La CNMC revisará en tres meses la fórmula del fútbol de Telefónica
El próximo mes de abril el regulador debe examinar los compromisos que Telefónica adquirió al comprar Sogecable
Tres meses para que las normas del fútbol vuelvan a pasar el examen de los organismos de Competencia. Es el tiempo que queda para que la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia (CNMC) revise los compromisos que Telefónica asumió en 2015 tras adquirir una posición más dominante en el mercado con la compra de Sogecable (Prisa).
Es un asunto aparentemente burocrático pero fundamental para la evolución del negocio no solo de Telefónica, sino también de sus rivales Orange y Vodafone. El motivo es que uno de los compromisos que se fijó con la adquisición de Sogecable, la antigua Canal +, por parte de la compañía de telecomunicaciones es que ésta tiene como obligación vender en el mercado mayorista su oferta de televisión de pago (La Liga y la Champions) a sus competidores, si así se lo piden.
En ese caso, el cálculo del precio a pagar desde Orange, Vodafone o ambos por estos derechos a Telefónica se deriva de una fórmula que establece la CNMC para fijar un coste mínimo garantizado. Se elabora a partir de distintos parámetros que no gustan a todos, como el número de operadores que quieren emitir fútbol durante una temporada y cuál es la base de clientes de banda ancha y televisión que tienen.
Esas reglas volverán a ser revisadas a mediados del próximo mes de abril, según distintas fuentes, que añaden que Competencia deberá decidir qué aspectos modifica — si es que modifica algo — y establecer un nuevo acuerdo marco para los tres próximos años.
Vodafone huye del fútbol y Orange sigue comprando
Los derechos de televisión en España son un activo muy preciado por los operadores, pero en los últimos años se ha criticado una espiral inflacionista en los precios que ha provocado que distintas voces señalen que son imposibles de rentabilizar.
Es la tesis que ha defendido Vodafone, que este año abandonó por completo el fútbol de pago en el mercado residencial. En la temporada 2018/2019 dejó de comprarle a Telefónica La Champions League y El Partidazo —el partido que más expectativas levanta cada jornada y siempre juega Real Madrid o FC Barcelona— y en esta campaña ha abandonado los ocho partidos de Liga Santander, el lote que le quedaba.
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La compañía británica siempre ha señalado entre los motivos de su decisión la fórmula que la CNMC establece para calcular cuánto hay que pagar a Telefónica. Alega que en dicho baremo se da mucho peso a pagar por los clientes de televisión que tiene una compañía, independientemente de que hayan contratado este servicio para ver fútbol o no.
En su caso, según han explicado siempre sus principales directivos, su cartera de clientes de Vodafone TV se apoya principalmente en cines y series, lo que hace que pagar a Telefónica por todos esos clientes y no por solo aquellos que consumen fútbol sea perjudicial.
El otro operador que ha tenido que decidir si compraba o no los derechos televisivos ha sido Orange, el segundo operador en España. La filial de la compañía francesa ha acudido al mercado mayorista siempre y ha asegurado que ofrecerá el deporte rey mientras Telefónica también lo haga.
La CNMC y las consecuencias para Telefónica
Telefónica siempre ha defendido que el fútbol es una apuesta de futuro para asegurar los ingresos de la compañía. Considera que ser la tenedora de los derechos le lleva a posicionarse en el mercado como la marca de mayor valor al tener contenidos exclusivos frente a sus competidores.
El presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete, siempre defendió esta estrategia. «Telefónica ha hecho un negocio interesante con la compra del fútbol», dijo en 2018 en una entrevista en Onda Cero, en la que afirmó que el fútbol es «uno de los contenidos que más demandan» los clientes de Telefónica y por eso se han hecho «muchos números» para saber cuánto se podía rentabilizar.
Ese motivo le ha llevado a desembolsar grandes cantidades de dinero por los derechos, a la espera de rentabilizar la compra. Se hizo durante 2018 con La Liga por 2.940 millones de euros y por la Champions después de establecer el pago de 1.080 millones de euros.
El acuerdo por el campeonato doméstico duraba cuatro años (2019-2022) y suponía abonar 980 millones en cada uno de ellos; por la competición europea el pago de manera en cada temporada se estableció en 306 millones de euros y el acuerdo se fijó para el periodo 2018-2021.
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Las mismas fuentes consultadas señalan que estos acuerdos pueden influir en la decisión de la CNMC. Telefónica adquirió todo el fútbol y pagó un precio, sabiendo que luego compensaría una parte si el resto de operadores también querían emitir sus canales de pago.
Por tanto, cambiar la fórmula ahora, con unos parámetros que beneficien a los competidores, se traduciría en menos ingresos para Telefónica en el mercado mayorista pero no sus obligaciones a pagar por ser titular de los derechos. «Sería cambiar las reglas de juego a mitad partido», dice una fuente del sector telco.
De todos modos, Competencia seguirá vigilando que se cumplen los compromisos por la compra de Sogecable. En el pasado ya sancionó a Telefónica con 1,5 millones de euros al considerar que no calculó bien la fórmula y cobró de más a algunos operadores, si bien es cierto que ese mismo error le llevó a cobrar de menos a otros.
Fútbol sí o fútbol no
Que tener el fútbol o renunciar a él ha tenido consecuencias para las compañías es algo más que demostrado. Vodafone optó por abandonarlo y tuvo dos malas respuestas del mercado: salida de clientes de televisión y caída de ingresos. Pese a ello, siempre ha defendido que su adiós al fútbol tendrá consecuencias positivas a largo plazo.
La otra cara de la moneda es Telefónica, cuyos ingresos por clientes convergentes — aquellos que contratan líneas de voz, fibra y televisión de manera conjunta — han aumentado hasta niveles récord.
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El caso de Orange ha sido un poco distinto. Ha aumentado su base de clientes de televisión, como muestra la evolución de sus resultados trimestrales, pero esto no se ha traducido en un aumento significativo de ingresos.