Incendio en la DO Cava tras duplicar las cuotas
El Consell Regulador duplica presupuesto hasta los tres millones de euros pero no toca las aportaciones que realizan tanto Freixenet como Codorníu
Nada más hacerse con la presidencia de la D.O. Cava, Javier Pagés tuvo claro que había que hacer más ruido. El exdirectivo de Codorníu llegaba acostumbrado a trabajar con amplios presupuestos, pero en el Consell Regulador se topó con apenas 1,5 millones para trabajar. La solución fue inmediata: duplicar los fondos hasta prácticamente los 3 millones de euros. Todo pagado por los agricultores y los pequeños productores.
Según explican afiliados de la D.O. a Economía Digital, la asociación decidió duplicar las cuotas a los pequeños elaboradores mientras que prácticamente triplicó lo que pagaban los agricultores por cada hectárea de cultivo. Sin embargo, decidió no tocar las aportaciones que realizan tanto Freixenet como Codorníu, los dos grandes gigantes del sector, que ya aportaban más de la mitad del efectivo que entraba en las cuentas de la entidad.
El doble rasero hizo que fueran muchos los agricultores que levantaran la voz al ver que todo el incremento de los presupuestos partía de sus bolsillos. Más cuando son muchos los que acusan a Freixenet y Codorníu de rebajar el precio de la uva a través de cooperativas. Tras varias jornadas de críticas, eso sí, terminaron por votar a favor de la medida.
La razón por la que se consiguió el quórum: las bajas aportaciones existentes hasta el momento. Con la subida, los pagos se sitúan en un nivel similar a los que exige la D.O. Penedès. Al tener más afiliados, el presupuesto asciende hasta los 3 millones, mucho más que su homólogo catalán.
No obstante, la cifra todavía está a años luz de los 10 millones de euros que maneja la D.O. La Rioja. Así, la mayor parte de las cantidades recaudadas se destinarán a incrementar la promoción de la marca en los mercados identificados como clave. El resto irá para controlar los estándares de calidad que se exigen para poder etiquetar bajo la marca cava.
La actualidad del cava
El sector tiene entre ceja y ceja remontar el descenso que sufrió en 2018. Con 2020 en el horizonte, el Consell Regulador admitió en junio lo que era un secreto a voces: sufrió un boicot que golpeó el negocio por culpa del boicot de muchos clientes en el último trimestre de 2017, justo después del referéndum del 1-O. Debido al stock sobrante, las botellas expedidas se desplomaron el 12,1% en el país durante el año pasado. “El descenso se debe a los efectos del boicot, con una caída de las ventas en Navidad que propiciaron un exceso de existencias que obligó a reducir las botellas pues al mercado durante 2018”, lamentó Pagés. Así, el volumen total fue de 244 millones en total; ocho millones menos que durante el año anterior (-3,2%).
«Las turbulencias políticas no las se ver en cifras a la hora de evaluar las ventas de cava. Se ha consumido más y se ha vendido más caro que en 2017», comparó Pagés. El ejecutivo recurrió a la consultora de Nielsen para defender que el consumo de cava no había caído, pues se incrementó el 0,3% en 2018. “No tenemos datos de venta, sólo de productos expedidos”, matizó. “Si miras las cifras por producciones, el mercado parece que ha caído, pero no así en ventas”, añadió.
Sí hubo un indicador que revela, por lo menos, el estancamiento: la facturación total de la denominación de origen cayó desde los 1.149 millones de euros del año 2017 hasta los 1.146,8 millones del último ejercicio. El descenso es apenas, eso sí, del 0,19%.
Sin embargo, las tristes cifres interiores contrastan con el récord de exportaciones, que tocaron máximos históricos. La DO exportó 165 millones de botellas, el 1,8% más. Es decir, dos tercios de la producción ya se destinan al mercado exterior, con un crecimiento del 25% en sólo una década.
Por países, Alemania (+ 2,2%), Bélgica (- 4,8%), Estados Unidos (+ 3,2%), Reino Unido (- 6,4%) y Francia (+ 10,9%) son, por este orden, los principales importadores de cava. A la ecuación se añadieron territorios como Lituania (+85), Polonia (+45%) y Rusia (+28%) que, todavía con volúmenes pequeños, dispararon el consumo del espumoso.