El restaurante que nunca quebrará mientras mande el alcalde
El alcalde de Guijuelo ha convertido a un restaurante familiar en su salón de actos oficiales y hasta lo premia con subvenciones
Un restaurante el municipio de Guijuelo, cuna del cerdo ibérico en el norte de España, ha sobrevivido a crisis de todo tipo. El Pernil Ibérico, un establecimiento típico de la zona, pleno de jamones y vino, está vacunado para sobrevivir a cualquier adversidad comercial.
Las celebraciones de las ferias taurinas, las recepciones del ayuntamiento y los grandes agasajos a empresarios y autoridades siempre terminan en el local, con un imán especial para atraer los grandes actos oficiales, especialmente los pagados con dinero público.
El restaurante ha tenido un sólido crecimiento durante el gobierno de Francisco Julián Ramos Manzano, que se mantiene como alcalde de la localidad desde hace 13 años.
El propietario del restaurante es su hermano, José Antonio Ramos Manzano, un empresario que también ha recurrido a las subvenciones europeas destinadas al fomento y la creación de puestos de trabajo.
245.000 euros para crear 3 puestos de trabajo
El establecimiento del hermano del alcalde de Guijuelo optó en 2010 a una subvención de 245.000 euros para montar “un centro de negocios, convenciones, exposiciones y eventos en Guijuelo”.
La entidad que concedió la subvención es una asociación privada que reparte subvenciones procedentes del ministerio, la diputación, la Junta de Castilla y León y las instituciones europeas.
Adrecag, una asociación que tiene como objetivo impulsar la actividad económica en tres comarcas de la provincia de Salamanca (Campo Charro, Alba de Tormes y Guijuelo), decidió conceder la ayuda al restaurante que prometió mejorar la economía de la región con la creación de tres puestos de trabajo.
La subvención no levantaría mayores suspicacias si la entidad que entregó el dinero, Adrecag, no estuviese presidida por el propio alcalde de Guijuelo, hermano del dueño del restaurante.
Las ferias
El Pernil Ibérico se ha convertido en un establecimiento que alberga los más importantes acontecimientos de la zona. Ha acogido las presentaciones de la Feria Taurina de Guijuelo y también la entrega de premios.
Las juntas de Adrecag, que han subvencionado al local, también se han celebrado en el mismo recinto. El poder del restaurante es tal que hace dos años cuando el Atlético de Madrid acudió a un partido en Salamanca, la junta directiva del club fue enviada a comer al restaurante del hermano del alcalde.
La cúpula del Atlético se tuvo que desplazar unos 40 kilómetros para comer en el lugar. El próximo viernes, el local vuelve a recibir otro importante acontecimiento. La Feria de la Industria Cárnica de Guijuelo termina con un agasajo a las autoridades y los expositores, que este año superan el centenar de empresas. Habrá vino y jamón para todos.
El alcalde de Guijuelo ha negado a este diario que dé tratos de favor al negocio de su hermano. Explicó que en la votación para decidir la subvención al restaurante, optó por ausentarse. Pero el equipo que el preside decidió otorgar las ayudas. Él no opuso resistencia.
El político del Partido Popular niega que el municipio sea su cortijo. Y asegura que su hermano también tiene derecho a ganarse la vida. Ninguna ayuda es dada a capricho. Todas discurren –asegura— por los cauces legales. Parece distanciarse de la actitud que lo llevó a los tribunales en 2010. Entonces fue condenado por injurias y calumnias a un Guardia Civil. La frase fue lapidaria y todavía resuena en el municipio: “Soy el alcalde de Guijuelo y hago lo que me sale de los huevos”.