Desesperación en Telefónica por la parálisis de Gobierno y STC para iniciar los trámites pendientes

El operador azul mantiene su hoja de ruta a la espera de que los saudíes hagan su trabajo y presenten en tiempo y forma todo lo que requiere el Ejecutivo español

Telefónica

El pte. de Telefónica, José María Álvarez-Pallete

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Telefónica vivió un auténtico tsunami a principios de septiembre. La prensa, grandilocuente como siempre en sus adjetivos, elevó a momento histórico la irrupción de STC en el accionariado de la compañía. Un mes después la situación es de incertidumbre total. Las explicaciones de todos los implicados son insuficientes para el tamaño de la operación.

En este contexto, el pasado 27 de septiembre Telefónica celebró reunión ordinaria de su Consejo de Administración. De hecho, el presidente de la compañía, José María Álvarez-Pallete, no había querido convocar un encuentro extraordinario para no alentar mayores incógnitas sobre la situación. 

Sin embargo, tal y como ha trascendido ante la prensa, algunos miembros del consejo han traslado su «inquietud». Saber si es un accionista estable o cuántos sillones pedirán en la junta son algunas de esas dudas. Lo que no se conocen son las palabras de Pallete tras haberse reunido en dos ocasiones con la alta dirección de STC.

Además, en este sentido, como ya ha explicado ECONOMÍA DIGITAL, Telefónica quiere afrontar el desembarco de los saudíes como agente pasivo, al menos en el ámbito de las relaciones públicas. Por eso, intentan guardar al máximo los contactos que habrán llevado a cabo con miembros del Ejecutivo durante el último mes. Esta situación de caos, y no saber qué está sucediendo, se multiplica por dos entre los otros implicados. 

Telefónica, sujeto paciente 

En el caso Telefónica, en estos momentos, quien tiene menos que decir es el operador azul. El primero en mover ficha debe ser STC. La compañía saudí de telecomunicaciones sabe que tiene que entregar documentación sobre sus intenciones en el operador español. Dicha información se la debe facilitar al Ministerio de Defensa. 

En STC se limitan a decir que están preparando todo. Pero no aclaran, en concreto, qué es lo que les ha pedido el Gobierno español, si es que les ha pedido algo. Desde el propio Ministerio de Defensa, de forma oficial, tampoco dicen nada. Se limitan a explicar que la empresa saudí tiene que presentarles los planes con respecto a esa toma del 9,9% de Telefónica. 

Es decir, en estos momentos ya poseen el 4,9%. Hasta aquí no habría problemas por parte de nadie. Sin embargo, y bajo la ley antiopas española, en cuestiones que afecten a la defensa nacional, y éste es el caso, se debe analizar por parte del Ejecutivo.  

El análisis queda en manos del Ministerio de Defensa, el Ministerio de Industria y el Ministerio de Asuntos Económicos. Además, posteriormente debe ser ratificado en Consejo de Ministros. Sin embargo, nadie aclara qué tipo de documentación deben presentar, en qué plazos, y posteriormente de qué servirá la respuesta. Mientras, Telefónica sigue a la espera con algunas cuestiones importantes abierta como la presentación de su Plan Estratégico el 8 de noviembre. 

Y, por último, en este escenario que se desarrolla en torno al accionariado de Telefónica, Bloomberg publicó hace unos días que el Gobierno estudia imponer una serie de condiciones como las que obligó a cumplir al fondo IFM en su entrada en Naturgy

Pero el Gobierno, en una nueva vuelta de tuerca, insiste en que no está haciendo nada. Concluye que es STC quien tiene que enviar primero la documentación que nadie concreta. Sobre la información publicada por Bloomberg, supuestamente el Ejecutivo exigirá cosas que, en estos momentos, ni siquiera se sabe si está entre las peticiones de los saudíes. 

Así, el Ejecutivo ya estaría trabajando en un documento genérico que impondría a STC con cuestiones relativamente vagas y que, en ningún caso, parece que interesaría a los saudíes. Pero, en todo caso, nadie sabe nada. Algo que mantiene a Telefónica a la espera. Una situación que, al principio, vino bien en Bolsa, y que empieza a diluirse. 

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Raúl Masa

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