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La familia Rubiralta suspende pagos tras perder Celsa
Los propietarios del grupo siderúrgico llevan a concurso de acreedores sus patrimoniales con deudas de 500 millones
Las tres sociedades patrimoniales con las que Francesc Rubiralta Rubió, presidente de Celsa, y sus hermanos Carola, Ana e Ignasi controlan el grupo siderúrgico presentaron el pasado miércoles concurso de acreedores en los juzgados de Barcelona. Las deudas de sus empresas superan los 500 millones de euros y no cuentan con absolutamente nada para pagar.
Las suspensiones de pagos llegan 40 días después de que el juzgado mercantil 2 de Barcelona homologara el plan de reestructuración de Celsa presentado un año antes por sus fondos acreedores. Ese plan está a punto de darles el control del 100% del grupo al considerar insolvente a Celsa, asignarle un valor de cero euros y autorizar la conversión de 1.350 millones de deuda en poder de Deutsche Bank, SVP, Cross Ocean, Sculptor, Golden Tree, Attestor y Anchorage -los fondos acreedores- en el 100% del capital para asegurar su viabilidad.
El Gobierno debe autorizar esta operación en el Consejo de Ministros al tratarse de una empresa estratégica que pasa a manos extranjeras, pero ya ha despejado el camino y los fondos se convertirán en los únicos propietarios en las próximas semanas. Por eso, y en consonancia con lo que sentenció en septiembre el juez Álvaro Lobato, titular del mercantil 2 de Barcelona, hoy las acciones de Celsa no valen nada. Y eso es muy relevante para las compañías tenedoras de esas acciones que están a punto de ver desaparecer el 99,9% de sus activos.
Las solicitudes de suspensión de pagos corresponden a las sociedades Ania Recursos Inversores, Afintex Desarrollos Globales y Gestión Empresarial Bages, en las que los hermanos Rubiralta tienen la totalidad del capital y son los únicos que se sientan en sus consejos de administración. Las dos primeras fueron constituidas en el 2006, cuando se produjo la reordenación accionarial del grupo familiar y Francisco Rubiralta Vilaseca, fallecido en el 2010, se quedó con Celsa mientras su hermano José María se convirtió en el único accionista de la firma de material hospitalario Werfen, antes Izasa. La tercera sociedad, Gestión Empresarial Bages, data del 2001.
Las patrimoniales de los Rubiralta no tienen empleados, ni actividad alguna, ni ingresos. En el activo hay acciones de las cabeceras de Celsa -que en el 2020 aún figuraban con un valor contable de 761 millones– y en el pasivo, unos recursos propios disminuidos por las pérdidas y deuda. En el citado año, entre las tres sociedades sumaban 507 millones de pasivo, casi todo con empresas del grupo Celsa y una parte insignificante con acreedores comerciales. A la vista de los acontecimientos de los últimos tres años, no es previsible que esta deuda haya bajado desde entonces.
Según el Registro Mercantil, la sociedad Ania tiene el 16% de Inversiones Pico Espadas y el 8%, respectivamente, de Inversiones Pico Aneto e Inversiones Pico Anayet. En Celsa, las tres empresas ‘Pico’ actúan como cabeceras del entramado societario, formado por más de un centenar de compañías con actividades en España, Francia, Reino Unido, Dinamarca, Finlandia, Noruega, Suecia e Irlanda, donde trabajan más de 10.000 personas. Afintex, la segunda de las patrimoniales, ostenta el 39% de Pico Espadas, el 58% de Pico Aneto y el 21% de Pico Anayet, mientras que Gestión Empresarial Bages, controlada al 100% por Francesc Rubiralta, no detalla en sus cuentas el porcentaje de sus participaciones, que, como máximo sería del 45%, 34% y 71%, respectivamente, en cada una de las empresas holding de Celsa.
Fuentes jurídicas aseguraron ayer que la solicitud de concurso de las patrimoniales resultaba obligada para los Rubiralta ante la constatación de que sus patrimoniales se encontraban en una situación de insolvencia inminente. De no ir a concurso, todos ellos hubieran incurrido en uno de los supuestos legales de culpabilidad en un futuro concurso, con las consecuencias que prevé la ley para los administradores sociales. Las solicitudes de concurso han caído por reparto en los juzgados mercantiles 9, 11 y 12 de Barcelona.
¿Quiénes son los Rubiralta Rubió?
Los cuatro hermanos Rubiralta Rubió controlan la totalidad de las acciones de Celsa desde que en el 2010 falleció su padre, Francisco Rubiralta Vilaseca. Francesc, el primogénito, nació en 1977 y es el único que se ha dedicado en cuerpo y alma a Celsa, donde empezó a trabajar en el 2005. Cinco años después, y siendo aún jovencísimo, tuvo que tomar las riendas. Impulsó su crecimiento, trató de mantenerla a flote cuando vinieron mal dadas y ha luchado por mantener la propiedad hasta el final.
Licenciado en Ingeniería de Caminos por la Universidad Politécnica de Barcelona y MBA por la prestigiosa escuela Wharton de Pennsylvania, el presidente de Celsa es también vocal de la junta del Cercle d’Economia, presidente de la patronal europea de empresas siderúrgicas (Eurofer) y miembro del consejo consultivo de Foment del Treball.
Los hermanos de Francesc han permanecido al margen. Ignasi (1985), Carola (1986) y Anna (1989) se formaron también en las mejores universidades y escuelas de negocio del mundo, pero se han dedicado a otros menesteres. El segundo de la saga, Ignasi, trabajó unos años en las firmas de servicios profesionales KPMG y Deloitte para luego dedicarse al mundo de las nuevas tecnologías. Carola, la tercera, ha trabajado en empresas de moda como L’Oreal, Tous, Inditex y Roger Vivier. En el 2017, creó su propia empresa Thy Halo, en el mismo sector. Por último, Ana pasó también por Deloitte y diversas empresas financieras y la Fundación Adana.