El hombre que globalizó el café se entrena contra Donald Trump
Howard Schultz, el artífice del éxito mundial de Starbucks, dimite como presidente ejecutivo con planes de relevar a Donald Trump
A comienzos de la década de 1980, Starbucks era una pequeña cafetería en Seatle que compraba envases a una compañía llamada Hammarplast. El responsable de esa empresa, Howard Schultz, tenía curiosidad: quería saber por qué en Starbucks ordenaban tantos vasos para café.
La curiosidad dio pie a una buena relación entre Schultz y la cafetería, que al cabo de un año lo contrató como director de mercadeo. Después de algunos años de desencuentros, Schultz desarrolló paralelamente su propio concepto de cafeterías, y terminó convirtiendo a Starbucks en el ícono de su visión.
En 1986 se convirtió en el consejero delegado de Starbucks y fue la pieza clave para que la compañía pasara de un establecimiento a más de 25.000 en todo el planeta. Hoy es considerada la principal cadena de cafeterías del mundo, y es una marca global.
Schultz: «Me preocupa profundamente nuestro país»
Pero su historia en la empresa terminará a finales de este mes, cuando se haga efectiva su dimisión como consejero de administración y presidente ejecutivo. Después de tres décadas como artífice del modelo que hizo a Starbucks un gigante, todo apunta a que sus intenciones políticas son prioritarias.
«No hay palabras para expresar totalmente nuestro agradecimiento a Howard por la extraordinaria compañía que levantó», dijo en un comunicado el actual consejero delegado de Starbucks, Kevin Johnson, su sucesor en el puesto desde abril de 2017.
Empresa y política
El interés de Schultz por la política lo explicó en una entrevista con The New York Times. «Desde hace un tiempo, me preocupa profundamente nuestro país: la creciente división en el hogar y nuestra posición en el mundo», dijo.
«Una de las cosas que quiero hacer en mi próximo capítulo es averiguar si hay un papel que puedo desempeñar para retribuir. No estoy seguro de lo que eso significa todavía», agregó.
Además, al liderar una de las más grandes empresas estadounidenses, Schultz está acostumbrado a apagar incendios. El más reciente fue un caso de racismo en una sus tiendas, el cual intentó resolver celebrando un entrenamiento anti racista en todos los establecimientos de Starbucks.
Bernie Sanders: «Howard Schultz está equivocado con respecto a la salud pública»
Los rumores de una contienda presidencial con participación de Schultz vienen desde la pasada campaña electoral en EEUU. En ese momento, cuando Donald Trump empezaba a hacer olas como candidato, dijo que no tenía intención de postular su nombre.
Ya con Trump en la Casa Blanca, sus comentarios políticos han estado llenos de crítica por el «caos episódico» que el actual presidente estadounidense crea «todos los días». Su inclinación por el Partido Demócrata fue evidenciada cuando apoyó a Barack Obama y a Hillary Clinton en el pasado.
Pero con la posibilidad de que se lance como precandidato ya salpican las críticas de propios y extraños. Desde el mismo Partido Demócrata, el antiguo precandidato Bernie Sanders lo acusó de estar «equivocado» en su visión sobre el sistema de salud pública.
Schultz defiende que no es realista que el gobierno le dé trabajo a todos
«Tenemos a un tipo que piensa que Estados Unidos aparentemente debe permanecer como el único gran país del mundo que no garantiza la asistencia sanitaria a todos sus ciudadanos», criticó Sanders, en referencia a la preocupación de Schultz de que los demócratas se estaban tirando mucho a la izquierda.
«Yo me pregunto, ¿cómo vamos a pagar por todas estas cosas? Con respecto a cosas como tener un pagador único o las personas que defiende que el gobierno le dé trabajo a todos, no creo que sean realistas», había dicho Schultz en un análisis del partido.
Su precandidatura no es oficial, pero la posibilidad de que se presente a las internas se roba la atención de Washington, que especula con las consecuencias de que otro empresario asuma la Casa Blanca. El efecto que ello tendría en Starbucks también tiene atentos a los economistas.