Así es el imparable mercado negro para ver el fútbol pirata
Operaciones policiales, redes clandestinas de dispositivos y un negocio millonario que resiste al calor de la piratería
El negocio millonario del fútbol, en el que productoras y empresas de telecomunicaciones gastan ingentes cantidades de dinero en derechos televisivos, ha sido un filón del que se aprovechan desde hace años miles de personas a través de la piratería. La tecnología y la emisión satélite ha sido el calvo de cultivo perfecto para la creación de un mercado negro en el que muchos aprovechan para lucrarse a costa de las empresas.
Se publicitan en internet a la luz del día en foros, páginas de clasificados como Milanuncios y grupos privados de aplicaciones de mensajería como Telegram. Las compañías perjudicadas, así como la policía y los expertos, coinciden en algo: es un sistema difícil de erradicar.
Durante los últimos años, la Policía Nacional, tras atender las advertencias de empresas afectadas como Mediapro, ha desplegado varias operaciones en España en las que ha desmantelado pequeñas redes, detenido implicados y confiscado decodificadores que pirateaban la señal.
Solo el pasado año, concretamente a principios de mayo, eran ya 1.000 establecimientos públicos encausados, sin tener en cuenta los particulares que utilizan este tipo de dispositivos en sus hogares. Además, según la Liga de Fútbol Profesional, a mitades de 2019 se habían producido ya 19.000 emisiones ilegales y se habían producido 80.000 visitas a establecimientos que ofrecían contenido pirateado.
En España hay hasta 1.000 bares investigados por piratear el fútbol
Uno de los focos de la piratería del fútbol está en los bares. El fútbol es el deporte rey en España y el más visto en estos establecimientos, donde LaLiga es la competición más seguida. Se calcula que aproximadamente 15 millones de aficionados van al menos una vez por temporada a un bar y que 5,2 millones lo hacen de forma asidua (al menos una vez al mes), mientras que otros 2,6 millones va cada fin de semana a ver partidos de la competición doméstica a un establecimiento público.
Datos del estudio Horeca defienden que un local público con fútbol duplica los ingresos durante el momento del partido. A lo largo de una temporada se nota el impacto económico: ingresos por valor de 1.226 millones de euros y la creación de 20.000 empleos.
Tecnología al alcance de cualquiera
Para entender cómo funciona el blackmarket de la televisión de fútbol pirata, en el que se distribuyen codificadores por medio mundo capaces de ver partidos del Barcelona o Real Madrid a un precio irrisorio, hay que conocer, al menos, un concepto: IPTV.
El término debe sus siglas a Internet Protocol Television (Televisión por Protocolo de Internet en castellano) y es la tecnología que se utiliza para distribuir señal de vídeo a través de conexiones de banda ancha.
Hay que tener en cuenta que esta tecnología, para la que es necesarias comprar un decodificador si se quiere ver el fútbol en televisión, no es por sí misma ilegal — la utilizan las propias compañías de telecomunicaciones como Telefónica en su televisión de pago —, pero los piratas han sabido sacarle partido para lucrarse.
¿Cómo? En varias fases: primero, como cualquier otro usuario, contratan la señal de operadores; después —aquí es donde viene la ilegalidad— redistribuyen sin tener derechos lo que se conoce como listas IPTV, que no son otra cosa que códigos que cambian constantemente y que son imprescindibles para tener acceso a los servidores donde se alojan los partidos de fútbol.
Un usuario consiguió ingresar 50.000 euros con su red clandestina de IPTV
Así, se han creado redes de usuarios que han comercializado con codificadores hasta amasar importantes cantidades de dinero. En Madrid, sin ir más lejos, un hombre fue capaz de tejer una red de clientes a través de Whatsapp y Facebook para vender suscripciones piratas (las listas IPTV cada vez que cambiaban) por entre 30 y 35 euros.
Consiguió facturar cerca 50.000 euros, según la Policía Nacional, después de comprar los códigos IPTV en China y posteriormente revenderlos a un mayor precio. El elevado volumen de negocio, dicen, le hacían capaz de conseguir mejores precios de sus “distribuidores”.
Un rompecabezas legal
Carlos Sánchez Almeida, abogado especialista en derecho y tecnología de Bufete Almeida, quien además ha seguido de primera mano casos de piratería y deporte como fue el famoso juicio a Rojadirecta, explica que quienes comercializan con estos dispositivos ilegales pueden ser perseguidos por el Código Penal. Concretamente, con el artículo 286, que fija que se castigará a quien «sin consentimiento del prestador de servicios y con fines comerciales, facilite el acceso inteligible a un servicio de radiodifusión sonora o televisiva, a servicios interactivos prestados a distancia por vía electrónica, o suministre el acceso condicional a los mismos, considerado como servicio independiente».
Pero el abogado duda de la contundencia de la ley para atajar estas prácticas. Uno de los motivos es que una prueba fundamental para la inculpación es poder comprobar que el decodificador ha sido pirateado, algo que no siempre es posible. Y explica el porqué: «Las recepciones de material se hacen mediante direcciones de correo. Es decir, la empresa es quien tiene que enviar el decodificador, que no se abre en presencia del juzgado, sino de la policía. A veces hay prueba y otras, no»
Una vez aclarado los riesgos para los vendedores, ¿qué puede pasar a quienes compran y consumen fútbol pirata? El abogado cree que en España es muy poco probable que se identifique a usuarios. «Estamos hablando de que, en la teoría, solo existe una pena de multa en España para los consumidores, pero en la práctica no se ha visto que suceda nunca», dice Sánchez Almeida.
No obstante, en otros países sí se ha perseguido a consumidores. En un hecho sin precedentes, la Guardia di Finanza ha identificado hace unos días por primera vez a 223 personas que habían comprado IPTV pirata que era capaz de retransmitir plataformas como Dazn, Sky y Mediaset Premium.
Los juzgados actúan
De momento, se están acometiendo esfuerzos para terminar con esta lacra desde los juzgados. A principio de semana saltaba la noticia de que un juzgado mercantil de Madrid ha dado orden a Movistar, Vodafone, Orange y MásMóvil, entre otros, para que bloqueen 44 webs centradas en la piratería en el fútbol —entre ellas algunas que recomendaban listas IPTV—, asestando uno de los mayores golpes en los últimos años.
Antes, en noviembre del pasado año, llegó una sentencia que desde LaLiga calificaron de «histórica». El Juzgado de lo Penal nº4 de Málaga dictó una sentencia para la defensa de los derechos audiovisuales de los clubes de la competición doméstica, que significó la imposición de multas e indemnizaciónes de casi 500.000 euros a los integrantes de una red dedicada la venta de decodificadores con contenidos pirateados, entre los que se incluía fútbol.
La sentencia impuso condenas de 6 meses de prisión y 1.800 euros de multa para el administrador de la empresa que distribuía ilícitamente los contenidos, así como 40.000 euros de multa para la persona jurídica. Los responsables también tuvieron que indemnizar con 200.000 euros a LaLiga, así como con la misma cantidad a Mediapro y a la Entidad de Gestión de Derechos de los Productores Audiovisuales (EGEDA), cuya reparación fue de 20.000 euros. Las tres acusaciones particulares percibirán también 10.000 euros en concepto de las costas procesales que se les han generado.