España solo destina el 2% de todas las ayudas europeas a las empresas
Alemania ha repartido un 52% de los 1,93 billones autorizados para medidas nacionales, mientras que España está por debajo del 2%
El pasado 19 de marzo se inició una barra libre a las ayudas de Estado por parte de la Comisión Europea que ha acentuado el desequilibrio entre los países de la Unión. El nivel de ayudas depende del margen fiscal de cada país, algo en lo que España se queda a la cola. Y esta situación se puede acentuar más aún por las facilidades aprobadas el pasado viernes por la Comisión Europea de recapitalizar con dinero público a las empresas afectadas por la pandemia del coronavirus.
Las cifras son alarmantes. El monto total de euros autorizados por la Comisión Europea hasta el momento asciende a 1,93 billones. Se distribuyen a través de 147 medidas nacionales en relación con la Covid-19, pero el problema está en cómo se reparten estas ayudas. Alemania ha sido capaz de suministrar más de la mitad del total (un 52%), Francia e Italia, se han quedado algo por debajo (un 17% cada una). Bélgica y España, sin embargo, se quedan a años luz de las más aventajadas: mientras el país belga se sitúa en un 3%, España se queda por debajo del 2%.
“Los que tienen los bolsillos más grandes apoyan más que los que estamos en una situación fiscal más precaria, y el resultado final será un mercado único más precario, menos competitivo”, indican fuentes gubernamentales españolas a La Vanguardia.
La Comisión ve favorable que Alemania tenga tanta capacidad de ayuda a sus ciudadanos porque “funcionará como locomotora”. Sin embargo, también ve “triste que no todos tienen el mismo espacio que Alemania”, por lo que se tendrá que hallar modos de gestionar la asimetría. “Uno de mejores planes para lidiar con la desigualdad es tener un plan de recuperación fuerte”, añade el gobierno europeo.
Este plan dirigido a la recuperación de la crisis provocada por la pandemia está estancado en los pasillos de la Comisión. El objetivo inicial de Ursula von der Leyen era presentarlo el 6 de mayo, algo que se ha demostrado demasiado ambicioso. Hasta ahora, se ha retrasado hasta una nueva fecha aún sin fijar. Y va a haber dificultades para encontrar un consenso a la hora de fijar el montante global, determinar las fórmulas para recaudar el dinero y especialmente, concretar de qué forma se va a repartir —con préstamos o transferencias—. Todo parece señalar que terminará por canalizarse a través de los presupuestos de la UE.
El apoyo a las empresas españolas
España, por su parte, insiste en que se incluya en el plan un instrumento específico para las dificultades que se están encontrando las empresas, y de esta manera poder compensar la situación de las que reciben menos apoyo de su propio Estado.
Josep Borrell, alto Representante de la UE, establece una relación directa entre este los dos conceptos —ayudas de Estado y plan de recuperación— y los liga también a la sentencia del Tribunal Constitucional alemán. “Lo que uno no puede decir es que quiero barra libre en ayudas de Estado, no quiero flexibilidad en compra de deuda pública y quiero programa de ayuda limitado. Según como administremos este triángulo de la Bermudas nos podemos cargar el mercado único”, declaró Borrell.
Estas ayudas a empresas determinadas por la Comisión Europea vienen con restricciones para asegurar que sea una intervención temporal, como no poder repartir dividendos mientras se cuente con el capital público, ni recomprar acciones ni pagar bonos a los directivos.