Los supermercados seguirán compitiendo por precio
La patronal asegura que las denuncias por ventas a pérdidas casi siempre terminan archivadas
La guerra de precios en las grandes superficies continuará intacta a pesar de la recuperación de consumo que se espera la próxima temporada navideña. Los supermercados mantendrán inalterable la estrategia que desplegaron durante los años crisis: precios ajustados en productos básicos y «ofertas gancho».
Primero fue la venta a pérdidas de la leche, luego la del aceite y finalmente la del pollo. Los productores han elevado sus quejas y han denunciado a las grandes superficies por prácticas que atentan contra la ley de la cadena alimentaria. Denuncian un esquema comercial que le produce pérdidas y los condena al cierre. La cadena francesa Carrefour está presente en la mayoría de denuncias. Al ofrecer productos básicos por debajo de precio, los supermercados se garantizan una mayor afluencia de público que completan sus compras en otros productos con mayores márgenes.
Pero la Asociación de Cadenas de Supermercados ACES, que reúne a Carrefour, Lidl, Eroski, Supercor y Simply, ha restado importancia a las denuncias de los productores. “Casi siempre terminan archivadas”, explica el nuevo presidente de la patronal Aurelio Del Pino.
Los supermercados, cada vez más orientados hacia la marca blanca, generalmente de menor precio y calidad, han defendido la libertad de precios como un principio de libre competencia. “Todos los operadores deben tener la libertad de poner el precio que quieran. Éste sigue siendo un factor fundamental en el momento que el consumidor elige un producto y todos los estudios indican que continuará siendo así en los próximos meses”, explica Del Pino.
Éxito dominical
La asociación, que defiende la libertad de horarios en España, asegura que el domingo ya se ha convertido en el segundo día con más ventas en algunos establecimientos (el sábado continúa siendo el día de mayor facturación en todas las cadenas). Las grandes superficies insisten en exportar el modelo de permisividad horaria total al País Vasco y Catalunya, donde los gobiernos autonómicos se niegan a adoptar la libertad horaria total, una medida impulsada desde Madrid.
Alcampo y Carrefour tuvieron que recular en su política de horarios expansiva en Catalunya. Se acogieron a la ley española para ampliar horarios, pero luego tuvieron que terminar aceptando la ley catalana, más restrictiva. «Las empresas no pueden obligar a hacer cumplir la ley. Esto le corresponde a los gobiernos», dijo el presidente de la patronal.
Los gobiernos autonómicos de Catalunya y País Vasco consideran que la libertad total favorece a las grandes superficies pero terminan perjudicando al pequeño comerciante. Y ninguno de ellos está dispuesto a ceder ante el movimiento liberalizador de Madrid. La unidad de mercado sigue en la sala de espera.