De Sarasola, íntimo de Felipe González, a tres colegas de Sánchez: el hipódromo de la Zarzuela pierde 84 millones
El Hipódromo de la Zarzuela no ha logrado beneficios ningún ejercicio, desde la quiebra de Enrique Sarasola hasta 2023, cuando registró 6,7 millones de pérdidas.
Construido en los años treinta del pasado siglo, con unas tribunas admiradas por arquitectos de todo el mundo, el pulmón verde más importante de la ciudad de Madrid junto al Parque del Retiro y la Casa de Campo, el hipódromo de la Zarzuela parece predestinado a no brillar todo lo que un complejo como este debería en la capital española, en manos de presidentes y consejeros afines a los gobiernos de turno.
Desde que el empresario Enrique Sarasola, íntimo de Felipe González, lo dejara en quiebra en 1996, y después de que reabriera sus puertas en 2005, ya en manos del Estado, Hipódromo de la Zarzuela, la empresa responsable de la gestión del recinto hípico madrileño, pierde millones de euros todos los ejercicios.
Los gobiernos del PSOE y del PP han ido colocando en la presidencia de la sociedad perteneciente a la Sepi a personas allegadas, muchas veces sin conocimiento alguno de la hípica o de la gestión empresarial, con apariencia de cómodo retiro.
Solo en los dos últimos años la empresa Hipódromo de la Zarzuela ha tenido como presidentes a tres colegas de Pedro Sánchez.
El último, Ernesto Gasco, de la federación vasca del PSOE, concejal del Ayuntamiento de San Sebastián entre 1995 y 2020, uno de los primeros políticos en España en declarar su homosexualidad, propuesto para ocupar la presidencia de Hipódromo de la Zarzuela el pasado mes de diciembre.
Con anterioridad ocupó el cargo Maritcha Ruiz Mateos, exjefa de prensa del PSOE, quien estuvo menos de un año, tras sustituir a Francisco Salazar Rodríguez, uno de los asesores más cercanos a Sánchez, quien tampoco estuvo mucho más tiempo, nombrado secretario general de planificación política por el Presidente del Gobierno.
Álvaro Gutiérrez de la Fuente presidió la sociedad pública entre septiembre de 2018 y 2021. Sin carrera política, exdirectivo de multinacionales como Fiat o la suiza Autovista, propietario de caballos de carreras, criador, parecía por fin la persona indicada para enderezar el rumbo del hipódromo.
Gutiérrez de la Fuente ha continuado como director general de Hipódromo de la Zarzuela hasta el pasado mes de enero. A pesar de los esfuerzos del directivo por reactivar el complejo como centro de ocio de Madrid, la sociedad ha seguido generando pérdidas millonarias.
De acuerdo a las cuentas de la sociedad pública consultadas por este diario, entre 2005 y 2015 Hipódromo de la Zarzuela registró pérdidas anuales de entre dos y tres millones de euros, cerca de 27 millones en total. Pero, a partir de 2015, las pérdidas se incrementaron año tras año, entre seis y ocho millones.
En total, bajo la gestión del Estado, Hipódromo de la Zarzuela ha perdido 84 millones de euros. Ningún año ha logrado beneficios. Nadie hasta ahora ha sido capaz de rentabilizar el complejo, que parece maldito desde su construcción (coincidió con el inicio de la Guerra Civil), ni aristócratas, ni empresarios, ni representantes públicos.
Enrique Sarasola Lerchundi, que a comienzos de los años setenta entabló relación con Felipe González, clave en algunos de los casos más sonados de la España del pelotazo, como KIO, se hizo cargo del hipódromo de la Zarzuela a principios de los años noventa del pasado siglo, a través de su empresa Hipódromo de Madrid.
El empresario, fallecido en 2002, padre de Kike Sarasola, fundador de Room Mate, declaró en concurso la empresa a través de la que gestionaba el hipódromo madrileño en 1996. El hipódromo de la Zarzuela estuvo cerrado durante más de nueve años.
En 2005 el recinto reabrió sus puertas, después de que Patrimonio Nacional e Hipódromo de la Zarzuela alcanzaran un acuerdo para la explotación de la finca.
En 2015, el enfrentamiento entre la Sociedad de Fomento de la Cría Caballar de España y los mayores hipódromos de España derivó en la suspensión de las carreras en el país. Desde entonces la empresa pública a cargo del hipódromo de la Zarzuela no levanta cabeza.
De manera reiterativa, la empresa indica en sus cuentas anuales, año tras año desde 2015, que la suspensión ese año de las carreras sigue afectando a sus resultados.
«Se deterioró la confianza de los propietarios de caballos y patrocinadores», subraya Hipódromo de la Zarzuela en sus últimas cuentas. «Todo ello se ha materializado en una merma de ingresos muy relevante, que a la fecha del cierre del ejercicio 2023 continua sin recuperarse».
La empresa pública reconoce que acumula años de pérdidas y asume que tampoco en 2024 logrará beneficios. Llegado el mes de diciembre, la Sepi inyecta entre seis y siete millones de euros en Hipódromo de la Zarzuela para mantener la actividad.