Grifols: de animar a Artur Mas y ser condecorado por Puigdemont, a hundirse en Bolsa
Grifols fue la única gran compañía catalana cotizada que decidió mantener su sede en Cataluña tras los sucesos de octubre de 2017.
La crisis de la farmacéutica Grifols, y la tensión existente entre el PSOE, Sumar y Junts por los nuevos decretos que quiere sacar hoy adelante en el Congreso el Gobierno, mostraron ayer martes la doble vara de medir de los partidos independentistas con la empresa catalana: O estás conmigo o estás contra mí.
Que Grifols haya trasladado sedes de sociedades vinculadas a Irlanda o a Holanda, o que la ONG Intermon Oxfan denunciara en 2016 que la compañía tenía 13 filiales en paraísos fiscales, no parece haber incomodado a ERC o a Junts, que ven en Grifols a una compañía comprometida con la causa soberanista.
Al mismo tiempo que desde Junts se informaba, ayer por la mañana, que condiciona su apoyo a los tres primeros decretos del año del Gobierno a que se sancione a las empresas que trasladaron su sede de Cataluña en 2017 -manteniendo su actividad productiva en la región, y que no han regresado-, la Generalitat salía en defensa de Grifols.
Josep Rius, vicepresidente y portavoz de Junts, aparecía ayer a primera hora en RTVE confirmando la propuesta de las sanciones a las empresas catalanas.
Al mismo tiempo, las acciones en Bolsa de la farmacéutica Grifols se desplomaban después de que la firma de análisis Gotham City asegurara en un informe que la compañía catalana había llevado a cabo una contabilidad irregular y que sus acciones valen cero.
«Seguimos desde el primer minuto la situación, se han establecido contactos con la empresa, desde el propio president de la Generalitat y analizaremos al detalle la evolución», manifestó la portavoz del Gobierno catalán, Patrícia Plaja. Grifols «es una empresa estratégica del país«, subrayó la portavoz de Pere Aragonès, solicitando «prudencia».
Los papeles de Wikileaks revelaron en 2010 que Estados Unidos considera a Grifols uno de los tres activos estratégicos en España
Que Grifols es una compañía estratégica, para Cataluña, para España, para Estados Unidos, ya lo dijeron los papeles de Wikileaks. La plataforma desveló, entre otros documentos, en 2010, un informe de la Secretaría de Estado de Estados Unidos de 2008 sobre activos estratégicos en el mundo.
En ese informe, Estados Unidos destacaba tres activos en España como estratégicos: el estrecho de Gibraltar; el gasoducto que une a la Península con Argelia; y una división de negocio del grupo Grifols. La producción de plasma e inmunoglobulina de Grifols llamó la atención de la Administración estadounidense.
Pero si ahora Grifols es una empresa «estratégica» para la Generalitat, lo es por su compromiso con la corriente independentista, no por el plasma.
Grifols fue la única gran compañía cotizada catalana que decidió mantener su sede en Cataluña tras los sucesos de octubre de 2017
Grifols fue la única compañía catalana del Ibex 35 que decidió mantener su sede social en Cataluña tras la declaración anticonstitucional de independencia y el referéndum ilegal de octubre de 2017. Al contrario que CaixaBank, Sabadell, Naturgy, Abertis o Cellnex, la farmacéutica de la familia Grifols fijó su sede social en Barcelona.
El compadreo de los Grifols con las corrientes independentistas ha sido público. En 2014, en la inauguración de una nueva planta en Barcelona, el entonces presidente y consejero delegado de la compañía, Víctor Grifols, animó a Artur Mas a proseguir con el pulso independentista.
Artur Mas, presidente de la Generalitat entre 2010 y 2016, viró del nacionalismo al independentismo en sus años como presidente del Gobierno catalán, y en 2014 firmó un decreto para convocar una consulta soberanista. «Tire adelante, no se arrugue…», le dijo Grifols a Artur Mas en ese acto de inauguración en Barcelona de una nueva fábrica de la compañía.
En junio de ese mismo año 2014, se repitieron los arrumacos entre Artur Mas y Grifols. El presidente de la Generalitat acudió a California a la inauguración de otra planta de Grifols en Estados Unidos. «Tener un proyecto, una gran determinación de salir adelante y una mentalidad abierta» es en lo que coinciden Cataluña y Grifols, dijo Mas.
Y en noviembre de 2014, Víctor Grifols se desquitó. «No me veo capaz de continuar invirtiendo en España«, declaró. «O cambian las cosas, o lentamente nos iremos marchando desde España hasta Estados Unidos», advirtió durante una cena de gala organizada por la Asociación Española de Analistas Financieros, en la que fue premiado por su trayectoria profesional.
En abril de 2017, Carles Puigdemont firmó el decreto de concesión de la Cruz de Sant Jordi a personalidades e instituciones catalanas, entre ellas, Víctor Grifols.
Las contradicciones del independentismo afloraron entonces.
La CUP requirió a Puigdemont que no condecorara a un empresario que en octubre de 2015 había anunciado que trasladaba su sede financiera a Irlanda para aprovechar ventajas fiscales. La Generalitat justificó la concesión del galardón a Grifols «por su singularidad al frente de una empresa familiar que en los últimos años ha vivido un acelerado proceso de internacionalización y crecimiento (…)».
Ahora, Grifols y el apoyo independentista chocan con el demoledor informe de Gotham City. La única gran compañía española cotizada que mantuvo su sede en Cataluña tras los sucesos de octubre de 2017, no parecía tener motivos para temer el pulso independentista. Pero sí a Gotham.