Juan Rosell vuelve a las quinielas para presidir el FC Barcelona
El presidente de la CEOE se mueve ante las tensiones que asolan la entidad y que amenazan con la convocatoria de elecciones anticipadas
El presidente de la CEOE regresa a la órbita del FC Barcelona. Juan Rosell, máximo mandatario de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, se mueve entre bambalinas para satisfacer una vieja ambición: presidir la entidad azulgrana. Zarandeada en varios frentes judiciales y con una planificación deportiva en entredicho, la inestabilidad de la actual junta directiva ha propiciado que el nombre del empresario vuelva a la palestra.
Según explican a Economía Digital fuentes próximas al dirigente patronal, el barcelonés ya instiga una futura candidatura entre los círculos empresariales y ante la opinión pública catalana. Todavía en una fase incipiente, el directivo ya promueve su posición en busca de apoyos que propulsen su carrera hacia el Camp Nou para sustituir al cuestionado Josep Maria Bartomeu al frente del club.
Preguntado por este medio, Rosell ha declinado hacer comentarios. “No hay elecciones”, se ha limitado a repetir antes de asegurar que “nunca se ha planteado presentar una candidatura”. No es lo mismo que ha expresado a su entorno.
Rosell ya amagó con presentarse a las elecciones del FC Barcelona en 2010
El nombre del antiguo consejero de Gas Natural ya sonó con fuerza antes de los comicios del 2010. Entonces en la patronal catalana Foment del Treball, volvió a repetir la coletilla de “no hay elecciones” para evitar pronunciarse. Finalmente descabalgó de la carrera electoral culé en favor de la presidencia de la CEOE, a la que accedió en diciembre de ese mismo año.
Sin embargo, ahora no aparecen distracciones en el horizonte. A finales de 2018 culminará su segundo y último mandato al frente del lobby empresarial. Le restará la dirección del negocio familiar de fabricación de contenedores, palés y vallas de plástico y una silla de los consejos de administración de Caixabank y la aseguradora Vidacaixa.
Fuentes del club azulgrana dudan de que Bartomeu resista otra temporada sin títulos importantes
Además, el calendario electoral juega a su favor. El antiguo candidato a la presidencia del club Agustí Benedito pondrá en marcha una moción de censura contra Bartomeu el próximo 1 de septiembre. Poner las urnas en el Camp Nou no será fácil: requerirá de 16.525 firmas –el 15% de los socios con derecho a voto– como aval. Tras las rúbricas necesitará que dos tercios de los votantes sean contrarios a la actual directiva, una misión prácticamente imposible.
Más probable es la convocatoria de elecciones a final de temporada si los resultados deportivos no acompañan. “Esta junta no aguanta dos pitadas seguidas de la afición”, advierten fuentes del entorno azulgrana. El caos deportivo acabaría derivando en unos comicios apenas seis meses antes del fin del mandato de Rosell en la CEOE y tres años antes de la fecha prevista por los Estatutos, en junio de 2021.
La única duda que surge entre los fieles al directivo es si tendrá valor a enfrentarse con el ex presidente Joan Laporta, que ya ha comenzado su particular pre campaña en los medios de comunicación.
Crisis deportiva e institucional
Mientras, la entidad salta de juzgado en juzgado y sirve de escudo a Bartomeu, que evita ser condenado por el fichaje del delantero Neymar Jr. a cambio de que el club pague una multa de 5,5 millones de euros. Un futbolista, el brasileño, que se marchó a finales de julio al París Saint Germain a cambio de 222 millones de euros y ha evidenciado las carencias de la planificación deportiva azulgrana, incapaz de encontrarle recambio a poco más de una semana para que cierre el mercado.
Al caos institucional se suma una pésima imagen en el enfrentamiento contra el Real Madrid en la Supercopa de España y un enfrentamiento con la plantilla, que ha pasado del ámbito privado a las redes sociales y las ruedas de prensa con mensajes cruzados entre ambos bandos en los últimos días. Una combinación de golpes que tiene al presidente y su séquito contra las cuerdas. Como siempre, acabará por depender de si la pelota entra en la portería o no.