Los deberes pendientes de Comsa para cumplir con la banca
La compañía de la familia Miarnau tiene dos concesiones y una planta termosolar que debe vender para satisfacer a los bancos que refinanciaron su deuda
La letra pequeña que los bancos impusieron a Comsa para refinanciar 719 millones de deuda en 2016 lo dejaba bien claro: la compañía de la familia Miarnau debe centrarse en el negocio de infraestructuras e ingeniería y deshacerse de todas las divisiones alternativas. Desde entonces la firma vendió la mayor parte de sus concesiones y activos en energías renovables y gestión de residuos. No obstante, la banca aprieta para que suelte todo el lastre.
Fuentes internas de la empresa también participada por los Sumarroca explican a Economía Digital que las desinversiones pendientes más avanzadas son la de la concesionaria de carreteras Cedinsa y la del tranvía de Murcia. Ambas quedarán en manos de Mircom, un vehículo sobre el que la saga catalana mantiene el 20% de la propiedad pero controlado en un 80% por el fondo de inversión francés Mirova.
Ambas transacciones se encuentran bloqueadas por trabas administrativas. La venta de la gestora de autopistas está paralizada debido a la guerra en el accionariado con la familia Carbonell, propietarios de Copcisa, que en enero trataron de ejecutar su opción de compra preferencial sobre el paquete de los Miarnau.
La Cedinsa y el tranvía de Murcia son las ventas más avanzadas que Comsa tiene en cartera
Debido al acuerdo con el vehículo galo, Comsa trató de comprar el paquete a un tercer accionista, FCC. Al no resultar boicoteó las posibilidades de su rival. Tal y como avanzó este medio, el pasado mes de marzo argumentó que el derecho preferencial había caducado al ser sólo de 60 días. Desde entonces el procedimiento no avanza y está enmarañado entre amenazas judiciales y burofax.
Suerte parecida corre la concesión del tranvía de Murcia. La sociedad que explota el ferrocarril también pasará bajo el paraguas de Mircom, pero una serie de problemas burocráticos impiden que la operación se haya cerrado todavía. Como explicó Economía Digital hace pocos días, la empresa tuvo que refinanciar una deuda de 126 millones de euros mientras se enfrentaba contra el Ayuntamiento ante el Tribunal Superior de Justicia de Murcia por las liquidaciones del IVA. Finalmente, la justicia dio la razón a la compañía catalana.
Con ambas concesiones en el debe, sí llegó a traspasar el resto de activos de la división: su participación en el metro de Málaga y los contratos de mantenimiento de los juzgados de Terrassa (Barcelona) y La Bisbal d’Empordà (Girona), el centro penitenciario de Mas d’Enric y Abali –la encargada de señalizar el tramo de alta velocidad ferroviaria entre Albacete y Alicante–.
Comsa también vende la división de energías renovables y gestión de residuos
En la división de energías renovables, Comsa sí se deshizo de sus plantas solares, fotovoltaicas y eólicas que, separadas en paquetes y que acabaron en manos de, por ejemplo, la multinacional alemana Clere AG.
Sin embargo, a la firma de los Miarnau tiene todavía en cartera la planta termosolar de Les Borges Blanques, que todavía no tiene comprador. Por ello, el proceso de venta está bastante más verde que el de las concesiones, aunque desde la compañía aspiran a cerrarlo antes de la llegada de 2020.
Donde sí hizo los deberes el grupo de infraestructuras fue en el negocio de la gestión de residuos. Poco antes de la refinanciación pactada con Santander, CaixaBank, Bankia, Sabadell, BBVA, Popular, Bankinter y Unicaja, traspasó a Sorigué la empresa Corporación CLD.
Hace pocas semanas completó la faena para desprenderse del resto de la división de residos industriales, que adquirió Tradebe.