La guerra entre Iberdrola y Endesa por la recarga de coches eléctricos provoca un caos de aplicaciones móviles
Las dos grandes eléctricas españolas han hecho sus apuestas por la movilidad eléctrica, pero cada una con sus socios y en su ecosistema
La penetración del coche eléctrico en España va más lenta de lo esperado. Uno de los factores es el rechazo de la gente por la dificultad para enfrentarse a los procesos de recarga. Iberdrola y Endesa invierten grandes cantidades en infraestructura, pero cada una con sus desarrollos y un ecosistema diferente.
Los usuarios de vehículos eléctricos demandan desde hace tiempo un concepto básico para tener una mejor experiencia con el coche: la interoperabilidad de los puntos de recarga. Esto supondría tener una sola App móvil (dos como mucho), y poder realizar una recarga en cualquier punto, sea de la compañía que sea.
En estos momentos cada empresa que desarrolla infraestructura de recarga tiene su propia aplicación móvil, su sistema de pago; promociones… Una situación que dificulta la tarea, y que va en contra del desarrollo del vehículo eléctrico.
Por el momento no hay intención de cambiar el rumbo, según reconocen a ECONOMÍA DIGITAL algunas de las principales asociaciones de conductores de eléctricos. Las dos grandes eléctricas españolas, por su parte, han desarrollado importantes planes el año pasado, asociadas a grandes grupos, pero sin rastro de interoperabilidad entre ambas.
Iberdrola y BP anunciaron hace poco el lanzamiento oficial de su empresa conjunta que recientemente recibió las autorizaciones regulatorias necesarias. La nueva compañía planea crear la red de carga pública de alta velocidad más extensa en la península ibérica.
Tienen previsto invertir 1.000 M€ con el objetivo de desplegar 5.000 puntos de carga para el año 2025 y 11.700 para el año 2030, todos con energía 100% renovable. La empresa conjunta comienza con más de 300 puntos operativos de carga rápida (>50kW) y ultrarrápida (>150kW) para vehículos eléctricos.
Por su parte, Cepsa y Endesa han lanzado una oferta conjunta para todos los usuarios de vehículo eléctrico, denominada ‘Juntos en cada recarga’, con el objetivo de sumar las ventajas de ambas compañías en la movilidad eléctrica.
La red de Endesa cuenta ya con más de 5.000 puntos de recarga públicos instalados, el 40% en tecnología rápida o ultrarrápida. Del total, más de 400 puntos son de tecnología ultrarrápida con potencias de entre 150 kW y 350 kW. El objetivo es alcanzar los 600 puntos ultrarrápidos en los próximos meses.
Cepsa está desplegando una red de recarga ultrarrápida en España y Portugal, con cargadores de al menos 150 kW situados en estaciones de servicio de los principales corredores y vías de comunicación. La compañía tiene construidos más de 130 puntos de recarga ultrarrápida, avanza en el desarrollo de otros 330 y su objetivo en 2030 es contar con este tipo de cargadores en más de 1.000 estaciones de servicio.
Avances muy tímidos
Los acuerdos cruzados entre las eléctricas y las petroleras sí permiten interoperabilidad pero, a su vez, no se adaptan a los otros puntos de la competencia que siguen creciendo.
El punto de partida, por tanto, vuelve a ser el mismo: una segmentación en los puntos de recarga que obliga a los usuarios a ir cargados en el móvil con diferentes aplicaciones y métodos de pago.
Hasta ahora se han hecho pequeños amagos como el ‘Proyecto Cirve’. Los socios que iniciaron el proyecto conjunto de España, Portugal y Francia de ‘Cirve’ fueron Ibil, como líder del proyecto; EDP, Endesa X, GIC e Iberdrola, junto con la asociación empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive), Renault Group a través de su marca Mobilize y el Centro para la Excelencia e Innovación de Portugal (CEIIA).
La iniciativa —que se limitó a 40 puntos de recarga— dio comienzo en 2016, y contó con un presupuesto de 3,5 M€. Se cofinanció al 50% por la Unión Europea, a través de la convocatoria de 2015 del programa de financiación de la UE Connecting Europe Facility (CEF), y ha formado parte de la Red Transeuropea de Transporte (Trans-European Transport Networks o TEN-T), que persigue facilitar un modelo de negocio para instalar toda una malla de sistemas de recarga eléctrica en esta red. A través de este instrumento, la UE financia proyectos como los corredores de infraestructura de recarga rápida para vehículos eléctricos.
La interoperabilidad, que permite que el usuario solo tenga que preocuparse de encontrar el cargador más próximo y que pueda usarlo independientemente de con quien tenga su contrato, ha sido el principal foco de trabajo del ‘Proyecto Cirve’. Se trata de un aspecto clave para el desarrollo del vehículo eléctrico y el reto es mayor cuando el objetivo es que cruce fronteras.
La iniciativa se desarrolló en los corredores Atlántico y Mediterráneo de España y Portugal para fomentar el uso de vehículos eléctricos entre estos dos países y Francia en un marco transfronterizo totalmente interoperable que permita a los conductores de vehículos eléctricos el tránsito desde el Norte de Europa hacia la Península Ibérica.
¿Pero un futuro real?
Sobre la dimensión real del proyecto, que se ha quedado limitado a un número de puntos de recarga muy pequeño, habría que tener en cuenta su impacto real a largo plazo. Es decir, más allá de este proyecto —en el que sobre todo Iberdrola ha comunicado su éxito—, su verdadera validez es si dentro de un tiempo todos los postes conectados en este proyecto mantienen su interoperabilidad.
En este sentido, y al haber contado con fondos procedentes de la Unión Europea, sería preciso valorar el verdadero éxito si, finalmente, existe un impulso entre las diferentes compañías para interoperar sus puntos de recarga, o simplemente se ha limitado a este proyecto.