Actualizado
Iberdrola renuncia a la compra de PNM Resources en EEUU
Si se hubiera concretado la fusión se habría creado una de las principales compañías eléctricas de EEUU
Avangrid, compañía norteamericana de la que Iberdrola controla el 81,5% de su capital, ha renunciado a la fusión que tenía pactada con PNM Resources desde el 20 de octubre de 2020.
La compañía ha subrayado que esta decisión responde a que no se han cumplido en el plazo contemplado las condiciones previstas para el cierre de la operación, ha apuntado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
El pasado 20 de junio la filial estadounidense de Iberdrola y PNM Resources acordaron una nueva prórroga hasta el 31 de diciembre de 2023 de su acuerdo de fusión, que hubiera dado lugar a una de las principales eléctricas de EE.UU.
Si hubiera prosperado, la nueva compañía habría contado con diez eléctricas reguladas en seis Estados (Nueva York, Connecticut, Maine, Massachusetts, Nuevo México y Texas) y habría sido el tercer operador de renovables del país, con una presencia total en 24 estados.
Los primeros pasos hacia la fusión
Iberdrola anunció hace más de tres años que había cerrado un acuerdo para comprar, a través de su filial Avangrid, PNM Resources, la eléctrica de Nuevo México y Texas, una operación con la que tenía previsto desembolsar aproximadamente 4.317,5 millones de dólares (3.914 millones de euros al cambio actual).
El valor de empresa de la operación, incluida deuda, se fijó entonces en unos 8.300 millones de dólares.
PNM Resources, sociedad cuyas acciones están admitidas a cotización en la Bolsa de Nueva York, había recomendado la operación, mediante la cual Avangrid adquiriría el 100 % del capital de dicha sociedad por 50,3 dólares (45,6 euros) por acción.
Más de 40.000 millones en activos
Se estimaba entonces que los activos resultantes de la fusión ascenderían a más de 40.000 millones de dólares, el resultado bruto de explotación de las dos compañías sería de 2.500 millones de dólares y el beneficio neto de 850 millones de dólares.
Un año más tarde, en febrero de 2021, los accionistas de PNM aprobaron su fusión con Avangrid con un respaldo del 70 % del accionariado.
Si la fusión hubiera tenido éxito los activos de la nueva eléctrica habrían superado los 40.000 millones de dólares (36.278 millones de euros)
Para hace frente a esta operación, aprobada por la Comisión Reguladora de Energía estadounidense (FERC) en abril de 2021, y a su plan de inversiones, Avangrid anunció una ampliación de capital en cerca de 4.000 millones de dólares, en los que la eléctrica española se había comprometido a suscribir el 81,5 % y Qatar Investment los millones restantes.
Primeros obstáculos
En noviembre de 2021 la compra de la empresa energética PNM Ressources se vio en peligro tras un informe público que cuestionaba la imagen de la empresa y la gestión de su filial estadounidense Avangrid.
La fusión fue desaconsejada en un informe de 445 páginas encargado por la Comisión Reguladora de Nuevo México.
Un mes más tarde el regulador del estado de Nuevo México (EEUU) rechazó por unanimidad la propuesta de Avangrid al entender que entrañaba riesgos. Todo ello en mitad del conocido «caso Villarejo» en España.
Tras este revés Avangrid acordó con PNM una primera prórroga en su acuerdo de fusión y presentó un recurso contra el veto del regulador de Nuevo México.
Una vez que salió de Avangrid su entonces presidente, Robert Kump, Iberdrola buscaba seguir adelante con la operación, mientras ambas compañías llevaban su caso a una nueva audiencia, que también fue rechazada por la Corte Suprema del estado de Nuevo México.
El rechazo de los reguladores en Nuevo México
En su momento, el regulador del estado de Nuevo México tumbó la compra por parte de Avangrid de PNM Resources.
El rechazo a la operación fue unánime por parte de los cinco miembros de la comisión, que consideraron que los riesgos del acuerdo superan los beneficios prometidos a los contribuyentes estatales.
La compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán sufrió un revés en su gran operación en un mercado como el de Estados Unidos, que suponía un valor de empresa implícito de aproximadamente 8.300 millones de dólares (unos 7.007 millones de euros), considerando una deuda neta más ajustes de aproximadamente 4.000 millones de dólares (unos 3.377 millones de euros).