Las gasolineras ‘low cost’ duplican su presencia desde la pandemia y fuerzan la bajada de precios de las petroleras
Las estaciones de servicio automáticas han conseguido fidelizar a miles de usuarios, y eso ha provocado un fuerte interés por hacer negocio
Las estaciones de servicio automáticas están lanzadas. Este modelo ha crecido un 12% en 2023 —por encima de 2.100 puntos de distribución—, de manera que este tipo de gasolineras supera ya el 20% del mercado español, casi dos puntos más que en 2022. Una situación que impacta de manera directa en el resto del sector.
La gran asociación sectorial Aesae ha presentado el último informe sobre la situación del mercado. Su presidente, Manuel Jiménez Perona, se ha mostrado muy satisfecho por la penetración de estos establecimientos —al inicio de la pandemia apenas rozaban el millar—, así como la fidelización que están consiguiendo. Pero hay algo que impacta más allá de las propias gasolineras automáticas.
El presidente de Aesae explica que el impacto de las estaciones de servicio desatendidas, más allá de sus bajos precios, es que consiguen un arrastre en la competencia. Se trata del denominado ‘efecto derrama’.
En radios cercanos a la situación de gasolineras automáticas se obliga a que las petroleras tradicionales como Repsol, Cepsa o BP tengan que ajustar sus precios y bajarlos.
Éste, y otros factores, han conseguido que la gasolina haya bajado en el pasado ejercicio. Así se recoge en el boletín informativo de la distribución de carburantes en estaciones de servicio correspondiente al mes de diciembre de 2023, que publica la CNMC.
Gasolina a la baja
En 2023, arrastrados por las caídas de los mercados internacionales, los precios promedio de los carburantes en Península y Baleares cayeron, la gasolina 95 se situó en 1,644 €/lt y el gasóleo A en 1,567 €/lt, un -8,2% y un -13,2% respecto a 2022, respectivamente. Los precios promedio en Canarias, Ceuta y Melilla descendieron, pero en menor medida que en Península y Baleares.
Eso fueron los condicionantes macro, pero el auge de las gasolineras automáticas, y ese ‘efecto derrama’, cada vez será mayor si el crecimiento se mantiene constante.
Dos de cada diez estaciones de servicio son ya ‘low cost’, y se espera que la cifra siga al alza. «Además de nuevas estaciones, hay un gran número de empresarios pequeños que han visto una oportunidad de negocio al implementar este modelo en su localidad. Esto sumado a la conversión de gasolineras tradicionales al modelo automático, buscando una mayor eficiencia, supone un salto adelante para el sector», señala el presidente de Aesae.
El modelo automático se abre paso de manera heterogénea en España, según dicho Estudio, que toma los datos a cierre del 31 de diciembre de 2023 y no contabiliza ni las estaciones de los hipermercados ni las cooperativas agrícolas. Así, Cataluña sigue siendo la comunidad con más penetración de gasolineras de bajo coste con un 32% del total, seguida de la Comunidad Valenciana (29%) y Madrid (25%). El resto se encuentran por debajo de la media nacional (20%).
En cuanto al crecimiento, Canarias (38%) y Navarra (26%) son las Comunidades Autónomas que más crecen. Le siguen País Vasco (25%), Madrid (22%), Comunidad Valenciana (18%), Murcia (16%), Andalucía (15%) y Castilla La Mancha (12%). Las regiones que menos han crecido, en cambio, son Baleares y Asturias, donde no se ha registrado un aumento en el número de estaciones, y Cataluña (3%).
El 11% de las gasolineras automáticas son de marcas tradicionales que se han pasado a este modelo. Y un 54% de este tipo de estaciones corresponden a pequeños empresarios que han invertido sus ahorros aprovechando la flexibilidad y las ventajas que ofrece la tecnología. Por último, el 34% corresponde a empresas independientes con más de 10 estaciones de servicio.
Nuevas trabas que amenazan el crecimiento
Aunque el crecimiento alcanzado en estos últimos años es importante, desde Aesae advierten de un atasco de proyectos en ciertas localidades españolas, como hemos visto en 15 provincias. Esta “paralización” se da por las nuevas barreras aprobadas por algunos ayuntamientos para impedir la implantación de este modelo de negocio.
Durante estos últimos años se ha demostrado que las gasolineras automáticas pueden funcionar adaptándose a cualquier circunstancia, haciendo así que este tipo de estaciones sea clave para la sociedad. Pero la evolución de las trabas ha experimentado un cambio desde el punto de vista de quién aplicaba este tipo de restricciones. Cuando las gasolineras automáticas arrancaron en 2013, era el propio Estado quien dificultaba su implantación, con una legislación que ponía trabas sin fundamento.
Después, surgieron nuevos problemas iniciados por las Autonomías, de las que queda todavía el País vasco con las limitaciones recogidas en su Decreto 165/2018, de 20 de noviembre, que ha sido denunciado por Aesae ante la Comisión Europea y que está en estudio por ésta. En este momento son los Ayuntamientos quienes también están creando las principales barreras.