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El conflicto entre Israel e Irán hace saltar las alarmas sobre el precio de la gasolina: puede subir hasta 15 céntimos
El precio del crudo sube a medida que escala la tensión en Oriente Medio
La escalada bélica en Oriente Medio está provocando alzas en el precio del petróleo y hace saltar las alarmas sobre el impacto que puede tener en el coste de la gasolina. Algunos expertos calculan un encarecimiento de entre 10 y 15 céntimos por galón, trasladándose después a las gasolineras europeas.
Los ataques de Irán a Israel en respuesta a los asesinatos del núcleo duro de Hezbolá, de civiles y de la invasión del Líbano ha elevado la tensión entre ambos países.
Algo que, más allá de las consecuencias de carácter humanitarias, también tendrá impacto en la economía, dado que buena parte de la producción mundial de crudo proviene de Irán.
Tanto el barril West Texas Intermediate como el de calidad Brent, de referencia para Europa, suben con fuerza en los últimos días hasta los 73 y 77 dólares, respectivamente.
¿Puede repercutir esta situación a los consumidores que necesiten llenar el depósito de gasolina de su coche? Es la pregunta que se hacen los analistas de Mirabaud Equity Research en un informe donde analizan las claves.
«La respuesta es, con toda seguridad (por desgracia), sí. Tras la reciente subida del precio del barril de petróleo después de los atentados de Irán, los expertos prevén un aumento del precio de la gasolina en Europa y Estados Unidos», señalan desde la entidad.
Especialmente porque Irán comparte el control del estrecho de Ormuz, por donde transita el 15% del suministro mundial de petróleo.
Si bien la producción de petróleo estadounidense está alcanzando niveles récord, los analistas explican que cualquier interrupción importante del suministro a nivel mundial podría seguir afectando a los precios.
«Según los expertos, si las tensiones disminuyen, los precios del petróleo podrían volver a sus niveles anteriores, pero una nueva escalada podría hacerlos subir aún más. Por tanto, es probable un aumento temporal de los precios de los surtidores en Estados Unidos y Europa«, destacan.
El precio de la gasolina podría subir 15 céntimos el galón
Llegados a este punto, desde Mirabaud señalan cómo podría afectar cuantitativamente al consumidor final.
«El petróleo crudo, principal componente de la gasolina, representa casi el 70% del precio de la gasolina ordinaria en el surtidor. Por tanto, no es de extrañar que el precio del galón de gasolina al por menor siga una tendencia similar a la del precio del crudo», apuntan.
El informe apunta a la investigación realizada por la Reserva Federal de Saint Louis, cuya estimación indica que un aumento de 10 dólares en el precio del barril de petróleo está correlacionado con un aumento de unos 25 céntimos en el precio del galón de gasolina ajustado de impuestos y márgenes.
Por todo ello, la firma cree que la escalada bélica podría traducirse en «un aumento de entre 10 y 15 céntimos por galón» de gasolina (3.785 litros), con el impacto siguiente a los consumidores finales.
Cuando sube el petróleo, la gasolina se dispara más rápido que cuando baja
Otro de los factores que subraya este análisis es la rapidez con la que sube la gasolina cuando también lo hace el petróleo, mientras que no se produce el mismo efecto cuando el valor del crudo desciende.
Una relación que explican por varios factores. El primero es el poder de los vendedores en el mercado, puesto que los minoristas pueden aprovechar los cambios de precios para mantener un mayor beneficio global.
«Históricamente, los minoristas suben los precios de la gasolina cuando los precios del petróleo suben para mantener un margen constante. Sin embargo, cuando los precios bajan, los minoristas ajustan los precios a la baja más lentamente porque los consumidores ya están acostumbrados a precios más altos«, señala Mirabaud.
Se trata de un aspecto económico de preservar sus márgenes de negocio, sumado a otro «psicológico» basado en la especulación.
Otro factor son las perturbaciones de la cadena de suministro, como el efecto de un huracán o un tifón en el refinado (o un conflicto como el actual), que también pueden afectar a la transmisión del precio del petróleo.
Esto es así porque, según apuntan los expertos, las refinerías pueden utilizar los precios para controlar sus existencias. Así, cuando escasea la gasolina, las refinerías pueden hacer frente a la escasez prevista subiendo los precios para reducir el consumo.
También afecta al precio el efecto estacional. Desde la entidad lo ejemplifican con Estados Unidos, donde el coste del combustible sube en primavera y en verano, época en la que es más caro producir gasolina, pero baja en otoño.
La firma de análisis apunta a los impuestos como otra de las causas que generan alzas en los precios, más altos en Europa que en el país norteamericano.
«Europa ha optado por gravar los carburantes no sólo para recaudar impuestos, sino también para animar a la gente a comprar coches pequeños y de bajo consumo, ya que aquí no tenemos petróleo, a diferencia de Estados Unidos».
Algo que explica por la presión que ha ejercido históricamente el lobby del petróleo y la mayoría de los políticos republicanos estadounidenses, que «se ha opuesto a los impuestos para mantener alto el consumo».
Por último, el informe destaca motivos relacionados con la producción nacional de petróleo, la capacidad nacional de refinado, el transporte o las subvenciones, que pueden mantener «artificialmente bajos» los costes del combustible.