nuclear para exprimir su negocio de gas
La principal gasista española sabe que puede mantener importantes ingresos con su negocio ‘core’ cuando se necesite una tecnología de respaldo
Naturgy coge distancia con respecto a la polémica sobre alargar la vida útil de las centrales nucleares más allá de lo pactado entre el Gobierno y las empresas propietarias. La gasista está conforme con el calendario acordado, y lanza un mensaje: sus ciclos combinados están a disposición del sistema.
El presidente de Naturgy, Francisco Reynés, ha echado un jarro de agua fría durante la presentación de los resultados financieros sobre el debate abierto las últimas semanas sobre el futuro de la energía nuclear en España.
La principal gasista española tiene una participación minoritaria en el conjunto de centrales nucleares: 11% en Almaraz; y 34% en Trillo. Eso le ha posicionado siempre en una situación neutra con respecto a los conflictos sectoriales que, sin embargo, sí genera mayor impacto en Iberdrola y Endesa.
Naturgy ha roto esa neutralidad en mitad del debate que ha resurgido en las últimas semanas. Si bien ha criticado el aumento de la ‘tasa Enresa’ por los residuos nucleares –que esta misma semana ha sido recurrido vía legal por la patronal-, Reynés ha sido muy claro con respecto al cierre: aseguró que no es necesario prorrogar la vida útil, y que ya están los ciclos combinados de gas para respaldar las necesidades del sistema.
La contundencia de Naturgy
Con esta manifestación ante la prensa durante la presentación de resultados, Naturgy deja clara su postura sobre el destino de las centrales nucleares. Reabre un debate interno más allá del propio futuro de esta tecnología.
El argumento de la compañía presidida por Francisco Reynés se asienta sobre dos bases: el interés propio sobre su negocio de ciclos combinados; y el futuro diseño del sistema eléctrico español y el impacto de las renovables en el sistema. Sobre todo, en lo que respecta a las tecnologías de respaldo.
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) contempla ese cierre gradual de las centrales nucleares a partir de 2027. Para ello consagra la entrada masiva de las renovables y el respaldo de los ciclos combinados de gas que mantienen su potencia instalada de manera inalterable hasta 2030.
Ese argumento es el asidero de Reynés para explicar que el calendario de cierres se debe cumplir, y que siempre estarán disponibles los ciclos de gas si el sistema lo requiere.
El dudoso negocio del gas
El discurso de Naturgy juega en el límite de las necesidades de descarbonización que tiene el sistema energético español. Las centrales nucleares son tecnologías sin impacto emisor; mientras que los ciclos combinados tienen una importante huella.
Pero en este negocio, y por su tradicional desarrollo, Naturgy lidera en todos los aspectos. La compañía que preside Francisco Reynés tiene una potencia de 7.427 MW en sus plantas de ciclo combinado. Le sigue Iberdrola, que tiene una capacidad de 5.695 MW. En tercer lugar, se sitúa Endesa con 3.823 MW de potencia instalada.
Estas cifras son las que validan las diferentes posiciones entre Naturgy y las otras dos eléctricas. Cada una tiene unos condicionantes concretos. Pero las palabras de Reynés suponen un problema para la continuidad de la energía nuclear en España.
El debate que se había avivado hace unas semanas encuentra un severo problema. Uno de los propietarios tiene muy claras sus intenciones. Las motivaciones de Naturgy condicionan las ideas que puedan tener Iberdrola y Endesa.