Iberdrola se desmarca de la estrategia de Repsol y resta importancia al impuesto permanente del Gobierno

La eléctrica considera algo menor el impacto económico que pueda tener el tributo, mientras la petrolera avisa de la fuga de inversiones

El consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, y el presidente de Iberdrola, Ignacio Galán. Foto: Europa Press

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Iberdrola y Repsol han tomado caminos diferentes a la hora de mostrar su rechazo a la decisión del Gobierno de hacer permanente el impuesto a los beneficios extraordinarios de las energéticas, al menos de cara al público. Aunque ninguna ha hecho alusiones a su rival, ambas han puesto de manifiesto realidades diferentes sobre el efecto de cronificar este tributo extraordinario para el sector.

Mientras la petrolera reta al Ejecutivo con la paralización de inversiones y avisa de que es una medida que penaliza las inversiones y la industria del país, Iberdrola ha quitado hierro a las consecuencias económicas que pueda generar el impuesto sobre su negocio en España, al considerarlo «algo menor».

De manera intencional o no, la posición de la eléctrica contrasta con la intensa reacción de Repsol, cuyas relaciones se han tensado este año a raíz de la denuncia de la eléctrica por greenwashing (lavado verde de su imagen) a la firma que dirige Josu Jon Imaz.

A su vez, las posiciones que han tomado ante el marco regulatorio español se dan en un escenario de incertidumbre política donde se mueve el PSOE para conseguir los apoyos de formaciones como Junts y PNV, que han mostrado su disconformidad con la medida fiscal.

Como telón de fondo, la negociación por incluir desgravaciones fiscales a las energéticas en Euskadi y las amenazas de Repsol de mantener paralizadas importantes inversiones -especialmente en hidrógeno renovable– en territorios como Tarragona y Bilbao.

Galán lo ve como «algo menor» para el negocio, Imaz como un desastre para la industria

El presidente de la eléctrica, Ignacio Sánchez Galán, destacó este miércoles ante los analistas que el impacto de cronificar el tributo «debe ser algo muy menor» para el negocio de Iberdrola, que vuelve a batir récord de beneficio y avanza imparable en su expansión internacional.

La multinacional tampoco se plantea hacer proyecciones económicas en base a este pago, ya que tampoco es una realidad ahora mismo, sino que se trata de «rumores» y ruido».

Mensaje diferente el que ha enviado el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, quien ha alertado de “las consecuencias reales que un impuestazo de este tipo provoca en la economía real”, en un artículo titulado ‘Industria o Populismo’ publicado esta semana en El Diario Vasco.

En esta línea, Imaz avisa al Gobierno de que “la inversión en el sector energético español se ralentizará al mínimo» y «miles de millones de euros se desviarán a otros países”.

Por el momento, Repsol ha anunciado que instalará en el complejo industrial de Sines (Portugal) un electrolizador de hidrógeno verde de 4 GW con una inversión de 15 millones de euros, si bien en su plan estratégico ya contaba con esta localización para destinar capital al gas renovable.

Algo que no parece preocupar a Iberdrola, puesto que su plan inversor sigue carburando en los principales mercados donde opera, incluido España, donde avanza en el desarrollo de centros de datos con 615 MW hasta la fecha y previsión de alcanzar globalmente los 5 GW.

Pero el foco de la cotizada está puesto ahora mismo en Reino Unido y, especialmente Estados Unidos. Concretamente, la inversión de Iberdrola en las redes de los países anglosajones es la que está impulsando el negocio de la compañía a niveles nunca vistos.

Y es que, la empresa confía en los ingresos provenientes de los activos regulados con marcos tarifarios ya establecidos, algo que el mercado valora positivamente haciendo su valoración avance a un ritmo frenético.

Cabe destacar que, aunque la eléctrica que preside Galán ha rebajado el tono contra la política fiscal del Gobierno en los últimos meses, mantiene recurrido ante la justicia el gravamen temporal a través de la patronal Aelec.

Repsol, la energética que más paga

Respecto a cómo ha afectado el tributo a las principales compañías del país, Repsol es la que más dinero ha tenido que abonar hasta la fecha. En 2023 la cifra ascendió hasta los 444 millones de euros y para este año registró un gasto contable para afrontar el pago de este año de 355 millones.

Aunque el descenso es considerable por la caída de ingresos, la compañía ya pagado cerca de 800 millones de euros. Por su parte, Iberdrola pagó el año pasado 213 millones, mientras que para 2024 ha previsto un pago de 157 millones, de os cuáles ya abonó la mitad en la primera parte del año.

La situación es la misma, la caída de ingresos en España -que es el mercado al que afecta el impuesto- por el descenso de los precios energéticos hace que la eléctrica abone una menor cantidad a la Agencia Tributaria.

Según reflejan los resultados de los nueve primeros meses del año de Iberdrola, sus ingresos han caído un 11% con respecto al mismo periodo del año pasado. En España, el descenso es de la cifra de ventas es del 10,8%.

En cuanto a Repsol, la compañía multienergética rinde cuentas con el mercado la próxima semana, donde se verán los detalles de la evolución de su negocio hasta septiembre.

Será una buena ocasión para que los principales directivos de la empresa muestren sus consideraciones ante la actualidad política y fiscal frente a los analistas.

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