Los pequeños operadores amenazan la compra de Telefónica en Brasil
Compañías de telecomunicaciones ven una amenaza en la venta de parte de Oi a la multinacional española, a Carlos Slim y a Telecom Italia
Es una de las operaciones corporativas más importante de Telefónica y parece que no será fácil de resolver. La venta del negocio móvil de Oi, forzada por su maltrecha situación económica, ha llevado a la multinacional española y a otros dos operadores, TIM y Claro, a querer trocear la compañía y repartirla a partes iguales.
Pero todo son inconvenientes. Tras el sí de los acreedores de Oi a que el consorcio de estas tres compañías fuera el primer licitador para lanzar una oferta por la firma brasileña, los pequeños operadores se han dirigido al regulador del país para que ponga condiciones a la operación.
De acuerdo a la prensa local, estas operadoras creen que la compra de Oi Brasil traerá nefastas consecuencias en el entorno competitivo: la reducción de la inversión en el país, la pérdida de calidad del servicio y el aumento de precio a los consumidores.
La solución, por tanto, es que la agencia reguladora Anatel adopte obligaciones y condiciones para los compradores. João Moura, presidente de Telcomp, una de las entidades responsables del documento enviado al regulador brasileño, afirmó que sus condiciones no impiden la venta de los activos móviles de Oi.
La operadora «seguirá siendo atractiva e interesante para los otros tres grupos (Telefónica, TIM y Claro)», afirmó Moura, que reconoció que su propuesta ayudaría a crear «una alternativa para que los competidores ingresen al mercado. Daría la oportunidad a otros operadores de participar”, detalló.
En el distrito T, la base de operaciones de Telefónica en España, no guardan buenos recuerdos de los reguladores. Fue el regulador británico el que impidió la venta de su filial británica O2 en 2016 a la operadora hongkonesa Hutchison y ha sido el regulador salvadoreño el que ha echado por tierra recientemente la venta de su filial caribeña.
La gran oportunidad para Álvarez-Pallete
La compra de Oi por parte de Telefónica es una ocasión perfecta para no retroceder en Brasil, la segunda plaza de la multinacional por volumen de negocio (solo le supera España).
El presidente de la operadora, José María Álvarez-Pallete, siempre quiso dejar claro que Brasil era un país prioritario, por lo que decidió excluirlo del spin-off de Hispanoamérica, donde otras filiales, como la de Colombia y Ecuador, sí han sido puestas a la venta.
Los motivos se ven en las cifras de la compañía. Es líder en el mercado móvil y más de un tercio de cuota en este segmento son líneas de pospago, lo que da a la operadora una posición mayor de fortaleza, al nutrirse de clientes de mayor valor.
Sea como fuere, la operación no está siendo fácil. El primer obstáculo apareció en julio, cuando Digital Colony, un fondo de capital riesgo dirigido por un multimillonario estadounidense, apareció en la puja. Afortunadamente para el consorcio de Telefónica, Claro y Tim, sus negociaciones con Oi no prosperaron.
Todavía queda partido para que llegue la resolución final. La subasta por los activos de Oi no llegará hasta el cuarto trimestre del año.
La propia Highline ya ha afirmado que sigue interesada en Oi. El ministro de Comunicaciones de Brasil, Fábio Faria, lo comunicó ayer, lunes. “Hablé con gente de Highline. Tienen intereses en Oi, sin importar si ganan o no la subasta (de los activos móviles)”, señaló Faria, en entrevista concedida a Radio Bandeirantes.
«Les interesa entrar en Brasil , porque son inversores en infraestructura y torres. Si bien los tres operadores son ganadores (de los activos móviles), Highline está interesado en hacerse con la parte de infraestructura», agregó el ministro.