La encrucijada de Repsol con las crisis políticas de Venezuela y Libia: en juego 1.546 millones de negocio

La petrolera española se ve inmersa en un 'fuego cruzado' que afecta a su negocio en países de inestabilidad política

El presidente no ejecutivo de Repsol, Antonio Brufau. EFE/Mariscal

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Repsol vive días de ‘fuego cruzado’ y polémica por la crisis política en Venezuela, país donde ha vuelto a poner el foco este año. Aunque de carácter diferente, la petrolera también ha tenido problemas recientes en un mercado estratégico como el de Libia, también en el centro de su estrategia internacional.

En total, la exposición patrimonial de Repsol en ambos países y las deudas pendientes de cobro con la petrolera estatal venezolana ascienden hasta los 1.546 millones de euros.

Tras las tensiones diplomáticas entre el país sudamericano y España, después de acoger al líder opositor Edmundo González y de las palabras de la ministra de Defensa, Margarita Robles, llamando dictadura al Gobierno de Nicolás Maduro, Repsol y el ejecutivo venezolano se reunieron para «avanzar en la cooperación energética», según la televisión estatal del país.

La energética que dirige Josu Jon Imaz cuenta con un amplio historial en Venezuela, si bien no ha sido hasta finales de 2023 cuanto ha vuelto a poder operar en este territorio.

En este sentido, la multinacional española reactivó la empresa petrolera de gestión conjunta Petroquiriquire, participada en un 40% por Repsol y al 60% por la petrolera estatal de Venezuela, PDVSA.

Una vez Estados Unidos dio permiso a la compañía para volver a operar allí, Repsol ha ido tejiendo pactos durante este año para tratar de recuperar lo perdido durante la última década. El pasado abril acordó la compra de los pozos de Tomoporo y La Ceiba por casi 1.600 millones de dólares.

Asimismo, según consta en su informe financiero del primer semestre de 2024, Repsol negocia con PDVSA la posibilidad de incrementar las concesiones del yacimiento de Petroquiriquire hasta 2046.

Repsol recibe petróleo a cambio de gas para saldar la deuda de PDVSA

Por otro lado, la compañía mantiene en el país sudamericano un negocio conjunto con la italiana Eni, participado al 50%, dedicado a la producción de gas.

No obstante, fuentes de la compañía destacan que Repsol no recibe dinero por mantener este suministro, sino que cobra en especie para compensar la deuda millonaria que tiene el país con la empresa española.

De este modo, la energética produce gas en Venezuela a cambio de petróleo que desde PDVSA envían a través de barcos. Por tanto, si la tensión sigue escalando y Estados Unidos vuelve a tomar represalias, Repsol sería una de las empresas españolas que operan en Venezuela que saldrían peor paradas.

Y es que, según la información financiera de Repsol, la compañía cuenta con una exposición patrimonial de 467 millones a cierre de junio de este año y otros 800 millones de euros en créditos pendientes de cobrar que mantenía a cierre de 2023.

Problemas con Libia, donde ha vuelto a poner el foco de la exploración

Pero no es solo Venezuela un mercado estratégico donde Repsol ha vuelto a poner el foco inversor este año y tiene problemas a raíz de una crisis política. Se trata de Libia, donde Repsol se ha visto involucrado en otro fuego cruzado geopolítico recientemente que afecta directamente a su negocio.

El Gobierno que controla el este y el sur de Libia decidió cerrar el pasado agosto el pozo de petróleo de Al Sharara, el mayor de la compañía en el país. La decisión se corresponde con una represalia por las investigaciones iniciadas por la Justicia española contra el hijo del general Jalifa Haftar, que gobierna en esta zona del país, según informaron diferentes medios por aquel entonces.

Saddam Haftar fue retenido este verano en el aeropuerto de Nápoles y fue informado de que su nombre figuraba en la lista del Sistema de Información de Schengen (SIS) a instancias de las autoridades judiciales españolas.

Aunque la inestabilidad política y social ha sido uno de los principales riesgos en Libia durante largo tiempo, en los últimos años se había alcanzado una ligera estabilidad que ahora parece de nuevo estar en peligro, con dos gobiernos paralelos disputándose el control del Banco Central.

La compañía cuenta con una exposición patrimonial de 279 millones de euros al cierre del primer semestre del año e incluye fundamentalmente el inmovilizado material a dicha fecha.

Con todo ello, Repsol viene apostando por este territorio nuevamente. Así, a comienzos de 2024, la energética española relanzó las negociaciones para expandir su negocio y aumentar las exploraciones petrolíferas en el país.

Según su último informe financiero, firmó un acuerdo con la compañía nacional NOC para evaluar de manera preliminar el potencial petrolero en el área de Dur Al Qussah. Se trata de una iniciativa que llega tras años de sequía en el país africano desde la muerte de Gadafi.

En cualquier caso, son situaciones complejas que Repsol tendrá que manejar con un contexto político muy agitado en ambos países y a expensas de decisiones ajenas a su poder.

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